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CULTURA

Víctor Hernández, torero revelación con 24 años: Lo que soy hoy se lo debo al toro

El diestro se ha proclamado vencedor en el marco de la copa Chenel cuya final se ha celebrado en el coso de Móstoles

Víctor Hernández es un  joven torero de 24 años que, pese a su juventud, ya sabe lo que es salir por la Puerta Grande de Las Ventas -algo que consiguió en su etapa de novillero-, pero que también conoce el sufrimiento. Como se suele decir “el chico apunta maneras” y no solo apunta, ya despunta...

Este pasado 30 de mayo el matador, nacido en el municipio madrileño de Los Santos de la Humosa, confirmó su alternativa en el enclave de la  Feria de San Isidro y era este domingo 30 de junio cuando salía vencedor en el marco de la Copa Chenel, que ha ofrecido Telemadrid en todos sus festejos, tras cortar en su final dos orejas en total a los toros de Victoriano del Río y Pedraza de Yeltes.

-Víctor, la pregunta obligada es ¿cómo un chico de tu generación se mete en esto de los toros?

-Todo viene de cuando yo tendría unos catorce años, viendo en la televisión a mi primo concursar en un programa que se llamaba “Quiero ser torero” en Telemadrid  y ahí me enganché. Empecé a seguir a mi primo por los pueblos hasta que me apunté a la Escuela Taurina de Guadalajara.

-¿Cómo fueron esos inicios en la Escuela Taurina de Guadalajara?

-Al principio lo tomé como un juego pero yo lo tenía claro, quería saber si era capaz de torear lo más rápidamente posible y no perder el tiempo para nada. El caso es que poco a poco casi y sin darme cuenta el toreo se fue adueñando de  mi vida. Cada día, al salir del instituto solo pensaba en ir a entrenar, fui dejando un poco de lado a mis amigos al tener que viajar, entrenar mucho... pero no me costaba esfuerzo porque disfrutaba mucho con ello.

-¿Cómo y cuándo comienza tu andadura “torera”?

-Debuté sin caballos en 2015 con diecisiete años, en un pueblo llamado Cabanillas del Campo en Guadalajara y ese fue mi primer toque de atención, el toro me pegó muchas volteretas (Sonríe) y noté que la gente se asustaba y me pedía que matase ya y eso me daba fuerza y me hacía seguir adelante.

-¿Qué sentiste al vestir el traje de luces por primera vez?

-Ahí fue cuando vi que empezaba lo serio, me empecé a sentir torero. Ese día para mi era inimaginable cuando veía a mi primo en aquellos comienzos... Y sobre todo, sentí algo que también me ocurre a veces al día de hoy y fue pensar: ¿Qué hago yo aquí? ¿Cómo la vida me ha traído hasta aquí? Pero en ese momento como quizá eres mas inconsciente, no se piensa en nada, te dejas llevar y eres feliz porque en ese momento no tienes ni miedo. Me sentía grande...(Sonríe).

-¿Cuándo debutas con caballos?

-En 2018 en Siguenza, aunque precisamente ese año toreé poco, fue al siguiente en un corrida televisada donde se empezó a hablar de mí. Di que hablar entre los profesionales y ya comencé a torear, a salir mucho al campo gracias a mi actual apoderado Roberto Ortega que me fue haciendo “a fuego lento” toreando en muchos pueblos y tentaderos.

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Víctor Hernández, torero. | El Cierre Digital

-Y por fin llegas Madrid, vaya experiencia, ¿no?

-Después de estos primeros años llega 2022 y con él la oportunidad de torear en Madrid el 27 de marzo. Aquí toreé la primera novillada del año y le corté dos orejas a un novillo de Los Chospes consiguiendo salir por la Puerta Grande pero, más allá de los trofeos, lo que mas me ilusionó es que dejé un buen sabor de boca en los aficionados. En ese año toreé en plazas en la que nunca había soñado que lo haría como Santander, Bilbao, Zaragoza, Bayona... Fue un año muy especial para mí.

-Pero no todo son luces, también hubo sombras, ¿no es cierto?

-Por desgracia sí. A mitad de temporada cambié de apoderado, me fui con Matias Tejela en la esperanza de seguir evolucionando, de dar una vuelta de tuerca más a mi toreo y a mi vida pero, aunque la temporada no fue mal, pasado el invierno me di cuenta de que la cosa iba al contrario, la tuerca en vez de irse apretando se iba aflojando. Dado que ninguno de los dos estábamos de acuerdo, decidimos romper la relación.

-¿En ese momento comienza una etapa dura para ti?

-Sí. Me sentí solo, entrenando con amigos e intentando encontrarme a mí mismo. Hay veces que crees que llevas el camino recto y de repente ves que se te va desviando y hasta que lo retomas te toca pasar por baches y sinsabores pero bueno, eso también te forma y sobre todo, cuando pasas esos momentos valoras todo mucho más.

-Según tus propias palabras «He pasado una etapa dura y difícil, la vida no es fácil y se cometen errores que hay que superarlos para salir adelante y volverse a encontrar uno mismo» 

-Pues si, creo que lo conseguí. El año pasado volví a Madrid y corte una oreja y después tomé la alternativa el 1 de septiembre en Alcalá de Henares.

-Una tarde triunfal, cortaste tres orejas y saliste a hombros...

-Fue una tarde de las más bonitas de mi vida, pero más allá de la propia alternativa y lo especial del día, lo fue porque conseguí “cuajar” los toros y por las sensaciones que tuve al torear. Fue un día soñado que nunca voy a olvidar.

-¿Qué diferencias encuentras entre los dos días que marcan tu vida como torero, el debut de luces y la alternativa?

-Hay muchas cosas parecidas y otras no tanto. Por ejemplo el día de la alternativa tenía menos incertidumbres que el día del debut, porque ya habían pasado muchas cosas entre ambos y acumulado muchas experiencias. En cambio sí coinciden en la ilusión ante lo que va a venir a partir de ese día. Es muy difícil describir las sensaciones de esos momentos, pero sí que es verdad que en la alternativa me volví a sentir ese niño que tenía todo por delante. También viví una sensación curiosa como fue la de ver cómo los toreros como El Fandi, mi padrino ese día, te miran con cierta “envidia” al ver ese camino que tienes por delante, esa juventud, igual que se la tengo y admiro a ellos por ser lo que son y que yo espero ser algún día.

Uno de los entrenamientos del torero Víctor Hernández.
Uno de los entrenamientos del torero Víctor Hernández. | El Cierre Digital

-Una curiosidad, ¿cómo evolucionó el miedo en todo el tiempo transcurrido entre esos dos momentos?

-Yo creo que va subiendo y cuanto más tiempo pasa va a más (Sonríe). Quizá porque cuando empiezas tienes ese componente de inconsciencia del que hablamos antes y porque con el tiempo el tamaño del toro va en aumento (Sonríe). También influye el tipo del publico, del que tuve mi primer día que éramos chavales a los que se les permite casi  todo, hasta llegar a un público que te exige, que te pide una constante evolución de tu tauromaquia, que quiere ver ese compromiso tuyo con la profesión... eso aumenta el miedo. Quizá el principio es lo más bonito porque eres  casi “virgen” y con el tiempo vas viendo la dureza de la profesión.

-¿No es casi mayor el miedo a la responsabilidad que al propio toro?

-Al toro se le tiene miedo, aunque existe la técnica de salir a defenderte y que el toro no te coja, pero yo debo saber cual es sitio que tengo que coger, pese a que   tienes que tirar la moneda y no sabes lo que va a salir. El público es muy importante, sean 100 o 1.000 las personas que te estén viendo, pero del toro lo que me da miedo es saber cómo me tengo que poner delante de él, tengo que ponerme de verdad, tengo que cuajar una faena perfecta y para eso tienes que tirar, tienes que tragar, tirar a matar recto y ahí es fácil que te coja... Son muchas cosas y en esos momentos, el público es muy importante pero secundario.

-Ya hemos dado un repaso a la parte más taurina de Víctor, ahora queremos conocer tu lado más “humano”. Víctor, el no provenir de una familia no ligada al mundo taurino me imagino que hizo que te costara mas entrar en él, pero ¿cómo se dice a unos padres que quieres ser torero?

-La verdad es que de pequeñito iba a los toros con mi abuela y lo cierto es que iba más que nada a jugar, a ver si el toro tiraba al picador (Ríe). Pero, como te dije, pronto sentí esa necesidad de saber si tendría capacidad de torear y tuve que decirlo, reconozco que fue un momento difícil. Sabía que mi padre, aunque no le iba a hacer especial ilusión, lo llevaría mejor. Pero a mi madre le iba a costar bastante más admitirlo y por eso me daba cierto temor y un poco de vergüenza por sentirme incomprendido. Pero  mi primo me echó un mano y a final cuando me di cuenta  estaba ya en la escuela.

-¿A qué renuncias por el toro?

