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Mujer sonriendo con chaqueta a cuadros y camiseta de rayas, al fondo un círculo rojo muestra a la misma mujer recostada en un inflable sobre una piscina
CULTURA

La doble cara de Tamara Falcó: De su adolescencia ultracatólica a su 'topless'

La marquesa de Griñón publica un posado en su piscina que contrasta con el conservadurismo de su infancia y adolescencia

La marquesa de Griñón, Tamara Falcó, ha vuelto a ser protagonista de la conversación pública. Esta vez no por sus colaboraciones televisivas, sus proyectos empresariales o sus altibajos con Íñigo Onieva. Esta vez Falcó ha sorprendido con una imagen compartida en sus redes sociales que ha levantado un intenso debate.

En la fotografía, tomada en su propia piscina, Falcó aparece insinuando un 'topless', una pose que ha sido interpretada por muchos como un gesto de 2libertad y naturalidad". Pero que también ha generado sorpresa en su entorno más cercano, marcado tradicionalmente por un perfil conservador y discreto.

La instantánea, que acumula comentarios y reacciones, no es una más dentro del habitual universo de publicaciones veraniegas de los personajes públicos. El contexto importa. Tamara Falcó ha sido siempre vinculada a un estilo sobrio y, en cierto modo, protegido por el peso de los apellidos Preysler y Falcó.

Por eso, este 'topless' insinuado ha sido leído como un gesto de evolución personal, de apertura a nuevas formas de expresarse públicamente. Al mismo tiempo, ha generado un pequeño terremoto dentro de un círculo social en el que lo recatado y lo tradicional solían imponerse.

Una reacción dividida al 'topless' de Tamara Falcó

La foto ha recibido una avalancha de respuestas. En Instagram, muchos seguidores aplaudieron la naturalidad de Tamara, calificándola de “liberadora”, “valiente” y “moderna”. Otros, en cambio, mostraron su desconcierto.

La crítica más repetida señala que un gesto así no se corresponde con la imagen de mujer profundamente religiosa que la marquesa ha proyectado en los últimos años. Especialmente tras su conocida conversión espiritual en 2011.

“Es una foto artística, no provocadora”, defenden algunos seguidores, mientras que otros recordaban que en el pasado la propia Tamara había hablado de su fe católica como un eje vital. El contraste entre esa dimensión íntima y la exposición de un 'topless', aunque sugerido más que explícito, alimentó la controversia.

Una infancia protegida y marcada por la discreción

Para comprender por qué esta imagen ha causado tanto revuelo, conviene mirar hacia atrás. Tamara Falcó nació el 20 de noviembre de 1981, fruto del matrimonio entre Isabel Preysler y Carlos Falcó, marqués de Griñón. Desde su infancia fue considerada la hija preferida de su madre. Criada en un entorno de privilegio, rodeada de lujos y atenciones, pero también bajo una estricta supervisión materna.

Los allegados a la familia Preysler describen a Tamara en su infancia como una niña “mimada”, en ocasiones “inaguantable”, pero siempre consciente de su apellido. Educada en colegios exclusivos como el Saint Anne’s School, sus resultados académicos no fueron brillantes.

Mujer sonriendo vestida con un vestido azul oscuro de manga larga y fondo con letras doradas
Tamara Falcó. | Europapress

Llegó a ser diagnosticada con un trastorno por déficit de atención (TDA), lo que condicionó parte de su etapa escolar. Sin embargo, siempre destacó por su carácter simpático y extrovertido, rasgos que le permitieron ganarse la simpatía de quienes la rodeaban.

Durante su adolescencia, su madre la vigilaba con especial atención. Mientras otros jóvenes de su edad frecuentaban discotecas y fiestas, Tamara debía conformarse con meriendas en casa. Una medida con la que Isabel Preysler buscaba protegerla de la exposición social. Esa educación recatada contrastaba con el temperamento inquieto de la joven. Una chica que soñaba con ser trapecista y buscaba vías de expresión creativa, sobre todo a través de la moda.

La fe como punto de inflexión

El gran giro en la vida de Tamara llegó en 2011, cuando, según ha relatado en entrevistas, se reencontró con la religión a raíz de una Biblia comprada por casualidad. Desde entonces, su fe católica se convirtió en un pilar central de su vida. Así lo cuenta Juan Luis Galiacho en su libro Isabel y Miguel (La Esfera de los Libros).

Empezó a acudir a retiros espirituales, a rezar el rosario y a participar en encuentros de carácter religioso. En 2013 llegó incluso a confirmarse en la catedral de La Almudena junto al cardenal Rouco Varela, en una ceremonia a la que no asistió su familia, salvo su madrina espiritual.

Este episodio cimentó su imagen como mujer devota y conservadora. Una imagen que se vio reforzada por sus colaboraciones en televisión en las que no dudaba en hablar de Dios y de sus convicciones. Fue precisamente esa dimensión espiritual la que la convirtió en un personaje distinto dentro del ecosistema mediático español: una 'celebrity' capaz de combinar la moda, la televisión y la fe.

De lo recatado a la libertad de un posado

Con este pasado, el posado en la piscina cobra mayor relevancia. No se trata únicamente de una fotografía sugerente. Es el reflejo de un proceso de transformación personal en el que Tamara parece reconciliar dos facetas que hasta ahora habían convivido en tensión. Por un lado, la de la mujer recatada, moldeada en un entorno conservador, y por otro, la de una adulta que reivindica su derecho a expresarse sin complejos.

El 'topless' insinuado, más que una ruptura con su fe, puede interpretarse como una reivindicación de la naturalidad. Una manera de decir que ser creyente no está reñido con mostrarse libre, segura de sí misma y en paz con su cuerpo. Sin embargo, la reacción de parte de su entorno demuestra que el cambio no deja indiferente a nadie.

Mujer sonriendo con un conjunto claro y abrigo beige posando en un evento de moda con fondo de la marca Pedro del Hierro
Tamara Falcó. | Europapress

Lo cierto es que Tamara Falcó ha demostrado en varias ocasiones que sabe moverse entre dos mundos. Por un lado, mantiene su papel como heredera de la elegancia y el estilo de  Isabel Preysler. Por otro, proyecta una espiritualidad que la ha llevado a colaborar con organizaciones religiosas y a declararse abiertamente católica practicante.

Este equilibrio no siempre es sencillo, y la fotografía de la piscina lo ha vuelto a poner de manifiesto. La marquesa de Griñón ha evolucionado desde aquella niña vigilada de cerca por su madre hasta una mujer madura que se permite romper ciertos moldes. La pregunta que muchos se hacen es si este gesto puntual marcará un cambio en su manera de relacionarse con la opinión pública o si, por el contrario, quedará como una anécdota en su larga trayectoria mediática.

Mujer con cabello corto y ondulado lleva un vestido satinado lila con un gran lazo burdeos en la cintura posando frente a un fondo con letras blancas
Tamara Falcó. | Europapress

El caso de Tamara Falcó refleja un cambio más amplio, el de una generación de personajes públicos que, incluso desde entornos tradicionalmente conservadores, se abren a nuevas formas de mostrarse ante la sociedad. Lo que en otras épocas hubiera sido un escándalo hoy se traduce en debate, pero también en aceptación y apoyo.

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