02 de junio de 2024
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FIN DE SEMANA

Los de Simeone regresan a la ciudad escocesa con el recuerdo del arbitraje en 1974 de Babacan, 'enemigo' número 1 de la afición rojiblanca

La Batalla de Glasgow se revive medio siglo después: El Atlético de Madrid forjó su leyenda en el infierno de Celtic Park

McNill y Adelardo, capitanes, se saludan
McNill y Adelardo, capitanes, se saludan
Más de 73.000 almas abarrotaban Celtic Park el 10 de abril de 1974 para presenciar el partido Celtic-Atlético de Madrid. Un encuentro que pasaría a la historia de las noches europeas con el cuadro madrileño resistiendo con tres hombres menos el asedio escocés. La prensa local metió leña al fuego y sobre el césped el turco Babacan se convirtió en enemigo número 1 de la afición rojiblanca, tras su criticado arbitraje. Cincuenta años más tarde ambos equipos se vuelven a ver las caras.

Hay niños y adolescentes, padres de familia e incluso abuelos que esta noche se sentarán en el sofá de casa o acudirán a su bar de confianza para ver a su Atleti jugar un partido de Champions. Sin embargo, no es un partido cualquiera. La memoria rojiblanca no olvida lo vivido hace casi 50 años en tierras escocesas y, posteriormente, en el emblemático Vicente Calderón, hoy reducido a la nada.

Esos padres y abuelos han vivido muchos años de historia del Atlético de Madrid. Un Atlético que poco se parece al actual equipo del Cholo Simeone. Algunos de los más veteranos vivieron en persona la primera final de Copa de Europa en la historia rojiblanca, allá por 1974. Sin embargo, las semifinales de aquella edición siguen resonando en la memoria de muchos de los atléticos hoy en día.

La batalla de Glasgow

Un apodo que pone nombre al histórico partido entre el Celtic y el Atlético de Madrid el 10 de abril de 1974. Una eliminatoria de ida y vuelta. El primer partido se disputaría en el imponente Celtic Park.

Para los más jóvenes, cabe resaltar que en esa época el Celtic de Glasgow era uno de los mejores equipos del viejo continente. Salió campeón en la edición de 1967 y fue finalista de la de 1970. Al campeón de liga, el Atlético de Madrid, le esperaba uno de los ambientes más hostiles de Europa. Adelardo Rodríguez, delantero de aquel equipo, declaraba para el diario AS: “Fue para tanto… y mucho más. En serio, la batalla no terminó hasta que nos subimos al avión y llegamos a Barajas”.

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Adelardo Rodríguez, delantero del Atlético de Madrid, a principios de los 70

Un encuentro durísimo, un sinfín de patadas y entradas, tres expulsiones por parte de la expedición rojiblanca, un empate a cero que dejaba todo abierto para la vuelta en el Vicente Calderón y con el colegiado turco Babacan como enemigo número uno de la afición rojiblanca.

Sin embargo, ya antes del partido la prensa escocesa rescató una batalla olvidada para calentar la previa. Rubén ‘Panadero’ Díaz, zaguero argentino del Atlético de Madrid, y Jimmy Johnstone, atacante escocés y figura de aquel Celtic, ya se habían visto las caras en 1967. El futbolista escocés había sufrido el férreo marcaje de Panadero durante la final de la Copa Intercontinental entre el Racing de Avellanada y el Celtic.

La prensa escocesa tildó a Panadero de “asesino” y “carnicero”, además de otros calificativos para los jugadores argentinos del Atlético. No les pareció suficiente y destaparon un encontronazo entre el propio Panadero y Ovejero. “Estábamos comiendo y de repente vemos que tiran una silla al suelo y dos se empiezan a pelear. Eran Ovejero y Panadero. Fuimos corriendo a separarlos. ¿Pero sabéis lo que habéis hecho? Que nos jugamos la vida. Nos juntamos todos y les dijimos que o se daban un abrazo ahí mismo o se iban fuera del hotel”, describe Adelardo al diario AS.

“El estadio era fuego. Dentro lleno, fuera lleno. Rodearon incluso a los autobuses de la afición”, explica Heredia. Así fue, más de 73.000 gargantas pusieron voz al infierno escocés. Un ambiente para que Reina, Melo, Ovejero, Eusebio, Panadero, Heredia, Benegas, Adelardo, Irureta, Gárate y Ayala empezasen a escribir la histórica semifinal.

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Imagen del inicio del encuentro. 

Comenzó la batalla con el silbatazo de Babacan, colegiado de la contienda. El propio Heredia relata la nefasta actuación del árbitro turco: “El turco puso el campo en cuesta. Nosotros atacábamos hacia arriba”. Un encuentro donde se señalaron más de 50 infracciones y donde se mostraron un total de 11 cartulinas, tres de ellas rojas.

Una dura entrada de Panadero sobre el habilidoso Johnstone fue la mecha que hizo estallar el partido. Adelardo reconoce la dureza de la entrada: “Estaba encendido con Johnstone. Cuando luego vi la jugada, dije ‘ostras, Pedrín”. Precisamente, Babacan expulsaría a Panadero, después de haber expulsado a Ayala un minuto antes. Y a falta de pocos minutos para el final, también le enseñó la roja a Quique, que llevaba unos minutos en el campo.

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Babacan expulsando a Panadero. 

El propio Johnstones reconocía en una entrevista a El País en 2002 que nunca había recibido tantas patadas como aquella noche. Heredia lamentaba que el arbitraje solo se fijase en los jugadores españoles: “Y de ellos no expulsó a ninguno, y también estaban dando”.

Un encuentro que terminó siendo uno de los mayores ejercicios de resistencia de la historia de la Copa de Europa y de la historia del Atlético de Madrid. Ocho rojiblancos resistieron las embestidas de once escocés con 73.500 almas ensordeciendo el Celtic Park.

La gresca no terminó con el pitido final. “Hubo bronca en el campo y acabó entrando gente hasta el vestuario. Todos los de la comitiva recibimos, incluidos los directivos”, recuerda Heredia. Francisco Melo también recuerda la actuación policial en declaraciones antiguas: "Fuimos a la carrera a protestarle al árbitro y nos cayeron palos por todos lados. La policía, que debía estar para protegernos, nos metió a porrazos en el vestuario".

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La trifulca del final del encuentro con la presencia policial. 

En su regreso a Madrid, reportes de la época rescatan un acto entre Ovejero y el personal del aeropuerto. Dicho personal le escupiría en el pasaporte y se lo tirarían al suelo, todo por un férreo marcaje y por resistir con tres hombres menos ante uno de los mejores equipos de Europa.

El Vicente Calderón vibró

Pese a que el club había recibido una multa de dos millones de pesetas y la amenaza por parte de la UEFA de echarle de las competiciones europeas si la hinchada no se comportaba en el Vicente Calderón, la marea rojiblanca acalló a la UEFA con comportamiento ejemplar.

Una afición que llenó el estadio a la ribera del Manzanares y preparó uno de los mejores ambientes que se recuerdan en el extinto feudo rojiblanco. “Jamás vi otro ambiente igual. Yo no era de ponerme nervioso, pero aquel día en el vestuario me sudaba todo. ¡Qué felicidad!”, resalta Heredia en diario AS.

Gárate y Adelardo devolvieron la entrega de su hinchada con dos goles cerca del final que metían al Atlético de Madrid en su primera final europea. Un estadio que estalló de alegría por la valentía y resistencia que mostró un humilde campeón de liga española en el infierno escocés, para culminar la faena en casa. El Bayern esperaba en la final, pero ése es otro capítulo de la historia rojiblanca.  

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