Logo El Cierre Digital
Retrato de un hombre joven con bigote y cabello peinado hacia atrás, vistiendo un traje formal y corbata, con un fondo oscuro.
CULTURA

Los hombres en la vida de Luis Cernuda: Todos los 'novios' del poeta y mito literario

La relación más vital de Cernuda en el exilio fue con Stanley Richardson que le impulso su obra 'Con las horas contadas'

Luis Cernuda (1902-1963) es uno de los poetas más relevantes de la literatura española del siglo XX. Miembro relevante de la Generación del 27, destacó no solo por su talento, sino también por la profundidad emocional y la complejidad de su obra.

A lo largo de su vida, las experiencias amorosas jugaron un papel fundamental en su obra. Como la constante búsqueda de la belleza, la reflexión sobre el desarraigo y la exploración de los sentimientos humanos más intensos. Fue uno de los pocos autores de su generación que expresó su sexualidad de manera abierta en su obra.

Un hombre de traje sonríe con los brazos cruzados sobre un fondo rojo.
Luis Cernuda. | El Cierre Digital

Cernuda vivió en el exilio durante gran parte de su vida. Esto amplificó su sentimiento de soledad y su necesidad de encontrar la esencia del amor en sus relaciones personales.

Su obra, impregnada de melancolía y deseo, refleja las tensiones de un amor no correspondido. También la frustración ante la imposibilidad de alcanzar la perfección y la belleza en su forma más pura. Estos sentimientos, junto con su visión crítica de la sociedad, lo convirtieron en un referente de la poesía moderna.

Pero aunque su obra es conocida en la actualidad, no son tan conocidos los nombres de aquellos hombres que marcaron su vida y su obra. Amores que, con mayor o menor intensidad, dejaron su huella en la literatura española.

Serafín Fernández Ferro: El primer amor traumático

En 1931 Cernuda,  con 29 años, conoció a Serafín Fernández Ferro, un joven gallego de 16. Se lo presentó Federico García LorcaFernández se introdujo en los círculos artísticos de Madrid, donde conoció al sevillano. La relación entre ambos fue intensa, pero también muy complicada.

Cernuda se encontraba en una etapa de búsqueda de sí mismo y de la belleza en el amor. Por ello, depositó grandes esperanzas en este romance, pero la relación estuvo marcada por los celos y las tensiones emocionales entre ellos.

Dos hombres de pie con fondo rojo y siluetas blancas.
Luis Cernuda y Serafín Fernández Ferro. | El Cierre Digital

El amor entre ellos duró hasta 1932 y la experiencia se reflejó de manera directa en uno de los libros más importantes de Cernuda: Donde habite el olvido. Este título no solo alude al deseo de olvidar la frustración amorosa, sino también al anhelo de encontrar un lugar ideal. Un lugar donde el amor se viviera sin las limitaciones que imponían las pasiones humanas.

Luis Cernuda-Donde habite el olvido

El poema "Donde habite el olvido" expresa el profundo dolor y la resignación por un amor perdido. Un mundo que no cumplía las expectativas del poeta.

Gerardo Carmona: El verano de Málaga

En el verano de 1933, Luis Cernuda volvió a Málaga, donde había vivido experiencias significativas cinco años antes. Durante este segundo verano, el poeta se alojó en Villa Victoria, la residencia de su amigo Bernabé Fernández-Canivell, en el Limonar Alto. Fue allí donde conoció a Gerardo Carmona, un joven deportista, socio del Real Club Mediterráneo, habituado a las regatas y al remo.

Tres hombres jóvenes con el torso descubierto posan juntos sobre un fondo rojo.
Cenuda con los hermanos Carmona. | El Cierre Digital

Gerardo, de ojos verdes, piel bronceada y una elegancia natural, se convirtió rápidamente en el centro de atención de Cernuda. Su relación floreció entre paseos por la playa y momentos íntimos en el mar, un escenario que el poeta inmortalizó en poemas como  'Los placeres prohibidos' y Ocnos. Estos textos reflejan la intensidad de aquel amor veraniego, lleno de descubrimientos y emociones.

Aunque breve, la relación marcó profundamente al poeta. En una carta de 1951 a su amigo  José Luis Cano, Cernuda se confesó. “Solo fui tan feliz aquellos días en Málaga, hace años, cuando Gerardo y yo nos enamoramos”, escribía. Estas palabras no dejan lugar a dudas: aquel verano dejó una huella imborrable en su memoria y en su poesía.

Stanley Richardson: El amor no correspondido

La relación más importante de Cernuda en sus años de exilio fue con Stanley Richardson. Era un estadounidense que llegó a España durante la  Guerra Civil  en 1936.

En un contexto de desarraigo, Cernuda vivió con Richardson un amor que, aunque intenso, nunca fue recíproco de manera completa. Este amor no correspondido le causó gran sufrimiento. A su vez, lo impulsó a crear una de las obras más bellas y desoladas de su carrera: Con las horas contadas (1938).

Un hombre joven con abrigo de piel sobre un fondo rojo.
Stanley Richardson. | El Cierre Digital

Este libro refleja la incapacidad de Cernuda para encontrar una correspondencia afectiva en su relación con Richardson, que no compartía los mismos sentimientos, y la frustración que eso provocó en él. Los poemas, cargados de un tono melancólico y de reflexión sobre el paso del tiempo, abordan temas como el deseo, la frustración y el fracaso del amor idealizado.

