Juan del Val: Ser mediático ayuda a vender, pero sin calidad el libro se desinfla.
El periodista de La Sexta lidera las ventas con su tercera novela en solitario, 'Delparaíso'.
Juan del Val (Madrid, 1970) pertenece a ese grupo de escritores que parece parpadear menos que el resto de la gente para no perderse nada. Delparaíso , su última novela, la tercera en solitario, es un perfecto ejemplo de eso. Un buen puñado de personajes, distintos biotipos de nuestro día a día, protagonizan una historia que engancha fácilmente contada mediante una sucesión de escenas a ritmo casi cinematográfico que exponen rápidamente los conflictos de unos seres, especialmente los que se ocultan tras los muros de una urbanización de lujo, construyendo un mundo que aparenta estar libre de los peligros y vulgaridades que escriben la realidad al otro lado de sus paredes. Una realidad deformada y hecha de apariencias a las que el lector se asoma con la avidez del que sabe que está mirando por una cerradura.
- ¿Por qué una urbanización cómo la que se describe en el libro?
- Parte casi todo de ahí, pero no se trata de una novela sobre esa urbanización. Hay muchos personajes que viven en otros lugares de la ciudad. Es una obra que tiene mucho de reflejo social. Aparece la clase media, la obrera.... Me interesa escribir de lo que pasa, pero quería hacer un juicio social.
- Delparaíso es un lugar donde se vende seguridad. ¿Qué importancia tiene este idea?
- La concepción misma de las urbanizaciones como Delparaíso se basa en eso. Desde el punto de vista psicológico es claro que lo hacen para aislarse de la contaminación de otras personas, de todo lo malo que puede pasar. Sin embargo, no pueden protegerse de lo que pasa dentro de sus casas. Es una sensación creada.
- Otro concepto que aparece en la novela es el de la apariencia, lo que antes llamábamos 'el qué dirán'.
- Sí, aunque yo creo que ahora ha ido a más que en otras generaciones. Ahora, no se quiere tener las cosas para disfrutarlas. Se tiene un gran coche para que el otro lo vea. Eso queda muy claro en la novela. Las apariencias engañan, vemos vidas que parecen envidiables hasta que descubrimos que no lo son, trabajan mucho más en parecer que son felices que en serlo.
- En sus anteriores novelas el protagonismo era compartido, pero aquí da el salto a lo coral. ¿No le dio vértigo?
- Me interesan los retos. Sorprenderme en cada cosa que hago. Quería hacer una cosa distinta a los otros libros, hablar de muchos personajes distintos y cruzar sus historias para crear un objeto literario. Nunca parto con una estructura hecha a la hora de empezar a escribir un libro, pero durante el proceso surgió la forma de contar la historia mediante escenas y que en cada una de ellas se presentasen varios dilemas morales de los protagonistas.
- ¿Es consciente de que tanto el lugar, la urbanización, como algunos personajes pueden recordar a historias reales muy conocidas?
- Escribo porque necesito contar lo que observo. Es verdad que algunos personajes pueden recordar a gente conocida y me parece bien que la gente quiera jugar a buscar quiénes son, pero la realidad es que soy muy observador, tomo elementos de muchas cosas que veo para construir tanto los personajes como la trama.
- ¿Ser tan mediático ayuda a vender libros?
- Los primeros quince días, sí, pero cualquiera que conozca el mundo editorial te puede decir que si el libro no engancha eso se desinfla enseguida. De hecho, hay gente mucho más mediática que yo que ha sacado libros recientemente y todos podemos comprobar el resultado...
- ¿Cómo ve el fenómeno del tertulianismo en televisión?
- Yo ahora sólo estoy en la del El Hormiguero. Dejé las demás porque no se puede compatibilizar todo eso con escribir. Las tertulias tienen su punto divertido, pero no es un género que me apasione. En El Hormiguero hacemos muchas más cosas que tienen que ver con la televisión como espectáculo.
- También está a punto la segunda temporada de El Desafío. Allí se ha ganado fama de ser el jurado más duro.
- Bueno, eso creo que es una idea que alguien dijo una vez y luego se ha repetido como un lugar común. Creo que no soy el más estricto. Santiago Segura es más cáustico que yo, pero por algún caso en concreto lo han convertido en norma. La verdad es que está segunda edición promete porque hay nombres como Bárbara Rey que son muy televisivos y harán que la cose funcione muy bien, a favor del espectáculo.
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