13 de mayo de 2024
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FIN DE SEMANA

Edificaciones míticas de la capital como el Pabellón de Hexágonos, la casa del Nobel Aleixandre o la piscina Stella han quedado en el absoluto olvido

El devenir de los edificios más emblemáticos de Madrid: De joyas arquitectónicas a la ruina

Piscina Stella (Madrid).
Piscina Stella (Madrid).
La historia de la ciudad de Madrid nos ha dejado grandes edificios emblemáticos, aunque solo unos pocos han logrado sobrevivir en los últimos años. Lo que antes era un desfile de palacetes neogóticos y modernistas en pleno Paseo de la Castellana, actualmente solo han logrado sobrevivir diez edificios con gran valor arquitectónico. Edificios como pagoda de Fisac o las cocheras de Cuatro Caminos quedaron derruidos hace ya dos años. Aunque son muchos los que persisten como la famosa Piscina Stella

Ahora que se acerca el verano, y que las temperaturas aumentan cada vez más, la Comunidad de Madrid adelanta la apertura de piscinas para poder combatir el calor. Una medida que lleva tomándose desde hace muchos años, y  es que en Madrid no hay verano sin piscina. Para poder combatir los meses de verano,  los madrileños cuentan con piscinas municipales y públicas, aunque no siempre son suficientes para tantos habitantes que hay en la capital, a lo que se le suma las largas horas de cola o la falta de aforo para poder acceder a las instalaciones.

Sin ir más lejos, la comunidad madrileña lleva contando con numerosas piscinas desde que se construyeran durante la primera mitad del siglo XX. A pesar de que fueran muchas las que se construyeron, actualmente, solo permanece una en pie, aunque inactiva. Se trata de la Piscina- Club Stella, una de las numerosas joyas arquitectónicas situadas en Madrid en estado de abandono.  Aunque esta no fue la primera en construirse, si no que fue la piscina Niágara, inaugurada en 1879 en la Cuesta de San Vicente número 14.

A la Piscina-Club Stella se le suma también , muchos otros edificios con gran valor patrimonial y cultural, que a la vez,  carecen de protección del tipo de arquitectura moderna. 

La piscina Stella

Apartada del Manzanares y muy próxima al barrio de Ciudad Lineal se encontraba la piscina Stella, la única que a día de hoy permanece en pie, aunque inactiva. Sin duda alguna, una de las construcciones más peculiares de la vanguardia arquitectónica madrileña del siglo pasado.

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Piscina Stella.

Su propietario Pérez-Stella-  de ahí el nombre de la piscina- siguió el consejo de su hijo y utilizó parte de los terrenos de esta finca familiar para construir una piscina.  Durante décadas. Este club con piscina se convirtió en el icono de la modernidad madrileña, siendo el lugar preferido para los madrileños para pasar las tardes de verano, sofocando así los calores del verano.

En aquella década de los 40 se trataba de una idea bastante arriesgada: inaugurar un club con piscina en el barrio de Ciudad Lineal, destinado a una clientela elitista, mientras en el resto de la ciudad se vivían la posguerra. 

Situado en una zona estratégica de Madrid, muy cerca de la base militar norteamericana de Torrejón de Ardoz, era el lugar ideal  para atraer la presencia de militares estadounidenses con poder adquisitivo a los que se ofrecería un lugar exclusivo donde pasar las tardes de verano. También era el punto de encuentro de  artistas, famosos y celebrities como la actriz de Hollywood,  Ava GadnerAntonio Machín o Xavier Cugat. 

En este momento, las instalaciones del Club Stella recreaban un aspecto de modernidad, ante las estrictas normas morales del franquismo. 

A pesar de vivir grandes décadas de esplendor en la Piscina-Club Stella,  su éxito fue disminuyendo poco a poco, llegando a competir en los años 80 con otras piscinas privadas, cada vez más baratas. Stella no pudo hacer frente a las nuevas formas de ocio de la capital y en el año 2006 fue clausurada para el público. 