Cernuda, al igual que en su relación con Serafín, se vio obligado a confrontar de nuevo la contradicción. La distancia entre su visión idealizada del amor y la realidad de una relación que no cumplía con sus expectativas. La tristeza de no encontrar un amor verdadero y puro fue uno de los motores que alimentó su poesía en este periodo de su vida.

Salvador Alighieri: El último reflejo del deseo

En la última etapa de su vida, durante su exilio en México, Luis Cernuda encontró en Salvador Alighieri  un amor que marcaría sus últimos años. Salvador, conocido como 'el Chocolate' por su piel morena, era un joven mexicano de musculatura imponente y una vida despreocupada.

Era culturista y había ganado el título de Mr. México Junior. Características que atrajeron al poeta sevillano desde el momento en que lo conoció en un gimnasio de la calle Tacuba, en el Distrito Federal.

Un culturista posando en un fondo rojo con texto borroso.
Salvador Alighieri como 'Mr. México Junior'. | El Cierre Digital

Cernuda, ya en sus 50 años, quedó fascinado por la vitalidad de Salvador. El joven representaba la juventud, la belleza y la fuerza que siempre habían inspirado su obra poética.

Este encuentro, aunque breve en el tiempo, daría lugar a una de las colecciones más conmovedoras del poeta. En 'Poemas para un cuerpo', explora la tensión entre el deseo, la idealización y la imposibilidad de un amor pleno.

La relación entre Cernuda y Alighieri fue desigual desde el principio. Salvador llevaba una vida frenética, rodeado de mujeres y aventuras, mientras que el poeta, profundamente enamorado, trataba de encontrar en él algo más duradero.

Salvador nunca ocultó su naturaleza voluble ni su falta de interés en un compromiso sentimental. En una entrevista años después comentó su relación con Cernuda. Dijo que era más platónica que física. "No tenía que abrazarme o besarme para demostrar esa ternura; la desbordaba a pesar de ser una persona muy seria."

Sin embargo, otras fuentes sugieren que pudo haber existido un contacto más íntimo. Especialmente, teniendo en cuenta que Cernuda lo ayudaba económicamente y que Salvador parecía disfrutar de los gestos generosos del poeta.

"Luis me regañaba y aconsejaba como si fuera un padre", recordó Salvador, quien también relató cómo el poeta lo cuidaba con esmero, incluso comprándole zapatos cuando los necesitaba.

Un hombre mayor con bigote y cabello corto, vistiendo una camiseta con diseño gráfico, sobre un fondo rojo texturizado.
Salvador Alighieri tras la muerte de Cernuda. | El Cierre Digital

Aunque Salvador nunca se entregó por completo al amor de Cernuda, su figura dejó una huella indeleble en la obra del poeta. Para Cernuda, Salvador era un símbolo de lo efímero del deseo y de la eterna búsqueda de la belleza. En sus versos, como estos de Poemas para un cuerpo, reflejaba el dolor y la esperanza de este último amor:

"Fuerzas las puertas del tiempo,
Amor que tan tarde llamas."

La relación se interrumpió en 1956, cuando Salvador desapareció sin previo aviso, probablemente rumbo a Estados Unidos. Cernuda, que ya había asumido la naturaleza fugaz de su vínculo, se quedó con el consuelo de haber vivido y escrito sobre un amor que, aunque desigual, había sido profundamente significativo.

Salvador regresó a México años después, en 1963, para descubrir que el poeta que lo había amado con tanta intensidad ya había fallecido. No fue hasta décadas después, en 2007, cuando Salvador entendió plenamente el impacto que su figura tuvo en la poesía de Cernuda. Descubrió que fue la inspiración de algunos de los versos más memorables del sevillano.

El amor como motor de la creación poética

Las relaciones amorosas de Luis Cernuda fueron mucho más que simples episodios sentimentales. Fueron, en gran medida, los motores que impulsaron su creación literaria. A través de ellas pudo explorar de manera profunda las pasiones humanas, el deseo, la frustración y la incomodidad ante la realidad del amor.

Cernuda nunca dejó de buscar. En su poesía se plasma la constante búsqueda de un amor perfecto, que permanece inalcanzable. Pero al mismo tiempo impulsa la reflexión sobre la condición humana.

Un hombre de pie al aire libre sosteniendo una pipa con árboles al fondo.
Luis Cernuda. | El Cierre Digital

Tenía gran capacidad para plasmar la angustia del amor no correspondido, el dolor de la separación y la fragilidad de las emociones. Todo ello, lo coloca como uno de los poetas más destacados de la literatura contemporánea. Su obra sigue siendo un faro de relevancia para los lectores actuales.

El amor, en toda su complejidad y contradicción, fue uno de los ejes sobre los que giró la vida y la poesía de Luis Cernuda. A través de sus amores, el poeta logró transformar su sufrimiento y sus sueños no cumplidos en arte. Y dio lugar a una de las obras literarias más importantes de la poesía del siglo XX en España.

➡️ Nacional ➡️ Historia ➡️ Libros ➡️ Política ➡️ Cultura

Más noticias: