Fallece Gustavo Matías, destacado periodista y profesor de economía
Gustavo Matías, pionero en el periodismo económico y profesor en la Autónoma, ha fallecido.
Este pasado 20 de septiembre falleció el periodista y profesor Gustavo Matías Clavero. Siempre lo he dicho y hoy lo expreso con más dolor aún. Lo más duro para un periodista es ponerse a escribir en una solitaria madrugada ante un ordenador, una máquina electrónica tan fría, distante e inexpresiva, y más cuando acabas de recibir la noticia de que ha muerto un verdadero amigo. Sobre todo, cuando durante más de treinta años ha sido parte importante de tu vida en todas las facetas, desde el periodismo a la docencia pasando por el ocio y múltiples hobbies compartidos. Desde cursos de verano y congresos a nuestras eternas comidas.
Este inigualable periodista económico y brillante profesor titular de Estructura Económica en la Universidad Autónoma de Madrid se nos ha ido tras luchar con valentía y gallardía contra un cáncer que le acechaba desde hacía meses, y al que él achacaba su origen a un gran disgusto recibido por ser una persona de honor y dignidad. Así le habían educado sus padres, conserjes de un célebre colegio religioso de Madrid. Con su pérdida se nos va un auténtico referente del periodismo y la economía, unas ciencias que ambos amábamos y de la que éramos licenciados y también doctores (en este caso, él en Economía y yo en Periodismo).
Hoy, en esta desapacible noche otoñal, me siento triste y decaído. El buen periodismo se nos va. O al menos, para los que nos hemos formado con otros valores ahora denostados como el apoyo a los compañeros, el reconocimiento de sus éxitos, la no usurpación de las informaciones o, por supuesto, no chantajear a nadie, etc. No sé... su muerte me ha tocado. Quizá, porque aunque no me cueste aceptarlo, cada vez soy más mayor y estoy lleno de cicatrices de traiciones. Gustavo siempre me apoyó en este periodismo de libertad desde que coincidiera con él, allá por el inicio del año 1989 en la creación del diario La Gaceta de los Negocios, donde fue mi jefe. Desde entonces nunca aparcamos nuestra amistad.
Quizá por ello me deba hoy más que nunca a él y a su memoria, como también a la fidelidad de los muchos lectores de elcierredigital.com que nos apoyan en esta dura lucha mediática, sin red alguna, que emprendimos hace ya cinco años. Y quizá, por eso, como recomiendan los expertos, volcar en un texto esta madrugada los recuerdos y sensaciones de un ser querido y apreciado, creo que recompone el espíritu. Te permite secar las lágrimas sinceras y te da tranquilidad interna, necesaria antes de volver a llorar mañana su pérdida.
Escribir sobre la figura del periodista Gustavo Matías Clavero supone para mí recordar tiempos de batalla en pro del periodismo libre. Un sector fuera de intereses e interesados. Su muerte me lleva a revivir esos años de lucha difícil y dura contra las cloacas de la política y del poder económico, siempre omnipresente.
Eso fue, precisamente, lo que nos llevó a consolidar nuestra amistad, que como he dicho, empezó a forjarse allá por 1989 cuando nos reuníamos en el Hotel Convención, de la calle O'Donnell de Madrid, para crear el nuevo diario económico del Grupo Zeta que iba a dirigir otro grande del periodismo, José Antonio Martínez Soler (JAMS). Su cercanía nos fue uniendo todavía más. De esta forma, paso a paso, fue forjándose entre nosotros una fiel e imperdurable unión. Era cuestión de piel, como me gusta decir, o quizá de valores.
Luego juntos crearíamos, años después, el primer periódico digital de investigación libre en España el e-defensor, junto a mi buena amiga Yolanda Rodríguez. Más tarde se reconvertiría en Ibercampus, el primer digital universitario en España. El 'juguete' preferido de Gustavo, por el que siempre luchó.
La otra cara de Gustavo Matías: La docencia
Matías, como se le conocía en la profesión, era una persona inteligente y generosa que, tras ser casi todo en el periodismo económico, decidió gastar sus energías en impartir docencia en la Universidad. Y lo hizo de la mano de Ramón Tamames en el área de Estructura Económica de la Universidad Autónoma de Madrid, donde alcanzó la plaza como profesor titular.
Prestó servicios en la Universidad Autónoma de Madrid durante treinta años, desde octubre de 1987 hasta 2017. Primero, como Profesor Asociado y, más tarde, desde el 28 de enero de 2001, como funcionario de carrera perteneciente al Cuerpo de Titulares de Universidad, demostrando siempre una acreditada competencia profesional y un extremado celo en el estricto y escrupuloso cumplimiento de todas sus obligaciones. Estaba considerado como uno de los grandes analistas de la estructura económica de España.
Gustavo Matías ha publicado casi cuatro mil artículos en periódicos económicos (El País, El Mundo, Cinco Días, Expansión, La Gaceta, El Economista, Consejeros,Ibercampus.es, Cuartopoder.es, etc.) y varios otros en revistas académicas. Fue coautor de Los intangibles en el valor de las empresas (DS, 2014), Digitalismo (Taurus, 2001), además de una docena de libros: Manual de E-Comercio (7 volúmenes, Telefónica y La Gaceta, 2000), Teletrabajo (6 volúmenes, Grupo Negocios, 1999), Análisis del autoempleo en España (Ministerio de Economía 1998), Futuro actual (Fundación Caixa Galicia, 1996), Problemas de las telecomunicaciones (Círculo de Empresarios, 1996), Telecomunicaciones en el umbral del infolítico (BBV 1995), e Informar de Economía I y II (APIE-Banco Santander 1984, 1999).
Gustavo Matias, co-autor de “Los intangibles en el valor de las empresas: el negocio de Fausto”
Todo ello ha sido fruto de una vida de esfuerzo y excelencia profesional, que desarrolló sin perder sus innumerables valores como persona. Y ello, como sabemos sus amigos, le llevó a despertar en alguna ocasión la envidia de ciertos personajillos, a los que siempre Gustavo supo doblegar.
Con fecha 6 de septiembre de 2017, el entonces Rector de la Universidad Autónoma, Rafael Garesse Alarcón, acordó incoarle un expediente sancionador -y sin información reservada previa- al "haber tenido conocimiento de la posible participación y vinculación en distintas sociedades". El expediente fue instruido -a modo de relevos- por Concepción Santos Martín y Álvaro Martín Herrera, proponiendo la sanción disciplinaria de "suspensión de empleo y sueldo durante un año". Tras los oportunos y posteriores Recursos, la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo declaró nulo de pleno derecho dicho expediente sancionador, instruido a Gustavo Matías "sin las garantías procesales exigibles al caso".
Pero el daño irreparable inferido a la intachable imagen y trayectoria profesional del profesor Gustavo Matías resultaron demoledores, tanto en su estabilidad económica como -sobre todo- en su estabilidad emocional, física y mental. A su muerte, la restitución a su cargo y la devolución de haberes indebidamente interrumpidos aún se encontraban pendientes de ejecución y justa satisfacción.
No te quepa duda, querido Gustavo, siempre creímos en ti. Fuiste generoso compartiendo tu conocimiento y acompañando a muchos de nosotros en nuestro desarrollo académico y personal. Y, además, todo este prestigio en el mundo académico y periodístico queda rebajado si consideramos la huella humana que nos has dejado y transmitido. Su vida era también su familia, sus dos hijos (Irene y David, por los que sentía pasión) y su mujer, Mari Cruz, y últimamente sus nietos. Ahora todos ellos, al igual que los que le apreciábamos, lloramos su ausencia.
Cuando me enteré por la mañana de que acababa de morir, tras la llamada de nuestro común amigo el profesor Mario Arias, pensé: “Gustavo no te vayas... que todavía tenemos pendiente la comida del grupo de amigos de ahora en septiembre, queremos verte y abrazarte". Pero ya no será así. Ni este año ni en los próximos. Tu muerte nos lo impide. Pero te aseguro que nosotros lo vamos a hacer. Comeremos y brindaremos por ti, como querrías, porque tu recuerdo perdurará imborrable.
Quiero volver a darte las gracias por todo lo que has hecho en vida para agrandarnos como seres humanos, y aunque en muchas ocasiones ya te lo había expresado, hoy quiero hacerlo de nuevo públicamente, a título póstumo. Agradecerte tus valores sólidos, tu entereza personal y, sobre todo, hacernos entender y respetar al prójimo. Para quienes te hemos conocido, se nos va una magnífica persona, íntegra, recta y fiel en la amistad. Descansa en paz, Amigo Gustavo.
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