Noventa aniversario Elizabeth Taylor: Éstas son sus mejores anécdotas en España
La actriz británica fue frecuente visitante en España y recibió un Premio Príncipe de Asturias en 1992.
Hasta hace siete años, la mayoría de los turistas que paseaban por delante del número 8 de Wildwood Road en Hampstead Heath (Londres) no reparaban en que en aquella mansión de ladrillo visto había nacido el 27 de febrero de 1932 Elizabeth Rosemond Taylor, una de las estrellas más rutilantes del Hollywood de la época dorada. Por ello, en 2015 se puso una placa para loar la figura de la protagonista de Cleopatra (1962), en la que se certifica que nació y vivió allí hasta 1939. El auge de la II Guerra Mundial motivó que los Taylor se mudaran a California.
La única actriz con los ojos violeta de la historia habría cumplido el 27 de febrero 90 años. Tras convertirse en niña prodigio con la perrita Lassie, jugueteando en la MGM con sus amigos Mickey Rooney y Roddy MacDowall y casándose por primera vez a los 18 años con Nicky Hilton, heredero de la cadena hotelera y familiar de Paris, la Taylor empezó a hacer historia.
La estrella tuvo un vínculo muy especial con España, país que adoraba y que visitó en bastantes ocasiones muy bien acompañada. La primera vez fue con Michael Wilding, su segundo marido y padre de sus dos hijos, Michael y Christopher, en septiembre de 1953 donde recibió a la prensa en el Castellana Hilton, que se había convertido en una especie de sucursal hollywoodiense tras su gloriosa inauguración, con Gary Cooper entre los invitados. En una de sus escapadas gastronómicas, la actriz degustó una suculenta paella, momento inmortalizado por el inefable fotógrafo Vicente Ibáñez, bautizado en aquella época como el fotógrafo de las estrellas.
Por el estudio de Ibañez, sito en la Gran Vía, pasaron Gloria Swanson, Ava Gardner e incluso Hitchcock, al que convenció para retratarlo en un cementerio. Es única en el mundo. Los negativos los vendió a la Biblioteca Nacional, pero el poliédrico artista Enrique del Pozo conserva una cincuentena de imágenes impresas y firmadas por el propio Ibáñez, entre las que se encuentra la de la propia Taylor, absorta por ese plato típico de la gastronomía española.
Rodando en Cataluña
Taylor volvió a visitar la capital española en 1958 con su tercer esposo, el productor Michael Todd ya que este quería supervisar una parte de la macroproducción La vuelta al mundo en 80 días “porque tenían que rodar unas escenas con Cantinflas”, rememora el veterano publicista Enrique Herreros hijo, que con 95 años recuerda como el primer día el momento en el que su mirada se cruzó con la de la actriz.
Quiso entrevistarles y les persiguió hasta el Castellana Hilton, “pero cuando Todd me vio, me señaló con el dedo gritándome que me fuera de allí. Muchos años después se lo conté a Elizabeth y se desternillaba. Nos hicimos muy amigos”, alega el hijo del inconmensurable Enrique Herreros, cartelista, representante y dibujante, que legó para la posteridad 807 portadas de La Codorniz y de quien Berlanga dijo que había inventado la promoción cinematográfica.
Al año siguiente, Todd murió inesperadamente al estrellarse su avión privado, sumiendo en una profunda depresión a Elizabeth que aprovechó aquel dolor para incorporarlo al personaje de Maggie en La gata sobre el tejado de zinc. Pocos meses después, Joseph Leo Mankiewicz rodó algunas escenas de De repente el último verano (1959) en la Costa Brava, hasta donde acudieron los tres intérpretes principales, Elizabeth Taylor, su íntimo amigo Montgomery Clift y Katharine Hepburn. Los habitantes de Begur quedaron extasiados al ver esa concentración de talento. También lucieron palmito por las calas de S’Agaró, Sant Feliu de Guíxols, Pals y Sant Antoni de Calonge.
