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Una fotografía antigua de una plaza concurrida con edificios históricos, carruajes tirados por caballos y personas caminando.
CULTURA

La Puerta del Sol se renueva sin ballena y con más zonas peatonales.

Se revisa el contexto histórico de la Puerta del Sol en el marco de sus obras de reforma.

La próxima primavera de 2023 la ciudad de Madrid lucirá algo cambiada, con una renovación de la zona más céntrica de la capital, la emblemática Puerta del Sol. Las obras comenzarán la semana que viene, y el principal propósito del proyecto será peatonalizar por completo la plaza, reduciendo todo tipo de elementos arquitectónicos y procediendo a la eliminación de la emblemática “ballena” que permite el acceso al transporte público. También se retirarán todo tipo de obstáculos que dificulten la peatonalización, de esta forma, la icónica estatua de Carlos III se situará en un lado de la plaza.

En el proyecto aprobado, se busca reducir la apariencia de los accesos a metro y cercanías, que se limitarán a zonas acristaladas, y la sustitución de las principales fuentes por unas más actuales y representativas de la estética arquitectónica de la ciudad. El objetivo principal es peatonalizar la zona y erradicar los obstáculos “estéticos” que puedan existir.

La Puerta del Sol, inmutable a través de los siglos

Aprovechando la remodelación que va a sufrir este espacio, es conveniente retomar sus orígenes y conocer el contexto histórico para entender la trascendencia de la Puerta del Sol, una de las localizaciones más características de la ciudad de Madrid. 

No siempre ha sido el punto de inflexión de centralidad de la ciudad. En la Edad Media, tan sólo era otro punto de paso de la población que habitaba allí, un camino que conectaba las diferentes zonas que confluyen en la ciudad.  Más tarde, en el siglo XVI, debido a la importancia del tránsito de esta ubicación, empezó a convertirse en punto de encuentro entre los transeúntes, pasando de ser un camino, una entrada de circulación, a convertirse en una plaza, debido principalmente a la ubicación céntrica del espacio y la cantidad de acontecimientos representativos que se creaban en torno a ella. 

Más tarde, a mediados del siglo XVI, debido a significación del espacio empiezan a construirse las primeras estructuras emblemáticas de Madrid, siendo el centro de la importancia urbanística de la ciudad.

Con el paso del tiempo, la Plaza del Sol estará sometida a diferentes transformaciones arquitectónicas, como la  Real Casa de Correos, edificio que a posteriori será convertido en el Ministerio de Gobernación, hasta llegar a lo que es actualmente, la sede del gobierno de la Comunidad de Madrid. Ahí, además, también se sitúa el Kilómetro Cero, que surge con el emperador César Augusto para marcar la distancia que distan, desde esa ubicación, los diferentes puntos radiales que tenía la ciudad, y más tarde, con Felipe II, en el siglo XVIII, para ubicar el origen de las seis carreteras nacionales más importantes de España.

Es en el siglo XX cuando se terminan de integrar los elementos más relevantes de la capital española, como la estatua del Oso y el Madroño, o el monumento ecuestre de Carlos III.

La importancia de su funcionalidad ha permanecido constante a través de décadas, considerándose un espacio protagonista de diversos acontecimientos, como el asesinato de José Canalejas en 1912, que fue presidente del Consejo de Ministros, o la retransmisión de las campanadas todas las nocheviejas por parte de RTVE  desde el año 1962.

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