-Mira, mi madre solo me dijo que estudiase y te aseguro que me lo tomé muy en serio y me centré mucho mas en ello. Yo salía de entrenar y si hacía falta pasaba toda la noche estudiando. Por otra parte, si he renunciado a muchas cosas importantes, quizá ninguna, pero sí a salir con mis amigos y a momentos familiares. Por contra el toro me ha dado muy buenos amigos, conocer sitios diferentes... el toro me ha dado más de lo que me ha restado.

José Ignacio Herce junto a Víctor Hernández.
José Ignacio Herce junto a Víctor Hernández. | El Cierre Digital

-¿Qué te ha aportado personalmente el toreo?

-El toro te da una madurez precoz que te diferencia de otros chicos.  Creo que el toro ha forjado mi personalidad y hoy soy como soy por el toro. El toreo te aporta una serie de valores que hoy la sociedad esta perdiendo, como el respeto a los mayores, la humildad, la verdad, el compromiso con la profesión... Se ha evolucionado mucho en tecnología y demás pero se han perdido valores.

-Ya has alcanzado el sueño de todo novillero, la alternativa y además de manera triunfal, ahora empieza lo duro, ¿no es así?

-Si hay una cosa de la que puedo presumir es de que a mi familia no le ha costado grandes cantidades de dinero mi carrera, cierto es que mis padres siempre me han ayudado pero siempre he intentado que fuera lo menos posible, he funcionado con mis becas y con mi trabajo para  ir comprándome mis trajes y mis cosas. Hoy día gracias a Roberto con mis corridas puedo echarle gasolina al coche y demás...(Sonríe).

-¿Qué significa una puerta grande para alguien tan joven?

-La verdad es que el día antes ni me imaginaba que eso podía ocurrir pero, una vez pasado y aunque fue una alegría enorme, no me hizo sentirme superior a nadie. En cualquier caso no fue una casualidad, fue el resultado del trabajo, lágrimas y esfuerzo de mucho tiempo. Cuando llegué a mi casa ni me lo creía, de hecho no pude dormir en toda la noche, tenía una mezcla de emociones en mi cabeza.

-Ya sabes lo que es sufrir alguna cornada de importancia, ¿eso no te hace plantearte seguir este camino en la que se dice la profesión mas dura del mundo?

-Al revés, la primera cogida la tuve de novillero sin caballos y me fui a casa tan contento porque era el único de la escuela que tenía una cornada y eso me hacía tener algo que los demás no tenían (Ríe). Yo he llegado a tener una cornada en mi primer toro, operarme y torear el último. Considero que lo físico se cose y adelante,  las otras cornadas son peores y sobre todo en los momentos difíciles. También es cierto que tampoco he tenido ninguna de verme morir, que quizá son las que te pueden marcar.

-En estos momentos, ¿qué es para ti lo mejor del toreo?

-Precisamente eso, la sensación de torear, de evolucionar, de sentirme cada día mejor, sentir el cariño y apoyo de los profesionales, hacerte un toro... Eso no me lo ha hecho sentir nada mas que el toro.

-¿Quién es tu referente  en el mundo taurino?

-Muchos, pero quizá José Tomás.

-¿Cuál es tu sueño?, ¿la fama, el dinero, ligar mucho?...

-Los tengo a corto, medio y largo plazo. Yo lo que busco en el toreo es que todo lo que entreno, todo lo que espero, ¡que algún día me salga!, como te he dicho varias veces, conseguir cuajar ese toro sería lo más para mí. No soy una persona que busque la fama, solo sentir la admiración del publico, notar esa mirada de respeto y sentirte reconocido dentro de mi concepto del toreo.

-¿En algún momento te has sentido rechazado o discriminado por ser torero?

-Creo que no, aunque tampoco nunca lo he permitido porque siempre he defendido mi profesión  con mis argumentos, sin intentar convencer a nadie, tan solo exponer la realidad de nuestro trabajo.

-Desde tu perspectiva, ¿cómo ves el futuro del toreo entre los jóvenes, crees que hay afición entre ellos?

-Como te decía, en una sociedad que está perdiendo valores el ver a alguien que los mantiene conociendo nuestra forma de vivir, llama mucho la atención. Eso hace que se acerquen a conocernos. Yo creo que la afición entre los jóvenes va creciendo.

-¿Cuándo has sentido más miedo, ante el toro o ante la vida que tienes delante?

-Eso es difícil de contestar... El toro te da mucho miedo y respeto, sobre todo cuando sabes lo que tienes que hacer pero ves que tienes el 90 por ciento de las posibilidades de que te coja... Pero la vida te cambia en un momento, tiene demasiadas situaciones incontrolables y por eso me da más miedo que el toro.

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