La última novedad con la pensión por incapacidad permanente que lo cambia todo

En España, la pensión por incapacidad permanente es un tema crucial para aquellos que, debido a enfermedades o accidentes, no pueden continuar trabajando.

Esta prestación puede transformar vidas, proporcionando un soporte financiero esencial para quienes no pueden desempeñar su actividad laboral habitual.

Con cambios recientes en la lista de enfermedades que permiten solicitar esta pensión, es importante entender en qué consiste esta prestación, a quién va dirigida y qué condiciones médicas se consideran válidas.

¿Qué es la pensión por incapacidad permanente y a quién va dirigida?

La pensión por incapacidad permanente es una prestación económica destinada a trabajadores que, tras haber sufrido una enfermedad o accidente, no pueden seguir trabajando.

Esta prestación puede ser solicitada por cualquier persona que cumpla con ciertos requisitos, incluyendo no haber alcanzado la edad de jubilación, estar inscrito en la Seguridad Social y haber cotizado durante un período mínimo. Los casos de enfermedad profesional o accidente laboral están exentos de este requisito de cotización mínima.

El camino para obtener esta pensión puede comenzar de diversas maneras: de oficio por parte de la entidad gestora, a petición de la Inspección de Trabajo, a solicitud del Servicio Público de Salud, a petición de las entidades colaboradoras, o directamente por el interesado.

El trámite puede realizarse en la sede electrónica de la Seguridad Social o en un Centro de Atención e Información de la Seguridad Social.

Lista de enfermedades con las que puedes solicitar la pensión por incapacidad permanente

Recientemente, el listado de enfermedades con las que se puede pedir esta prestación se ha actualizado, siendo ahora más amplio. Aunque no existe una lista oficial definitiva, algunas enfermedades comúnmente asociadas a esta prestación incluyen:

• Trastornos del sistema nervioso: Enfermedades como Alzheimer, Parkinson y esclerosis múltiple.
• Enfermedades cardíacas: Cardiopatías, miocardiopatías, arterioesclerosis e infarto agudo de miocardio.
• Cánceres: Diferentes tipos de cáncer, incluyendo cáncer de mama, pulmón y recto.
• Enfermedades reumatológicas: Artritis reumatoide, fibromialgia y síndrome de fatiga crónica.
• Trastornos respiratorios: EPOC, asma profesional y enfisema.
• Enfermedades digestivas: Enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa y obesidad mórbida.
• Problemas oculares: Retinopatía diabética y glaucoma.
• Enfermedades psiquiátricas: Depresión, trastorno bipolar y esquizofrenia.
• Otras condiciones: Lumbalgia crónica, síndrome de Ménière y neuropatía cubital.

La prestación generalmente corresponde al 55% de la base reguladora del trabajador, incrementándose en un 20% adicional al cumplir los 55 años. Este incremento es un alivio considerable para quienes se ven impedidos de trabajar a largo plazo.