El periodista Ángel Antonio Herrera presenta ‘Los espejos nocturnos’
El pasado mes de agosto salió a la luz ‘Los espejos nocturnos’ (AKAL, 2023) la recopilación de poemas del escritor
El reconocido escritor, tertuliano, columnista y poeta Ángel Antonio Herrera continúa ampliando su repertorio literario, que ha tocado géneros como la novela, el ensayo, la crónica y, sobre todo, la poesía, que ocupa una parte significativa de su obra. Ahora, su crecimiento se ve reflejado en la publicación de su último libro, Los espejos nocturnos (AKAL, 2023), una recopilación de sus creaciones poéticas durante tres décadas -concretamente desde la publicación de su primer poemario en 1984-. Desde su publicación en agosto, la obra de Herrera ha recibido excelentes críticas y se ha convertido en la "biografía en verso" de su autor, según él mismo afirma durante una entrevista con elcierredigital.com.
Recientemente, la obra fue presentada en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, y el próximo 5 de febrero le tocará el turno al Ateneo de Madrid. Tal y como ha explicado el propio Herrera para este medio: “La obra es la recopilación de seis poemarios publicados a lo largo de exactamente 30 años de ejercicio de escritura poética, desde el año 1984 que es cuando aparece mi primer poemario titulado ‘El demonio de la analogía’ (Ediciones del Dragón), hasta el último poemario publicado que se titula ‘El piano del pirómano’ (Calambur). En total son seis poemarios -todos ellos en verso- y han sido reunidos de manera inversa en el tiempo, es decir, cronológicamente inversos. Comenzamos desde el 2014 y viajamos al 1984”, señala Herrera durante su entrevista con elcierredigital.com
Sobre el significado de su nueva obra, Herrera sostiene que “el libro es prácticamente mi autobiografía pero en verso, porque lo más confesional de la propia vida se suele dar en el verso, lo quiera uno o no lo quiera”. Por otra parte, Herrera ha recalcado que “el libro nace por una petición editorial pero bueno yo pensé que ya iba siendo hora también de tener todos los poemarios en un único libro de poemas”, señala Herrera, que ha destacado también el papel de José Manuel Ciria, ilustrador a cargo de dar vida a numerosos poemas del libro: “tengo mucha devoción por la obra de Ciria, que es un gran maestro de la abstracción, lo único que sí que cuidamos de manera consensuada él y yo es que la pintura tuviese una continuidad dentro del libro, para que la lectura tuviese su espacio y la pintura el suyo, aunque evidentemente Ciria ha trabajado sobre mis poemas no hay ilustraciones en todas las páginas porque creo que en este libro y en cualquier otro interrumpe el clima de la lectura, es decir, las ilustraciones van pautadas dentro del libro en unos álbumes propios y ayudan a conducir la lectura sin interrumpirla”.
Herrera confiesa que "siempre me he considerado un solitario, de hecho hay quien me ha dicho que he desarrollado mi carrera demasiado solo". De igual manera, algo que siempre ha estado presente en el estilo de Herrera es su profundo cuidado por la palabra, algo que él mismo confiesa que no ha cambiado, "aunque ahora me tomo quizá más libertades, porque siempre he sido muy estricto en ese sentido, tampoco cambiaría mis poemas antiguos", expone el poeta.
Otro de los colaboradores de la obra de Herrera ha sido Antonio Lucas, encargado del prólogo, que asegura que el autor ha invocado a algunos de sus demonios más destacados, una afirmación que Herrera acepta y subraya. Según él, cada vez que se mira en un espejo, el poeta se encuentra consigo mismo y con otras versiones de sí mismo que quizás aún desconoce. El título del libro, "Los espejos nocturnos", no es coincidencia, ya que refleja esta noción de, como él la define, ‘otrosidad’.
Según ha explicado Herrera durante su entrevista con este medio: “Aunque esto abunda -la ‘otrosidad’- es otra vertiente de lo que hablábamos antes, es decir, cada decisión del hombre es un ejercicio de la libertad. Sin embargo, al elegir un camino rechazamos otro, es decir, estamos gobernados por el azar aunque no lo sepamos, a mí me obsesiona que el hombre solo pueda llevar una vida. Se puede decir que en este libro hay muchos poemas que redundan y que intentan ahondar y explorar en este sentido. Me parece fascinante pensar que cualquiera de los que me rodea en una terraza de bar podría tener mi vida y yo la suya, pero cada uno vivimos la nuestra. Una de las mayores lecciones de este libro es que cada poema es casi como un borrador del siguiente”, sostiene Herrera.
Durante nuestra entrevista, este medio le ha pedido a Herrera que mande un mensaje a su versión más joven, la que comenzó a escribir poesía, a lo que el poeta ha contestado: “Bueno a lo mejor podría darse el consejo al revés, el Herrera de 20 años que es el que empezó a publicar, aunque escribo desde la adolescencia prácticamente, podría darme algún consejo. Yo encuentro que mi poesía, ahora mirada con una perspectiva casi abismal porque 30 años son muchos años, que las obsesiones existenciales y preocupaciones de mi vida que están en el verso son prácticamente las mismas, es decir, yo con 20 años vivía preocupado, obsesionado o alertado por la muerte, la pérdida, el amor y la sorpresa”, expresa Herrera.
Por otra parte, Herrera asegura que “algo que también se sostiene a lo largo del tiempo y nunca resuelvo por suerte es la eternidad del instante, es decir, que en cada instante se están sucediendo muchas vidas que no son la mía pero pudieron serlo. Entonces cada instante es infinito, porque tú y yo en este momento estamos sosteniendo una conversación, pero de manera paralela en el mismo momento está sucediendo una operación en quirófano, un velatorio y una orgía, es decir, el hombre es una asamblea y yo creo que mis obsesiones han variado poco a la hora de ser un detonante, una obsesión o un voltaje del verso”.
“Lo que ocurre es que con 19 o 20 años muchos de mis males o de mis bienes yo los imaginaba porque era muy joven, sin embargo con el tiempo mis males o mis bienes se han hecho concretos y han sucedido. Con esto quiero decir que para mí pensar en la muerte con 20 años era pensar en la muerte en general, sin embargo yo la muerte ya la he vivido de cerca y puedo decir que realmente mis convicciones y motivaciones no han cambiado. Para mí la poesía es una vocación casi religiosa, no un trabajo en sí”, concluyó el escritor y poeta sobre su visión poética y cómo esta se ha ido moldeando con el paso de sus más de 30 años de carrera.
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