
La última reivindicación del escritor Juanra Bonet: 'Se está perdiendo lo auténtico'
El periodista y escritor madrileño presenta 'Amores improbables', un libro donde "hay historias de lucha por la vida"
En un Madrid donde las franquicias ganan terreno a los bares de toda la vida, Juanra Bonet sitúa Amores improbables (Central Librera), su última novela, como una reivindicación silenciosa de los lugares y las personas que la ciudad olvida.
Juanra Bonet, nacido en Madrid en 1978 y licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, es periodista y escritor. Con una trayectoria consolidada en medios nacionales, combina su labor informativa con una pasión literaria que le ha llevado a publicar varias obras centradas en realidades sociales poco visibles.

Su estilo se caracteriza por una escritura honesta, directa y cargada de humanidad, rasgos que vuelven a quedar patentes en esta nueva novela. El autor nos introduce en un restaurante céntrico, de esos que sobreviven a base de menú del día, camareros de confianza y vajillas desportilladas.
Allí, en apenas unas horas, transcurre una historia donde las vidas de tres personajes se entrelazan: Juan, Jimena y Marcial, un camarero que observa, escucha y, sin quererlo, revive su propia biografía entre platos servidos y conversaciones ajenas. En elcierredigital.com hemos entrevistado a Juanra Bonet.
- ¿Por qué ha situado la historia en un Madrid tan reconocible y contemporáneo?
- Porque creo que cada vez hay más franquicias y menos restaurantes auténticos y pequeños, aunque todavía quedan algunos por el centro.
Me gustaba dar voz a ese tipo de establecimientos donde la carta es muy de batalla, con camareros de toda la vida, alejados de los locales modernos que han uniformado todas las ciudades. A veces es difícil reconocer en qué ciudad estás.
- ¿Qué le llevó a escribir una historia que transcurre en tan pocas horas? ¿Qué le aportaba narrativamente ese tiempo comprimido?
- Lo interesante de ese tiempo reducido es que permite que una conversación viaje entre el pasado, el presente y el futuro. Es lo que ocurre entre Jimena y Juan, los dos personajes que dialogan de manera continua.
Al mismo tiempo, tenemos el punto de vista de Marcial, un camarero que los observa, les sirve y reflexiona sobre su propia vida. Él trata de descifrar qué ocurre entre esos dos personajes que le llaman tanto la atención.
- ¿Por qué decidió dar protagonismo a alguien con este perfil social, como Marcial?
- Vivimos rodeados de personas que nos atienden: camareros, enfermeros, empleados de banco… pero nunca pensamos en la vida que hay detrás de ellos.
En el caso de la hostelería, muchos tienen condiciones precarias y vidas muy duras, pero nunca serán los héroes de una novela.

Yo quería darles voz, mostrar que detrás de la barra hay historias de lucha por la vida. Marcial es alguien que llegó del mundo rural a Madrid hace décadas, en busca de una vida mejor. Hoy sigue ocurriendo: mucha gente viene a la ciudad con ese sueño, que no siempre se cumple.
- Y en esa línea está también Fernanda, la mujer de Marcial.
- Sí, es limpiadora, una mujer muy trabajadora que limpia escaleras y casas ajenas. He querido rendir homenaje a esas personas que tienen empleos invisibles y muy duros. Muchas veces se piensa que no tienen aspiraciones, pero también tienen sueños, frustraciones, y vidas complejas.
No quería hacer un documental ni algo panfletario, sino que el lector se enganche a una historia en la que pasen cosas, en la que espere qué ocurrirá con los personajes.
- Pasando a su faceta como escritor, ¿qué le aporta la literatura que no encuentra en su trabajo como periodista?
- La mayoría de los de mi generación soñábamos con escribir. El periodismo era una vía para llegar a eso. Desde niño he sido muy lector, me apasionaba la literatura, pero no me atrevía a dar el salto. Tenía el síndrome del impostor.
En cuanto tuve tiempo libre, escribí mi primera novela, El fantasma de Ron Hackson, sobre los años más duros del VIH y el SIDA. Descubrí que me resultaba más fácil de lo que creía. Al final, llevo escribiendo toda la vida.

- ¿Y cómo influye su experiencia como periodista en su estilo literario?
- En periodismo aplicamos la pirámide invertida: lo importante va al principio. En literatura es lo contrario: vas de menos a más para mantener la atención.
En cuanto al estilo, intento escribir con una prosa clara, visual, cercana al lector, que no haga falta consultar el diccionario. Ahí me han ayudado mucho el periodismo y también el cine, que consumo sin parar.
- ¿Está trabajando ya en nuevos proyectos?
- Sí. Ahora estoy escribiendo un libro de no ficción sobre folclórica, que quiero publicar en Navidad. Después me pondré con la tercera novela, que estará conectada con las dos anteriores.
No será una trilogía al uso, pero sí compartirá personajes. De hecho, Juan Villar, que aparece en esta novela y en El fantasma de Ron Hackson, será el nexo. Quiero que haya una unidad narrativa entre las tres obras, aunque se puedan leer por separado.
- ¿Las novelas están inspiradas en vivencias personales?
- No son autobiográficas, pero sí hablan de situaciones que he vivido o me han contado, entornos que conozco, preocupaciones reales.
Todas abordan temas sociales que me importan y que creo que merecen ser contados desde la empatía y la humanidad.
-¿Y para cuándo esa tercera novela?
-La idea es escribirla en 2026. Ya tengo el título, la trama, todo en la cabeza… pero aún no puedo contar nada. Primero quiero cerrar bien el libro de no ficción. Pero vamos, que ya está en marcha.
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