Eduardo Guerrero, bailaor: 'El flamenco es un arte que llega a todo el mundo'
Guerrero acaba de recibir el Premio Cultura de la Comunidad de Madrid y es hoy uno de los artistas más reconocidos
Eduardo Guerrero es actualmente uno de los bailaores de flamenco mejor consagrados de España. Hoy en día presenta su espectáculo ‘Códigos’ en el majestuoso Teatro Real de Madrid, hasta el sábado 19 de octubre.
El bailaor, originario de Cádiz, acumula grandes éxitos en su carrera a sus 41 años. Piezas como ‘Jondo’, ‘Guerrero’ o ‘Callejón de los pecados’ son muestras donde el bailaor se abre de lleno en el escenario. Con el flamenco conecta con el público.
Una carrera que, con esfuerzo y pasión, le ha premiado con diferentes reconocimientos a su trabajo y al arte que hace con el flamenco. El Premio Lorca Intérprete Masculino Danza Flamenca, o recientemente el Premio Cultura de la Comunidad de Madrid son algunos de los que acumula en su palmarés.
Elcierredigital.com ha hablado con este artista flamenco. Eduardo Guerrero nos cuenta sobre sus inicios, sus proyectos de futuro, y lo que el flamenco significa para él.
- ¿Quién es Eduardo Guerrero? ¿De dónde nace tu pasión y vocación por el flamenco?
Soy un chaval de un barrio de Cádiz, muy sencillo, muy humilde y normal. Me crie en un entorno muy familiar, cerca de mi abuela y de mi familia materna más cercana.
Yo no tenía ningún tipo de relación con el flamenco. Fue una casualidad de la vida que me cruzara con esa escuela de flamenco que pusieron debajo de la casa de mi abuela.
El ser Eduardo Guerrero me lo regala el arte. El flamenco es el que, al niño sin ninguna pretensión de convertirse en artista, le da la oportunidad de crecer como persona y conocer mundo. Y sobre todo de generar este universo Eduardo Guerrero tan maravilloso que tantas satisfacciones me está entregando.
- ‘Jondo’, ‘Sombra Efímera’, ‘Códigos’, ensayos en el Ballet Nacional de Toronto… Háblanos sobre estos proyectos. ¿Estás inmerso en algún otro?
‘Jondo’ es esa pieza que estrenamos hace dos años en el Teatro del Generalife en el Ciclo de Lorca y Granada. Fue una experiencia única y maravillosa bajo la dirección y la dramaturgia de Triana Lorite y la dirección escénica de Sharon Fridman.
Revisitar a Lorca creo que lo hemos hecho todos, para mí fue un momento maravilloso para mi carrera. Me dio el regalo de poder descubrirlo y entenderlo.
‘Sombra Efímera’ es una pieza que tiene dos partes: ‘Sombra Efímera’ y ‘Sombra Efímera II’. Es un mundo imaginario de la visión de un arquitecto plástico que se llama Marco Canevacci, bajo la dirección de Mateo Feijóo. Se convirtió en un referente de lo que era sacar el flamenco o el arte a las calles.
Y nace ‘Sombra Efímera II’, ya llevada al teatro. Con una máxima implicación en las manifestaciones que el humano quiere representar y que mejor manera que desde la danza y el teatro.
Canadá ha sido brutal. Hemos llevado ‘Sombra Efímera’, hemos estado en el Museo The Aga Khan durante 3 días haciendo representaciones.
Un regalo que me ha quedado la vida es coreografiar una pieza para el Ballet Nacional de Canadá. Unos bailarines maravillosos que no tenían ningún tipo de relación con el flamenco, pero llegaron a entenderlo y a ver la diversidad de colores que tiene el flamenco.
- Vas y vienes a Toronto. ¿Cómo estás viviendo esta experiencia? ¿Esperabas llegar tan lejos cuando empezaste a bailar?
Es que es complicado pensar que en algún momento iba a estar yendo y viniendo a Toronto, principalmente por la distancia. No sabía que mi flamenco iba a calar tan hondo en el público canadiense.
Tengo que agradecer a la vida y al trabajo también. Hay que reconocer que hay un gran trabajo por parte de todo el equipo de la empresa.
No lo he pensado, lo he soñado y es verdad que los sueños se cumplen. En esta ocasión se están cumpliendo muchos de ellos.
- Has recibido el Premio Cultura de la Comunidad de Madrid, en una gala que presidió Isabel Díaz Ayuso. ¿Qué supuso para ti enterarte de la alegre noticia?
Fue algo muy muy emocionante. Realmente no me lo esperaba, no sabía nada. Yo estaba en residencia en Canadá con el Ballet Nacional y recibo la noticia a través de que la Comunidad de Madrid.
Necesitaba pedir permiso en el Ballet Nacional para que me dejaran un día libre, porque había cumplido uno de mis sueños.
Era un reconocimiento a mi carrera y yo tenía que estar ahí para recogerlo, no podía perderme ese momento. Solo pensaba en lo agradecido que estaba en que la gente apoyase mi carrera, esto es una carrera de fondo.
Me dijeron que sí, y al terminar los ensayos me cogí un vuelo a las 22:00 de la noche. Al día siguiente, tras recoger el premio, estaba de vuelta a Canadá. Esas idas y vueltas, si son de esa manera, son maravillosas.
