Si padeces alguna de estas enfermedades, podrías solicitar la pensión por incapacidad
Si tu enfermedad afecta tu capacidad para trabajar, esta pensión puede ser la solución que necesitas
La pensión por incapacidad permanente es una de las ayudas más importantes para aquellos que no pueden seguir trabajando. La Seguridad Social, consciente de esta realidad, ha ampliado los criterios para poder acceder a esta prestación. Ahora, más personas pueden solicitarla si su enfermedad afecta gravemente su vida laboral.
Este tipo de pensión busca compensar a quienes, debido a una enfermedad, ya no pueden realizar su trabajo habitual. Es un alivio económico en momentos difíciles, cuando la salud impide continuar con la rutina profesional.
¿Cómo se determina la incapacidad?
El Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) es la entidad encargada de valorar y reconocer el grado de incapacidad permanente. Este proceso se realiza a través de un Tribunal Médico, que examina detenidamente la situación del solicitante. No se trata de una evaluación superficial, sino de un análisis exhaustivo que considera el impacto real de la enfermedad en la capacidad de trabajar.
No existe un listado oficial de enfermedades que garanticen de forma automática la concesión de esta pensión. Pero sí hay ciertos padecimientos reconocidos por su gravedad. Entre ellos, encontramos afecciones cardíacas, problemas neurológicos, trastornos psicológicos y enfermedades reumáticas, todas con un impacto significativo en el ámbito laboral.
Enfermedades más comunes que permiten solicitar la pensión
Algunas enfermedades son más conocidas por su capacidad para incapacitar a las personas. Entre las cardiovasculares, destacan la arteriosclerosis o el infarto agudo de miocardio. Estas condiciones pueden limitar severamente las funciones diarias, y el tribunal médico evalúa con detenimiento cada caso.
Las enfermedades oncológicas también ocupan un lugar importante. Tipos de cáncer como el de mama, pulmón o recto, así como las secuelas que dejan los tratamientos, son tomados en cuenta al momento de solicitar esta pensión.
Por otro lado, los problemas respiratorios como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y el enfisema pulmonar también se consideran graves.
Solicitar la pensión por incapacidad permanente requiere cumplir ciertos requisitos. El solicitante debe demostrar que aún no ha alcanzado la edad de jubilación y que ha cotizado lo suficiente antes de que se le diagnosticara la enfermedad o sufriera el accidente.
Una vez presentada la solicitud, el Tribunal Médico evalúa toda la documentación. En algunos casos, también se realiza una valoración física del solicitante para corroborar su estado de salud.
Enfermedades que pueden dar lugar a la pensión
Entre las condiciones que pueden llevar a la incapacidad permanente encontramos un amplio espectro de enfermedades. Algunas de las más comunes son la ataxia, la artrosis cervical y la artritis reumatoide. Enfermedades degenerativas como la esclerosis múltiple o la espondilitis anquilosante también son reconocidas por su impacto incapacitante.
Trastornos psicológicos como la depresión o el trastorno bipolar también pueden llevar a una incapacidad permanente, especialmente cuando las terapias no logran mejorar significativamente la condición del paciente.
Las enfermedades hepáticas, renales o respiratorias, como la fibrosis quística o la silicosis, son otros padecimientos graves que pueden dar lugar a su concesión. Además, trastornos neurológicos como la epilepsia o la esquizofrenia también se incluyen en esta categoría.
Cada solicitud es única y se evalúa de manera individual, teniendo en cuenta la gravedad de la enfermedad y su impacto en la vida laboral. Esta pensión ofrece una red de seguridad para quienes necesitan un apoyo económico cuando más lo requieren.
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