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Una persona mayor con cabello blanco y rostro cubierto con garabatos rojos está sentada en una silla.
CULTURA

'El funeral de Bergman' llega a Madrid: 'La obra ahonda en nuestros demonios y sueños'

La creadora Angélica Liddell se inspira en el cineasta sueco para su esperado espectáculo en Teatros del Canal en Madrid

Unas de las creadoras españolas más reconocidas de la escena internacional, Angélica Liddell, presenta en Teatros del Canal de Madrid su nueva propuesta escénica. Se trata de 'El funeral de Bergman', que ha abierto este año el prestigioso Festival de Aviñón.

En esta obra, Liddell avanza un paso más en una serie de creaciones en torno a la idea de funeral que plasmó en “Vudú”. Sin embargo, ahora toma como testigo al director sueco Ingmar Bergman (que escribió el guion de su propio funeral). También a los fantasmas, demonios y sueños que atormentan a los seres humanos.

Rodeada de actrices y actores del Teatro Nacional de Suecia -del que Bergman llegó a ser director- y de los habituales cómplices de su compañía, la gran directora, dramaturga e intérprete española invita a contemplar las fantasías enterradas y terrores de las personas, enfrentadas al demonio. No de la muerte, sino de la vanidad. 

Una obra con cuadros vivientes

La obra es una sucesión de imágenes, a modo de retablos o cuadros vivientes, formados por ancianos en sillas de ruedas, jóvenes y adultos. A través de estas imágenes, de un monólogointerpretado por la propia Liddell, expresa la furia interior de los humanos. También sus demonios, sus odios, sus desprecios y la decrepitud física.

En la última parte de la obra, la artista recrea, ante un ataúd blanco, el funeral de Bergman con música y palabras. En él intervienen los artistas cantando.

La crítica ha acogido con entusiasmo esta nueva ceremonia teatral de Angélica Liddell sobre la vida y la muerte. “Nos habla como si fuera el alma de una muerta, a quien han dado a beber la sangre del cordero degollado en sacrificio”. Todos los demonios que atormentan a Angélica Liddell, parecen estar celebrando un aquelarre.

Cartel de Teatros del Canal temporada 2024/2025 con una imagen en blanco y negro de una persona mayor sentada de perfil y con el rostro tachado en rojo, texto en la parte inferior que dice
Cartel de la obra 'El funeral de Bergman' en Teatros del Canal. | Teatros del Canal

'El funeral de Bergman', que se exhibe bajo el sello “Creación Canal”, es una coproducción acogida al “Programa Creativo Europeo, Próspero”. Para llevarlo a cabo, se han aliado los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid con el Festival de Aviñón. También el Odéon-Théâtre de l’Europe de París y el Théâtre de Liège de Bélgica. Así como The Royal Dramatic Theatre; Dramaten de Estocolmo y el Festival Grec de Barcelona.

La figura de Angélica Liddell

Esta española, que posee unas cualidades  innátas para la creación y representación de teatro, se llama Catalina Angélica González Cano. Es más conocida como Angélica Liddell.

Ejerce como escritora, poeta, directora de escena y actriz española que ha recibido numerosos premios. Entre ellos destaca el Nacional de Literatura Dramática; “El León de Plata”, de la Bienal de Teatro de Venecia 2012. En 2017 fue nombrada “Chevalier de l'ordre des Arts et des Lettres”  por el ministerio de Cultura de la República Francesa.

Catalina Angélica González Cana nació el 2 de octubre de 1966 en Figueras (Cataluña). De niña escribía historias trágicas, una manera de huir de la soledad de hija única que vivía en los cuarteles a donde la llevaba la carrera militar de su padre. Cambió su apellido, por el de Liddell, recogido de Alicia Liddell, del personaje de la obra “Alicia en el país de las maravillas” escrita en 1865 por Lewis Carroll.

Ingresó en el Conservatorio de Madrid, que abandonaría tras decepcionarse con los profesores y la institución, para después licenciarse en Psicología y Arte Dramático. Como dramaturga, debutó en 1988 con la pieza 'Greta quiere suicidarse', consiguiendo el primer premio, de los muchos que después recibiría.

Mujer joven con cabello oscuro y labios pintados de rojo, apoyando su cabeza en su mano y sonriendo levemente.
Angélica Liddell. | Cedida

En 1993 fundó, con Gumersindo Puche, Atra Bilis'. Se trata de una compañía con la que ha montado numerosas obras. En 2010, acudió por primera vez al Festival de Aviñón, donde llevó dos piezas: 'El año de Ricardo' y 'La casa de la fuerza'. Esta íltima obra, es en la que 'se autolesionaba' con cortes en el cuerpo y con la que ganaría el Premio Nacional de Literatura Dramática en 2012.

En Aviñón fue recibida con el público en pie. Las cinco representaciones que se hicieron de 'La casa de la fuerza' en el Teatro del Odeón de París fueron también recibidas de esta forma.

En 2013, presentó en el Odeón de París, dentro del Festival de Otoño de la capital francesa, 'El síndrome de Wendy'. Esta obra alcanzó un gran éxito, igual que 'Lo stupro di lucrezia' en el 2014.

Entre los autores teatrales contemporáneos surgidos a partir de los años 1980, Angélica Liddell es uno de los nombres más valorados. Así lo demuestran los variados galardones con los que ha sido premiada. Su teatro, que huye de toda dramaturgia convencional, tiende a mostrar los aspectos más oscuros de la realidad contemporánea: el sexo y la muerte, la violencia y el poder, la locura...

Los mitos antiguos y modernos son algunos de los temas obsesivos de su escritura. Sus obras han sido traducidas a más de diez idiomas y llevadas a escena en diversos países de Europa y América.

La dramaturga y directora de escena Liddell desentraña la relación entre el sacrificio y lo poético en su práctica teatral 'El sacrificio como acto poético'. Para Angelica Liddell, todo arte y vida, escritura y biografía, creación poética y reflexión teórica mantienen nexos a la vez evidentes y complejos. Separar las diferentes formas de expresión elegidas por la dramaturga a lo largo de su recorrido teatral es difícil.

Cabe destacar la violencia, tan explícita en sus obras, que adquiere una dimensión mitológica. Esto es porque ahonda en lo más profundo de la condición humana y nos lleva directamente a nuestras pulsiones más innombrables.

Por tanto, Angélica Liddell, reflexiona así: “Si lo convencional en nuestra sociedad es el sexo liberado, la rebelión llegará desde las cumbres del amor, (soy la esclava del señor), desde la poesía de la sombra y el delirio, no desde la prosa de la convención plana y sin artistas... En el fondo, el teatro no existe. Existen las aspiraciones artísticas. O deberían existir. El objetivo es el arte. Y hay que cumplir el objetivo con rabia. Debemos cultivar la rabia siempre. Ir en contra. Protestar mientras nos queden valor y fuerzas para sobrevivir sin dinero. Eso significa desterrar la eficacia y la corrección”.

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