Las hazañas de un abuelo y un nieto andaluces, a los altares de la Iglesia: Su caso
El abogado Fernando Osuna cuenta la historia de sus familiares, que podrían ser Santos tras "dar la vida por los demás"
Fernando Gómez y su nieto Ignacio Osuna -ambos fallecidos- se encuentran en plena causa canónica para que se les tramite la santidad. Se trata de dos historias distintas dentro de una misma familia, pero ambas cuentan con un denominador común. Este nexo es la entrega de Fernando Gómez y su nieto Ignacio Osuna a los demás por Jesucristo.
El reconocido abogado Fernando Osuna es hermano de Ignacio y nieto de Fernando. Estas causas funcionan como un procedimiento civil.
Las causas se han solicitado en base a las normas del derecho canónico. Este código contempla la posibilidad de que gente que haya sido bondadosa pueda ser santo.
Cuando declaran muchos testigos se manda a Roma y allí hay una acepción para estas causas. El Papa y los cardenales de Roma lo declaran santo si ven motivo. Hay casos rápidos y otros que duran muchos años.
En una conversación con elcierredigital.com Fernando Osuna señala, “las historias de mi abuelo y de mi hermano son un ejemplo a seguir.
Hoy día la vida está materializada y hay una ausencia de valores. Se premia el egoísmo y el mundo está lleno de rencillas. Hoy día hay rechazo a muchísima gente”.
“Que haya personas tan buenas me marca un camino a seguir. Me ayuda mucho a intentar seguir sus caminos. Sus vidas demuestran que con muy poco se puede ser muy feliz. Mi abuelo y mi hermano alcanzaron la felicidad ayudando a los demás. Dieron una clase de endereza y de fortaleza al cuidar de todos los presos que estaban con él”, añade Osuna.
Fernando Gómez fue uno de los más de 200 mártires de Málaga de la Guerra Civil que fueron fusilados. Actualmente, se encuentra inmerso en una causa canónica para ser denominado santo.
Su nieto Ignacio Osuna se encuentra en un proceso de santidad por ser un médico rural que amaba sin cesar. La causa canónica de Fernando se está tramitando en el obispado de Málaga y la de Ignacio en el de Córdoba.
“Mi hermano siempre ha estado al lado del más pobre y necesitado. El poco tiempo libre que tenía lo dedicaba a los ancianos y drogadictos. Atendía a muchas monjas que estaban enfermas y se entregaba a ellas. Cuando trataba en consulta médica a inmigrantes no se ponía guantes para la exploración”, concluye Fernando Osuna.
La vida de Fernando Gómez
Fernando Gómez nació en Sevilla en 1900. Fue un cristiano ejemplar durante su corta vida militar. Con solo 14 años ingresó en la Academia Militar.
Llegó a ser capitán del ejército. Fue fusilado por el bando republicano en Málaga cuando tenía 37 años.
Era bondadoso con todo el mundo. Adoraba a su padre que también era militar. Participó en la guerra de África cuando tenía 21 años y en el desastre de Annual.
Tras tres meses preso en tierras africanas, fue liberado y regresó a la Península. En su cautiverio en África dio muestras de su fe en dios ayudando espiritualmente a muchos compañeros presos.
En la Guerra Civil fue nuevamente apresado en julio de 1936. Estuvo otros tres meses en la prisión de Málaga ayudando anímicamente a otros muchos compañeros y presos. Finalmente, fue fusilado por el bando republicano en Málaga cuando tenía 37 años.
Los presos de Málaga que convivieron con él decían de él que murió como un santo y un valiente. Mientras era fusilado gritó: 'Viva Cristo Rey’.
Escribió un diario con sus vivencias y unión con Jesucristo. Sus testimonios de fe eran constantes, su valor “inconmensurable”. Escribía a su esposa y madre desde la cárcel y se destacan los siguientes párrafos:
- “No sé lo que será de mi, pero si llegara mi hora, moriría por dios y por España….”.
- “El fin de mi vida tenía que llegar…. Sé para las niñas padre y madre a la vez, y que sean buenas cristianas y españolas”.
La historia de Ignacio Osuna
Ignacio Osuna nació en 1957 en Écija y fue el cuarto de diez hermanos. En su casa había una capilla donde desde bien pequeño se vestía de monaguillo, incluso de cura. Estudió en los Jesuitas de Portaceli, en Sevilla, y se echó una novia.
Desde su más tierna infancia ya destacaba y asomaba su inclinación y vocación al servicio de los demás. Al elegir sus estudios superiores los orientó para ayudar y sanar alma y cuerpo.
Comenzó a estudiar Medicina, pero recibió la llamada de Dios. Dejó a su novia y entró en el seminario de Toledo.
No obstante, se dio cuenta de que la llamada de Dios se enfocaba en la medicina. Desde entonces, se dedicó a hacer el bien sin límites. Se entregó absolutamente a Dios y a los demás.
Trabajaba en un hospital como doctor, donde mostró su calidad humana y generosidad sin límites. Los ancianos del hospital lo adoraban. Los aliviaba con sus palabras y algunas abuelas le decían “cuando te veo se me quitan los dolores, no dejes de venir a vernos”.
Falleció a los 50 años debido a una grave y rápida enfermedad. La llevó con toda resignación, dando ejemplo de amor a Dios.
Su entierro en Baena fue multitudinario. Allí estaban los suyos: los inmigrantes, los ancianos y los pobres.
Por todos sus hechos, el centro de salud de Baena (Córdoba) lleva su nombre. Fue una decisión tomada por unanimidad del personal sanitario y autoridades. Además, en Écija, su ciudad natal, tiene una calle con su nombre.
Respecto al proceso de santidad de Ignacio Osuna hay muchos más testigos. Estos han declarado por escrito, en el proceso abierto, la categoría humana y espiritual de este ecijano afincado en Córdoba. En cuanto a Ignacio, se están recogiendo muchas pruebas que engrosen la causa que se tramita para la santidad.
En estos tiempos la inmensa mayoría de las canonizaciones recaen en religiosos. Por ello, sería necesario que un laico comprometido con la Iglesia y con los más pobres debería subir a los altares para servir como ejemplo.
Es autor de dos libros sobre espiritualidad, que han tenido mucha aceptación. En uno de sus libros, viaja continuamente desde la medicina a la fe, desde los tormentos físicos que padeció Jesús de Nazaret en su pasión y muerte, hasta la resurrección.
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