El gigante Agroalimen vive tiempos de cambios tras la jubilación el mes pasado del que ha sido su CEO durante casi 3 lustros, Joan Cornudella, que acaba de ser relevado en el cargo por Juan Bautista Martín Alonso.
Joan Cornudella se retira a los 65 años "después de casi quince años de dedicación y una dilatada trayectoria de éxitos", señala la compañía, que destaca de su sustituto su "perspicacia operativa y audacia estratégica, así como por su compromiso y habilidad excepcional para construir y liderar equipos".
En la matriz de Gallina Blanca también hay novedades en la cúpula tras los progresivos pasos en favor de su jubilación de Artur Carulla Font, sobrino del visionario que fundó la compañía en plena Guerra Civil, Lluís Carulla. Este directivo de 75 años se hizo a un lado en 2020 al cederle la presidencia de Agroalimen a su primogénito, Artur Carulla Mas.
Agroalimen dio en 2019 entrada a los miembros de la tercera generación de la numerosa familia Carulla, que ha visto con alegría como las ventas de la empresa alcanzaban los 2.284 millones de euros de ventas entre enero y septiembre de pasado año.
A cuenta de los resultados de 2023, la familia Carulla recibió 52 millones de euros de dividendo, el mayor desde 2009 y el primero desde el pandémico 2020.
Los Carulla y Cataluña
La familia mantiene los buenos bríos empresariales mientras no descuida la realidad catalana. Cabe recordar que el fundador del grupo también puso en marcha en 1961 Òmnium Cultural y que la Fundación Carulla promovió en 2010 el nacimiento del diario nacionalista Ara, deshaciéndose de sus acciones en 2019.
La Vanguardia señaló del fundador que "como mecenas fue uno de los miembros que en 1961 fundaron Òmnium Cultural, revitalizó el Orfeó Català, fundó la Fundació Jaume I, actualmente denominada Fundació Carulla, la editorial Barcino y finalmente el Museu de la Vida Rural ubicado en l'Espluga de Francolí".
En 2015 la cúpula de Agroalimen se posicionó en favor de un nacionalismo catalán que no promoviese la ruptura con España y en 2017 recibió críticas por parte del 'unionismo' por decidir mantener su sede en Barcelona pese al éxodo de empresas que sufrió Cataluña a cuenta del procés.
87 años de historia
La historia del grupo empezó en el año 1937 con la creación en Barcelona, por parte del mecenas catalanista Lluís Carulla, de la marca de condimentos de caldo deshidratados Gallina d'Or (posteriormente conocida como Gallina Blanca), que con el paso de las décadas (y el éxito desde los años 50 con Avecrem) fue evolucionando hasta convertirse en GBfoods.
Agroalimen. | El Cierre Digital
Este gigante originario de Cataluña emplea a 3.600 personas y está presente en más de 50 países: España, Italia, Alemania, Francia, Bélgica, Países Bajos, Suecia, Finlandia, Nigeria, Ghana, Argelia o Senegal.
En estos mercados opera con marcas como Gallina Blanca, Jumbo, Erasco, Gino, Liebig, Star, D&L, Grand'Italia y Blå Band, entre otras. "Algunas de nuestras marcas más preciadas han estado presentes durante más de 150 años en las cocinas de nuestros consumidores, hasta el punto de convertirse en una parte esencial de la cultura local", señala el grupo, en referencia a compañías más veteranas que ha adquirido.
Especial fuerza muestra Affinity, que es una empresa con más de 50 años de experiencia en la fabricación de productos de nutrición animal. "Tenemos una posición de liderazgo en la alimentación para perros y gatos en España, somos quintos en Europa y sextos en el mundo", aseguran.
Esta empresa cuenta con 1.100 trabajadores, tiene su sede central en Barcelona, dispone de 4 fábricas y de sendas oficinas en París y Milán.
Problemas para el sector agroalimentario catalán
A otros emblemas del sector agroalimentario catalán no les sonríe la economía como a Agroalimen. Es el caso de Danone, que va camino de perder dos de sus cuatro plantas de trabajo en apenas dos años, o Freixenet.
El pasado año Danone vendió su factoría de lácteos en Salas (Asturias) a la empresa familiar holandesa Royal A-ware, lo que supuso 70 despidos, y a inicios de año anunció el cierre de su fábrica en Parets del Vallès (Barcelona).
Este municipio vallesano de menos de 20.000 habitantes sufrirá un buen golpe ya que el cierre de la planta implicará 157 despidos. El Grupo Danone aduce una supuesta reducción de ventas en los productos que se fabricaban en la planta catalana, pero fuentes sindicales dudan de esta afirmación.
Por otra parte, los nuevos dueños de Freixenet no parecen generar demasiada confianza en el Govern, que ha frenado el Expediente de Regulación de Empleo Temporal (ERTE) que el gigante alemán Henkell ha intentado aplicar al 80% de la plantilla del emblemático productor de cava.
615 trabajadores iban a verse afectados por esta medida que ha intentado justificarse "por fuerza mayor", una causa que suele aplicarse por incendios y otras situaciones imprevisibles. La compañía catalana que dice querer ayudar a celebrar "los grandes momentos de la vida" intentará aplicar un ERTE sin utilizar la fuerza mayor como argumento principal.
Desde Comisiones Obreras admiten preocupación ante la situación, los trabajadores de la compañía no descartan movilizaciones y la Consellería de Empresa i Treball recuerda que "hay dos elementos que justifican los ERTES de fuerza mayor ordinaria que son capitales: la imprevisibilidad y la inevitabilidad".
El Cierre Digital 
