Lo oculto del cementerio de los Duques de Osuna, lugar de 'descanso' de su servidumbre
Se trata del camposanto más pequeño de Madrid y solo cuenta con una veintena de sepulturas, dos cipreses y una capilla
Parte del patrimonio de Madrid se alberga en sus cementerios, centenarios en algunos casos. Más de 130 años de historia que nos ofrecen la posibilidad de acercarnos al pasado desde otro punto de vista. Se trata de recintos en los que paradójicamente reina el silencio en armonía con los relatos que atesoran sus panteones, lápidas y nichos.
Las primeras escrituras que se conservan del cementerio de los Duques de Osuna en Madrid datan del año 1826. Fue construido para dar sepultura a la servidumbre que trabajaba en el Palacio de su propiedad ubicado muy cerca del cementerio, en lo que hoy se llama "Parque del capricho". Este fue encargado por la propia Duquesa de Osuna entre los años 1787 y 1839.
En las Relaciones, mandadas hacer por Su Majestad en el año 1579, se precisa que la Villa de la Alameda tiene una Iglesia nuevamente reedificada, de una sola nave, muy alegre y vistosa. Se encuentra bajo la advocación de Santa Catalina Virgen y Mártir, con buenos ornamentos. Es anexa de la parroquial de San Pedro de Barajas, Arciprestazgo de Madrid y Arzobispado de Toledo.
Los Duques, después de crear la Villa de Osuna, patrocinaron a la Parroquia de Santa Catalina de Alejandría, a la que encomendaron la custodia y gestión del cementerio.
Hoy en día, las únicas personas que pueden hacer uso del cementerio son los familiares y herederos de aquella servidumbre. Y, excepcionalmente, se encuentra enterrado uno de los párrocos de Santa Catalina.
El cementerio más pequeño de Madrid
Sin duda, se trata del más pequeño de todos los cementerios de Madrid capital. Ocupa apenas 300 metros con una veintena de sepulturas, dos cipreses y una vieja capilla.
Al día de hoy, el cementerio se encuentra en medio de un barrio residencial que ha sufrido el inevitable paso de grafiteros y jóvenes. Movidos, seguramente, por el 'morbo' que siempre despiertan estos entornos.
Las sepulturas más antiguas no tienen losa, pero según se refleja en los documentos oficiales, datan del 1826. Este cementerio se halla situado a escasos metros del Panteón de Fernán Núñez, del Castillo medieval de Los Mendoza, la Parroquia de Santa Catalina de Alejandría y el Parque del Capricho. Todo ello rodeado de edificios y chalets residenciales de reciente edificación.
Este lugar histórico y poco conocido entre los propios madrileños se encuentra en el barrio de Alameda de Osuna y dentro del actual distrito madrileño de Barajas. Esta fortaleza fue construida en el siglo XV en un terreno que, por aquel entonces, pertenecía a La Alameda. Una aldea de repoblación del siglo XIII.
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