
'El Tato' vuelve al ruedo: Quién era el torero al que Pombo resucita con su Cervantes
Álvaro Pombo recordó en su discurso del Premio Cervantes al torero andaluz Antonio Sánchez, figura del refranero español
El veterano y reconocido escritor Álvaro Pombo (Santander, 1939) recibía el pasado 23 de abril el Premio Cervantes de manos del rey Felipe VI. Y en su discurso de presentación en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, que fue leído por el escritor Mario Crespo, hizo referencia a dos nombres: don Quijote de la Mancha y al mítico torero 'el Tato'.
En el caso de este último, y detrás de ese apodo taurino, se encuentra la figura del diestro sevillano Antonio Sánchez. Uno de los personajes más mencionados en el lenguaje coloquial español, así como también lo fueron en su día 'Fulano', 'Mengano' o 'Rita la Cantaora'.

“Ahora nadie se bate en duelo por su honor ni por el honor de España ni por el del Tato”, leía Crespo sobre las palabras escritas por Álvaro Pombo.
Y es que el nombre de este torero andaluz perdura en la cultura popular española con la famosa frase “no ha venido ni el Tato”. ¿Pero, de dónde viene esta expresión tan utilizada?
Quién fue el torero Antonio Sánchez 'el Tato'
Antonio Sánchez García (Sevilla, 1831) fue un torero, conocido como 'el Tato', que fue muy popular en la segunda mitad del siglo XIX. Nació y se crio en el barrio sevillano de San Bernardo, donde comenzó a practicar el toreo.
'El Tato' participó en varias capeas y entre 1849 y 1850 fue novillero en una cuadrilla de pegadores portugueses. Al año siguiente, ingresó como puntillero en la cuadrilla de Juan Lucas Blanco. Pronto comenzó a ganar reconocimiento por su forma de encarar al toro y de torear con el volapié. Su fama le permitió estar presente en innumerables eventos taurinos, saraos y otros festejos.
Su rivalidad con el Gordito también labró su popularidad. El Tato era apoyado en todo el país menos en Andalucía, donde el Gordito era más querido, sobre todo, en Cádiz. Sin embargo, Antonio Sánchez era reconocido por sus estocadas, de ahí que se suela decir “anda y que te mate el Tato” cuando se le desea a alguien un rápido final.
En 1861 se casa con Salud Arjona y Reyes, una de las hijas de su antiguo maestro Cúchares. El antiguo torero al principio no vio con buenos ojos la relación, pero acabó apoyándola.

El 7 de junio de 1869 'el Tato' participaba en una corrida en Madrid organizada para conmemorar la nueva Constitución de 1869. Junto con él se encontraban los toreros Lagartijo y Villaverde. En esa corrida recibió una grave cornada en la pierna derecha, de cuatro centímetros de largo. Finalmente, la pierna fue amputada por los médicos tras seis días de infección y gangrena.
La pierna del Tato también tuvo su reconocimiento. Una vez amputada fue expuesta al público en una farmacia de la madrileña calle de Fuencarral. Sin embargo, la pierna y la botica se perdieron tras un incendio.
No obstante, el Tato quiso torear en Badajoz en 1871 con una pierna ortopédica recién fabricada, pero no se lo permitieron. Cuentan que se retiró llorando entre las barreras, y que lo volvió a intentar, sin éxito, ese mismo año en Valencia.
Finalmente estuvo trabajando en el matadero de Sevilla como repartidor de carne, hasta su fallecimiento a los 64 años el 7 de febrero de 1895.
¿Por qué la frase de “no ha venido ni el Tato”?
En las múltiples festividades a las que se invitaba al Tato, este nunca fallaba. El torero tenía fama de no faltar a ningún evento social, incluso después de la cornada y amputación de la pierna. Por tanto, se solía decir para quitar importancia a un acto que “no había ido ni el Tato”. Con ese dicho se expresaba que la celebración en cuestión era tan irrelevante que ni Antonio Sánchez había asistido.
La figura del Tato ha llegado a nuestros días como expresión popular. Y lo mismo ha ocurrido con otros populares personajes. Entre ellos, por ejemplo, la mujer a la que hace referencia la frase del refranero español “esto lo va a hacer Rita la Cantaora”.
Se trata en verdad de Rita Giménez García (Jerez de la Frontera, 1859) que, efectivamente, sí era cantaora de flamenco. Pero en este caso concreto no existe consenso entre los expertos sobre el motivo de la mencionada expresión.
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