- Eres gaditano de nacimiento, ¿qué te ata a Madrid?
Llevo a Cádiz en mi corazón y será así para toda la vida. Yo me vine a vivir a Madrid con 17 años, me dio la oportunidad Aida Gómez.
Madrid me regaló todas las oportunidades y parte de mi carrera. Al final, la mayor parte de mi vida la he pasado aquí en Madrid. Tengo muchos amigos y mi relación aquí.
Está lleno de oportunidades y acoge a todo el mundo. Ha sido el lugar de encuentro para muchos artistas. Pero, sobre todo, el cariño y la amabilidad con la que se trata a cualquier persona que venga de fuera, para hacerte sentir en Madrid.
- Cuándo bailas, ¿qué es lo que pasa por tu mente? ¿Cuál es la clave para calar hondo en el público y transmitirles tus mismas sensaciones?
Cuando bailo creo que dejo de ser yo. Hay una parte de mí que ya no existe en ese momento, aunque sí sepa que estoy en el escenario. Llega un momento en el que dejas de encontrarte a ti.
Creo que el momento duende del que se suele hablar, es el crecimiento de que uno sin darse cuenta lo encuentra, pero en uno mismo. En ese estado de gloria y satisfacción por lo que haces.
Para llegar al público creo que hay una clave y es no engañarlo. Mostrarle como eres sin crear un personaje sobre ti para que entiendan el flamenco. Desnudarte y tener la naturalidad que tienes siempre. Así el público empatiza y se da cuenta que ahí hay una realidad.
La respuesta del público siempre pone el punto gratificante. Creo que todo artista necesitamos de esa recompensa para seguir creciendo. Lo más importante es que tú sepas que ese aplauso es ganado por tu arte y por tu entrega hacia ellos, no por convencerle con una historia que no es real.
- ¿Qué significa para ti actuar sobre las tablas del emblemático Teatro Real?
Esa era otra de las maravillas con las que uno soñaba de niño. Yo vengo de Cádiz, cuando hablábamos del Teatro Real, lo soñaba con un lugar de la lírica.
Nunca imaginé poder estar en las tablas de un lugar tan emblemático y con tanto valor artístico. Cuánta gente grande ha pisado este escenario y ha demostrado su talento.
Para mí, es la séptima edición que paso. Soy el artista que más veces ha pisado el Ciclo Flamenco Real y en estos días lo estoy celebrando, porque no es fácil para nadie, pero si es muy satisfactorio. Vives cosas maravillosas como acercar el flamenco a gente que aún no lo conozca y se enamore.
- Consagrado para muchos como el ‘mejor bailaor de España’. ¿Qué consejo darías a las futuras promesas del flamenco?
Es algo que tienes que amar. Tiene mucho sacrificio a nivel familiar y personal. Hay que trabajar muchísimo, es un esfuerzo diario contigo mismo, con tu ego, con tu cuerpo, con tus proyectos.
Esto solo se consigue con trabajo. Y no pensar que el primer éxito es el galardón de haber conseguido algo. El flamenco siempre tiene algo guardado para ti para que sigas luchando y creciendo en este maravilloso mundo.
- ¿Cuál de tus trabajos consideras el más especial? Aquel que te haya calado de una forma más personal
Para mí todo todos los trabajos tienen algo de especial y de diferente. Cómo diría una madre, a todos los quieres.
Pero, para mí el espectáculo Guerrero es una pieza que me hizo dar un despegue a mi carrera y posicionarme como artista de la vanguardia. A nivel sentimental era un espectáculo que hablaba de las mujeres de mi vida.
De mi abuela, de mi madre, de las mujeres de mis relaciones sentimentales y de las que habían dirigido mi carrera. Era hablar desde todas las miradas. Desde lo sentimental, desde lo familiar, pero también desde lo profesional. Eso me aportó mucho crecimiento en mi vida.
- ¿Quiénes son tus referentes en el mundo del flamenco y la danza? ¿Y de la vida?
Cuando yo empecé a descubrir lo que era el flamenco para mí, los primeros fueron Joaquín Cortés y Antonio Canales. Ellos dos me marcaron una forma de entender el arte.
Cuando ya empecé a entender y a involucrarme un poco más en el mundo del flamenco, me fijé en Antonio el Bailarín, Antonio Gades o Vicente Escudero. Más en la época actual, me encanta ver a Israel Galván o Andrés Marín.
Son referentes que van marcando momentos de historia de la danza y me aportan ganas de seguir trabajando y seguir creciendo.
A nivel personal, referentes como mis padres por su educación y cómo nos han hecho crecer. Mi padre no conoce nada del flamenco y lo vamos descubriendo juntos.
- ¿En qué proyectos futuros podremos verte sobre el escenario?
Estaremos presentando nuevo espectáculo en Teatros del Canal. Ahora viajamos a Oporto, Estoril y Lisboa.
El próximo 3 de marzo haremos una pieza en el Festival de Jerez, que va a servir como crecimiento para el proyecto que se presente en los Teatros del Canal. Hay muchos más que se están creando. También viajaremos a Japón y a Australia próximamente.
- Por último, ¿qué le dirías al Eduardo Guerrero del futuro?
Que siga pensando que esto es esa carrera que nunca acaba. Que se cuide, sea fuerte y cuide a los demás. Pero, sobre todo, que respete al arte que es quien le dio este camino.
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