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Una representación de una figura religiosa central con túnica blanca y halo rodeada de ángeles en un fondo radiante.
CULTURA

La resurrección, algo más que cuestión de fe: Pruebas de que la muerte no es el final

Autores como J. J. Benítez y científicos como Roger Penrose son tajantes en sus investigaciones y creen en el más allá

Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha sentido una profunda inquietud por lo que sucede después de la muerte. Civilizaciones milenarias dedicaron sus vidas a asomarse al umbral del más allá, convencidas de que el último latido del corazón y la muerte del cuerpo físico no eran el final definitivo. De ahí los rituales —muchas veces extravagantes— con los que algunas culturas antiguas preparaban tumbas y cadáveres.

Hoy, en plena era digital, en un mundo dominado por redes sociales y avances tecnológicos, la velocidad no debería impedirnos detenernos un instante a reflexionar con sentido común.

Este impulso interior lleva a considerar la conmemoración de la resurrección de Jesucristo como un hecho que merece atención, ya sea desde la fe o, en su ausencia, desde una mirada ecuánime. Al final, como se dice coloquialmente, “va a ser que sí”.

Vivimos tiempos laicos y materialistas, donde la prisa constante muchas veces impide al prójimo tomarse unos minutos para reflexionar sobre cuestiones profundas, como la posibilidad de vida después de la muerte.

Comprender que los dogmas de fe no tienen por qué coincidir con la religión institucionalizada —y mucho menos con sus escándalos— ayuda a despojarse de prejuicios. Analizar el mensaje de Jesús sin temor puede resultar beneficioso, incluso para quienes se aferran al materialismo o al escepticismo más irreverente.

Una figura con túnica blanca de pie frente a una cueva con una gran piedra redonda a un lado.
Jesucristo | Church of Jesuschrist

En las civilizaciones antiguas ya se aludía a un más allá. Los griegos hablaban del Hades, aunque sin concebir la resurrección como un regreso físico a la vida. Homero lo retrataba como un destino sin retorno, y Platón especuló con la reencarnación, pero no con una resurrección como tal.

En el judaísmo, el Antiguo Testamento menciona el sheol, un espacio similar al Hades, aunque con una diferencia: se abre la posibilidad de esperanza. El Señor es Dios tanto de vivos como de muertos, con poder sobre ambos mundos.

Sin embargo, ni siquiera los judíos esperaban explícitamente que el Mesías resucitara tras su muerte. Jesús, en cambio, habló abiertamente de su pasión, muerte y resurrección como cumplimiento de la voluntad del Padre, incluso cuando sus propios discípulos —como Pedro— no aceptaban esa idea.

La fe cristiana

Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” (Juan 11:25-27).

Esta es una de las citas bíblicas más significativas sobre la resurrección, especialmente recordada durante la Semana Santa. Para los cristianos, no se trata solo de un dogma, sino del pilar fundamental de su fe.

Más allá de las distintas ramas del cristianismo —católicos, evangélicos, ortodoxos, protestantes o mormones— todos comparten la creencia en la resurrección de Cristo como un acontecimiento histórico, sustentado en testimonios, documentos y el legado de los primeros seguidores de Jesús. Los apóstoles dieron testimonio directo de lo vivido, y su convicción ha atravesado los siglos.

Especial relevancia tiene la figura de Pablo de Tarso, quien pasó de ser perseguidor de cristianos a convertirse en uno de los grandes apóstoles de la fe, tras su experiencia con Cristo resucitado camino a Damasco.

Una pintura religiosa que muestra a dos personas y un caballo blanco frente a un paisaje montañoso con una figura sagrada en el cielo.
Jesucristo en Damasco | Catholic.net

En su carta a los Corintios (1 Cor 15, 3-5), afirma que Cristo murió, fue sepultado, resucitó al tercer día y se apareció a sus discípulos, entre ellos a Cefas (Pedro).

A lo largo del tiempo, teólogos y analistas han sostenido que es inverosímil que los discípulos hubiesen urdido un fraude para proclamar la resurrección. El episodio de Pentecostés es otro pilar del relato cristiano, cuando Pedro declara: “Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte” (Hechos 2:36).

A pesar de las divisiones, errores humanos, escándalos y contradicciones cometidas en nombre de Cristo, el mensaje esencial de amor, perdón y vida eterna sigue vigente. La resurrección continúa siendo un símbolo de esperanza para millones en todo el mundo.

Las pruebas del más allá

No solo la fe cristiana aporta testimonios sobre la continuidad de la vida tras la muerte. Existen numerosos estudios, libros y documentales que han explorado experiencias cercanas a la muerte (ECM). Uno de los más populares es La Historia de Dios, presentado por Morgan Freeman, donde se relata el caso de un hombre que permaneció ahogado durante 15 minutos y describió una experiencia de luz, paz y presencia espiritual antes de volver a la vida.

Otro libro clave es Vida después de la vida, del psiquiatra Raymond Moody, publicado en 1975. En él, Moody recoge más de 150 testimonios de personas que vivieron ECM. Sus relatos coinciden en sensaciones de paz, desprendimiento del cuerpo, visión de túneles oscuros con luz al final, encuentro con seres de luz y revisión de la vida pasada.

El neurocirujano Eben Alexander también relató su experiencia en La prueba del cielo, tras haber estado en coma por una meningitis. Sostiene que la ciencia está en condiciones de demostrar que el cielo existe.

Un hombre sonriente con camisa a cuadros azules y fondo gris.
Eben Alexander | Fundación Icloby

El escritor español J.J. Benítez también ha aportado una extensa investigación en su libro Estoy bien, que reúne más de 160 casos de apariciones de personas fallecidas. Benítez dedicó más de 40 años a recopilar estos testimonios, seleccionando los más consistentes, verificados incluso en segundas y terceras entrevistas.

En entrevistas, Benítez ha afirmado que existe una vida física después de la muerte, una dimensión desconocida y maravillosa que no debería generar miedo. Según su investigación, los “resucitados” suelen transmitir paz, felicidad y mensajes de consuelo como “estoy bien” o “no llores más”.

Contrario a lo que algunos piensan, la ciencia también ha indagado en estos fenómenos. Investigadores holandeses estudiaron más de 70 casos de personas clínicamente muertas que aseguraban haber visto escenas del mundo real mientras estaban sin signos vitales. Estos casos han reforzado la idea de que la conciencia puede existir separada del cuerpo.

Uno de estos pacientes, clínicamente muerto durante 20 minutos tras una operación, revivió con recuerdos precisos de lo que ocurría a su alrededor, lo que sigue desafiando los límites del conocimiento científico.

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