
Qué es de Pablo Sáez, el fotógrafo que amó a David Delfín en su enfermedad y el arte
Ocho años después de la muerte del diseñador malagueño su pareja Pablo Sáez permanece en segundo plano fiel a su memoria
El 3 de junio de 2017, el mundo de la moda española se vestía de luto tras conocerse la muerte de David Delfín. El cáncer acabó con la vida de uno de los creadores más transgresores y personales de su generación.
Aquel mismo día, el fotógrafo Pablo Sáez, su pareja y compañero de vida en los últimos años, cumplía 29 años. Una fecha que quedó marcada en la memoria colectiva, no solo como un adiós, sino también como un último acto de amor.
Ocho años después, la figura de Pablo sigue rodeada de respeto y discreción. Permanece ajeno al foco mediático, pero profundamente ligado a la memoria del diseñador.
Un amor breve pero inmenso
David Delfín y Pablo Sáez se conocieron en marzo de 2015 durante una sesión de fotos en la que ambos coincidieron por motivos profesionales. Sáez era un joven fotógrafo gallego que comenzaba a abrirse paso en el mundo de la moda.
Delfín, ya consagrado, encontró en Sáez una conexión emocional y creativa que pronto se transformó en algo más.

Apenas unas semanas después, comenzaron a compartir su relación en redes sociales. En abril, David Delfín publicó una imagen junto a Pablo Sáez acompañada de un mensaje. Con el tiempo, este cobraría una dimensión trágica: “Por primera vez en la vida, tengo a alguien que me necesita y a alguien que necesitaba”.
Esa frase, que entonces parecía una simple declaración de amor, se convirtió en una suerte de premonición. Poco después, al diseñador le fue diagnosticado un cáncer cerebral. La enfermedad cambiaría el rumbo de sus vidas.
Cuidar, acompañar, amar
La presencia de Pablo Sáez durante los dos años que duró la enfermedad fue constante. Estuvo a su lado en los tratamientos, en los días buenos y en los peores. Le acompañó en los hospitales, en casa, en los últimos desfiles, en las entrevistas... Fue su pareja, su apoyo emocional y también un canal artístico.
Fue él quien tomó las imágenes más íntimas y sinceras de David Delfín durante su enfermedad. En aquellas impactantes fotografías el diseñador aparecía con la cabeza rapada y las grapas quirúrgicas visibles.
Estas fotografías fueron publicadas en Vogue como símbolo de una belleza cruda, sin artificios.
Una despedida con significado
La muerte de David Delfín fue el 3 de junio de 2017, coincidiendo con el cumpleaños de Pablo. Fue interpretada por quienes los conocían como un símbolo. No como una mueca cruel del destino, sino como un último gesto lleno de significado.
En una entrevista, el propio entorno del diseñador aseguraba que esa fecha no era vista con dolor, sino como un acto de amor. Una forma de permanecer unidos incluso en la ausencia.
Desde entonces, Pablo Sáez ha mantenido un silencio respetuoso. Nunca ha concedido entrevistas sobre su relación, ni ha utilizado su vínculo con David para obtener notoriedad. Su perfil ha sido siempre discreto, incluso cuando su historia con el diseñador despertaba el interés del público.
Esa actitud ha sido valorada por los amigos de David Delfín, que reconocen en Pablo Sáez una figura clave en sus últimos años de vida.
Un artista fiel a su estilo
Tras la muerte de su pareja, Pablo Sáez ha continuado con su carrera en el mundo de la fotografía. Su estilo, sobrio y poético, ha evolucionado hacia una sensibilidad más introspectiva.
Ha trabajado con revistas como Vogue, SModa o L'Officiel, y ha colaborado con marcas de moda y diseñadores emergentes. Su lenguaje visual está marcado por la contención, el cuidado de la luz y la composición, así como por una atención especial a los cuerpos y las emociones.

En su perfil de Instagram, que actualiza de manera esporádica, apenas hay palabras. Sus imágenes hablan por sí solas.
En fechas clave, como el aniversario de la muerte de David Delfín, suele compartir alguna fotografía simbólica: una flor, una sombra, un gesto... No hace falta más. El recuerdo permanece, pero sin artificio. Sin ruido.
Ocho años después de aquella pérdida, Pablo Sáez sigue siendo el guardián silencioso de una historia de amor atravesada por el arte y la muerte. No ha construido un relato público. No ha capitalizado el dolor. Su discreción ha sido su manera de honrar lo vivido.
Para muchos, su historia con David Delfín es una de las más bellas y tristes del mundo de la moda reciente. Un amor breve pero inmenso, que dejó huella.
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