En 2011, el  Ayuntamiento de Madrid integró este conjunto arquitectónico dentro de un que plan de protección con el fin de  impedir que se  modificaran su fachadas o jardines, derivando en un estado  abandonado y deteriorado.

El Pabellón de los hexágonos

En 1958, esta obra de José Antonio Corrales y Ramón Vázquez Molezún ganó el primer premio de la Exposición Universal de Bruselas, superando a uno de los iconos de la capital belga, el Atomium.  Sin embargo, nadie diría que ganó este premio con solo verla desde lejos. Sus muros desconchados, las paredes llenas de grafitis y las sombrillas caídas a pedazos son solo una parte del deterioro de este edificio. 

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Pabellón de los hexágonos.

Su diseño modular a base de paraguas invertidos de forma hexagonal, hizo que la obra fuera  muy innovadora para la época. El conjunto tiene una superficie de 3020 m2 y está formado por 130 hexágonos cuya disposición se asemeja a unos paraguas invertidos que recogen el agua de la lluvia, sustentados por un fuste que facilita la evacuación de la misma a una curiosa arqueta que es a la vez cimentación y de ahí es conducida a la red de saneamiento.  

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Pabellón de los Hexágonos en 1958.

Tras ser premiada en 1958, Franco mandó instalarla en la Casa de Campo, donde se celebraron varias ferias del campo entre 1950 y 1975, cuando comenzó su olvido.

Tras décadas en el olvido, el Ayuntamiento de Madrid decidió poner en marcha obras para su rehabilitación de un tercio del pabellón, con el fin de recuperarlo como espacio expositivo.  Para su rehabilitación se están usando técnicas actuales y clásicas para mejorar las prestaciones de los materiales, utilizando tecnología contemporánea.

La vivienda de Vicente Aleixandre

Desde hace décadas, la casa de Premio Nobel de Literatura, en la que Federico García Lorca tocaba el piano, en la que Vicente Aleixandre conoció al poeta Miguel Hernández o en la que paseaban otros ilustres literatos, como Jorge Guillén o Ángel González, ha quedado totalmente abandonada.

El poeta español, uno de los máximos exponentes de la Generación del 27 y Premio Nobel de Literatura en 1977, componía los versos: "Recordar es obsceno, peor: es triste. Olvidar es morir", unas palabras compuestas en la casa del número 3 de la entonces calle Velintonia, rebautizada después con el nombre del escritor, donde pasó gran parte de su vida.

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Vicente Aleixandre en su biblioteca personal.

Vicente Aleixandre nació en Sevilla en 1898 y  murió el 13 de diciembre de 1984 en Madrid, ciudad en la que vivió desde los 11 años. Tras su muerte, la casa donde había vivido su exilio interior y donde produjo casi toda su obra, fue el punto neurálgico y refugio de otros artistas y autores  durante la dictadura franquista, lo que la convertiría en un elemento esencial, que ahora crea debate por su conservación y la indiferencia hacia su legado.

A pesar de no tener ningún valor arquitectónico, cuenta con un gran valor cultural y sentimental. 

Desde 1995, la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre lucha por que este lugar lleno de historia de los autores más importantes del siglo XX- centro clandestino de peregrinación para los jóvenes rapsodas durante el franquismo-  se convierta en una Casa de la Poesía que impulse recitales y que propague la obra del escritor sevillano.

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Casa de Vicente Aleixandre.

En 2021, la Comunidad de Madrid comenzó a preparar el expediente de declaración de la residencia del poeta como Bien de Interés Patrimonial (BIP), aunque muchos consideran que debería ser reconocida como Bien de Interés Cultural (BIC). Una categoría a la que se han opuesto distintos frentes, entre ellos el Ministerio de Cultura y el Gobierno de la Comunidad de Madrid, por considerar que la casa no tiene ningún valor arquitectónico ni material, sino meramente simbólico, y que no contiene ningún bien en su interior. 

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