Elizabeth Taylor se alojó en el exclusivo La Gavina de S’Agaró, uno de los dos únicos hoteles de cinco estrellas de la zona. Su cuarto marido, el cantante Eddie Fisher, estaba con ella. Los lugareños se concentraban para verlos, especialmente a la actriz luciendo su hermoso cuerpo en bikini, pero acababan tan agobiados que regresaban a sus aposentos. El testimonio gráfico de aquel momento es obra de Josep Carreras, fotógrafo del pueblo de Begur.
En menos de lo que dura un suspiro también viajó a Málaga para rodar una breve secuencia de Esencia de misterio, la primera película con olor de la historia del cine gracias a un sistema patentado por su difunto marido y su hijo Mike.
En el Festival de San Sebastián
Lapidaria fue su visita en 1973 a la XXI edición del Festival de Cine de San Sebastián, donde se ganó a los presentes vestida con un sari verde y derrochando simpatía. Unos meses antes de fallecer, Luis Gasca, secretario del certamen y futuro director, recordó a quien escribe estas líneas que “la gente empezó a llamarla puta porque había llegado con más de dos horas de retraso al Teatro Victoria Eugenia, pero se mostró impasible. Como si no hubiera pasado nada. En un determinado momento me dijo al oído: "Sé lo que me han llamado, chapurreo un poco el castellano porque con Richard Burton vivimos en Puerto Vallarta, en la actualidad su mansión se ha convertido en el hotel Casa Kimberly, pero no me importa. Lo que quedará de este momento es mi sonrisa”.
Triunfando en Marbella
Las siguientes visitas de la protagonista de ¿Quién teme a Virginia Woof? (1967), por la que ganó su segundo Óscar a la mejor intérprete femenina, tuvieron lugar en Marbella, en 1986 y 1987. En ambas visitas llegó acompañada de su novio George Hamilton. En la primera fueron agasajados por el traficante de armas Adnan Khashoggi, junto al que posaron en su yate privado Nabila, el más grande del mundo en aquella época y cuyas letras estaban hechas en oro macizo. La cita no se la quisieron perder Gunilla y Jamie de Mora y Aragón.
Durante esas vacaciones, el paparazzi Juan Carlos Teuma logró un imposible, fotografiar en rulos y topless a la gran dama del cine. “Gunilla se chivó de que había hecho esas fotos y de madrugada se presentaron unos cuantos coches que me llevaron hasta el hotel de la Taylor, que revisó todos los negativos. Se encontró tan guapa que exclamó: “George, ¿Quién soy yo para ir en contra de la Primera Enmienda?’" y dio su visto bueno para la publicación. Fue adorable”, pero no para Sean Connery y su esposa Micheline, que en una de las cenas optaron por irse, ya que la Taylor se estaba retrasando varias horas.
Aquel verano, Taylor y Hamilton volaban en helicóptero entre el yate del magnate y su casa La Baraka, donde actualmente se asienta la urbanización de lujo La Zagaleta. En mayo de 1987 volvió durante unos días, incluso llegó a vestirse con un traje de corte andaluz, pero pasó bastante desapercibida. Unos días después, fue la estrella indiscutible de la alfombra roja del Festival de Cannes.
Con Cela en Asturias
La última visita de la mujer que poseía la colección privada de joyas más importante del mundo tras la reina Isabel II de Inglaterra, fue en octubre de 1992 cuando recibió el premio Príncipe de Asturias a la Concordia por su lucha contra el sida. A su llegada a Madrid los eméritos la recibieron en audiencia en el Palacio de la Zarzuela en calidad de presidenta de la Fundación Americana para la Investigación sobre el Sida (AMFAR).
Ya en Oviedo, conquistó hasta al mismísimo Camilo José Cela. En un hueco de su apretada agenda una señora le regaló unos bonitos pendientes de oro con la cruz del Principado que la actriz lució en varias ocasiones después, como en la célebre entrevista que Oprah Winfrey realizó a Michael Jackson en su rancho Neverland. En aquella ocasión, su fiel compañero de viaje fue su perrito maltés Sugar. La actriz falleció a consecuencia de varios problemas cardiacos en marzo de 2011.
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