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Un hombre sonriente sostiene un cartel promocional de una película con varios nombres de actores y actrices.
CULTURA

Raphael fue el único cantante de su generación en lograr éxito en el cine.

A finales de los 60, Raphael colocó varios filmes entre los más taquilleros y abrió mercado en la Unión Soviética.

Cuando Raphael se convirtió en cantante de éxito, el cine español vivía una etapa particular. El cine folklórico iniciaba cierto declive y la crítica especializada lo consideraba como demodé. Los productores intentaron encontrar el relevo del cine musical patrio en los ídolos pop. 

Siguiendo la estela del cine inglés, Karina, Miguel Ríos, Massiel o Julio Iglesias intentaron sustituir los éxitos de  Juanita Reina, Lola Flores o Paquita Rico. Curiosamente, ninguna de las figuras pop llegó a tener una carrera larga en el cine como, sin embargo, sí la tuvieron las representantes del cine folklórico. La excepción fue Raphael. 

La primera vez que Rafael Martos  asomó a una pantalla de cine fue en un pastiche titulado Las Gemelas (1963). Producida por Marujita Díaz, fue un intento de lanzar a Maleni Castro como ídolo teen para ensombrecer a Marisol. No funcionó, pero como dato queda que en este musical fue donde el cantante usó por primera vez su nombre con «ph». Según la leyenda, porque fue contratado por Philips y era una manera de identificar cantante y discográfica. La realidad siempre es más prosaica: el sonido «f» para los angloparlantes se corresponde en la escritura con "ph".

Su siguiente trabajo ya fue como protagonista tres años después. Por el camino, había ganado el Festival de Benidorm en 1962, representado a España en Eurovisión 66 y vendido millones de discos. Con Cuando tu no estás (1966), de Mario Camus, se pretendía explotar la fama del cantante en el cine. El cineasta cántabro intentó una mezcla de cine de autor con el musical pop. La historia de un hombre que después de buscar la fama con la ayuda de una periodista, la olvida al conseguir el éxito. La chica de la película fue  María José Alfonso.

Cartel de la película
Cartel de la película 'El Golfo'. | El Cierre Digital

A esto le siguieron dos productos más con CamusAl ponerse el sol (1967) y Digan lo que digan (1967). En ambas, la pareja femenina era Serena Vergano, una esbelta italiana que se postulaba musa de intelectuales y se retiró para casarse con el arquitecto Ricardo Bofill y ser luego suegra (aunque breve) de Chábeli Iglesias. Estos filmes, que contaban con guiones de Antonio Gala, constituyeron grandes éxitos de taquilla no sólo en España. Llegó a abrir mercados en la Unión Soviética. Tanta repercusión tuvieron en el país que propiciaron una gira de él allí. Una relación que nunca se ha roto. A día de hoy, Raphael sigue siendo un ídolo en ese país. 

Tras romper su asociación artística con Mario Camus se unió con Vicente Escribá, con el que rodó sus tres películas más recordadas. El golfo (1968), con factura internacional, le presentaba como un toy-boy en Acapulco que seduce a una millonaria americana de vacaciones en la ciudad mexicana: la oscarizada Shelley Winters.

A ésta le siguió El Ángel (1969) donde interpretaba a un mafioso que, para huir de la policía, se hacer pasar por fraile en un convento y de paso, ayuda a sus compañeros de sotana a ganar un concurso de coros. Cerraba su trilogía con Escrivá con el drama Sin un adiós (1970). La cinta contenía un número musical con reminiscencias bondage. 

Un desnudo y un documental polémico

Tras un parón de tres años, el cantante rodó en México una película inédita en nuestro país: Volveré a nacer. El motivo de su no estreno en nuestras pantallas fue que la cinta contenía escenas de sexo, incluyendo un desnudo integral del cantante de espaldas. Compartía escenas de alta intensidad con la bella Verónica Castro.

Una mujer sin camisa de pie junto a una cama mientras un hombre la observa desde la cama con una expresión de sorpresa.
Raphael y Verónica Castro en 'Volveré a nacer'. | El Cierre Digital

Dos años después se despidió del cine con una curiosa película. Rafael en Raphael (1975) era un docudrama que analiza al cantante como fenómeno sociológico. La idea se le ocurrió a su director, Antonio Isasi-Isasmendi, cuando coincidió con Raphael en la Unión Soviética y pudo ver el éxito que tenía el artista detrás del Telón de Acero.

La cinta recoge un viaje de la estrella a Moscú, imágenes de su vida familiar, encuestas sobre él a pie de calle, declaraciones políticas hoy inimaginables (el de Jaén se confesaba franquista) e intervenciones de amigos como Manuel Benítez El Cordobés o Massiel y de la esposa del cantante (Natalia Figueroa).

El montaje final no gustó nada a su protagonista, que abandonó el estreno del film en diciembre de 1975 y se enfadó con los amigos que habían hablado en la película. Molesto con el director, al que consideraba amigo, decidió poner punto y final a su carrera en el cine. Eso sí, la obra de Isasi-Isasmendi es un impagable retrato del cantante y de la sociedad de la época.

La vuelta de la mano de Álex de la Iglesia

Alejado de la pantalla grande, el cantante hizo dos trabajos más como actor: un culebrón en Argentina en 1978 y el musical Jeckyll y Hyde en 2000 que había representado en Londres Cliff Richards, el cantante internacional que más se parece a Raphael. 

En 2015, el de Linares volvió a la pantalla grande de la mano de  Álex de la Iglesia. Fue en Mi gran noche. La unión entre director y estrella, con una concepción del mundo del espectáculo bastante similar, permitía al de Linares retomar una carrera cinematográfica que había quedado en punto muerto en 1975. Para muchos, especialmente los más jóvenes, el pasado fílmico de Raphael es casi desconocido. En esta película, estaba arropado por actores como Carmen Machi, Toni Acosta, Pepón Nieto o Mario Casas y realizaba una interpretación autoparódica. 

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