Décima de la Feria de San Isidro: El novillero 'Jarocho' abre la puerta grande
Finalizó la décima de la Feria de San Isidro con una interesante novillada de Fuente Ymbro
Cuando en una plaza de toros es palpable la entrega —como la de Jarocho ante el sexto novillo— y se hace el toreo con la verdad por delante, además con una puesta en escena clásica, el triunfo es inevitable. E irrebatible, porque así lo hizo el joven torero, que cosechó un triunfo clamoroso. Clamor del público, que supo calibrar lo que acababa de ver y pidió las dos orejas, que concedió el presidente. Bien por él.
Pero es que Alejandro Peñaranda no desmereció, sino todo lo contrario, porque paseó la oreja del cuarto tras una faena de novillero cuajado, también con entrega y clase en su toreo ante un novillo que no regalaba las embestidas, ya que exigía firmeza y entrega. Lo mismo que Ismael Martín, quien valiente y sin una duda, arrancó la del quinto.
Se puede afirmar que colaboró la novillada, pero ese fue muy relativo, pues el encierro, muy encastado, fue exigente y fue la entrega y el oficio de los novilleros lo que propició el interés.
El sexto fue un castaño bonito. Tenía pitones, cuello y cuajo. Humilló y dobló bien en el capote de Jarocho. Fue mal picado, dos puyazos caídos en cada entrada al caballo, debiendo de rectificar en ambos el piquero. Fue un animal que dio cuenta de un tranco magnífico en banderillas.
Con la rodilla en tierra comenzó Jarocho su faena, muletazos suaves, llevaba al de Fuente Ymbro hacia delante. Le dio sitio en la primera tanda en redondo y se le vino al pecho en el segundo muletazo. Lo mismo en la siguiente serie. Un novillo que fue desarrollando sentido, había que llevarlo muy metido en la muleta. Difícil y exigente. Pero no era tarde para que pasara en blanco, debió de pensar el torero, porque cruzado cuajó muletazos de frente a pies juntos bellísimos y desgarrados. Inteligente y valiente, Jarocho fue desgranando los naturales, de uno en uno, en varias series, y la verdad afloró. Esa verdad que tanto se valora en Madrid, y ese toreo clásico de sabor que tanto gusta. Dos orejas.
Antes tuvo que lidiar un sobrero de Villanueva, pues fue devuelto por blando el de Fuente Ymbro.
Fue un animal que se movía pero derrotaba al final del muletazo. Mas la muleta está para mejorar los toros, y eso logró Jarocho. Al final logró muletazos al natural de uno en uno, y lo llevaba por abajo, antes de volver a la mano derecha para ligar una serie de mucho contenido. Tardó en doblar el novillo, hubo petición no mayoritaria pero dio una aplaudida vuelta al ruedo.
La hazaña de Alejandro Peñaranda
Lo de Alejandro Peñaranda tuvo también importancia. El cuarto fue un jabonero exigente. Le dieron muchos capotazos en los dos primeros tercios e hizo una discreta pelea en el caballo.
La faena tuvo el más bello y mejor de los inicios: muletazos rodilla en tierra, llevaba al animal hacia delante. Siguió el tercio, serie en redondo, conjunción, el novillo tenía profundidad en su embestida. Una segunda serie, ligada, ya protestaba el animal a partir del tercer muletazo, y una tercera lograda. Al natural, buena serie. Le cogió y le volteó, pero volvió a la cara. El novillo se volvió áspero y exigente, con mucho que torear. Faena a más, varias series al natural muy conseguidas. Torero clásico este Peñaranda, de muy buen concepto, que aúna colocación y firmeza, sentido de la ligazón y temple. Estocada y oreja a ley.
El novillo que abrió el festejo fue bravo y encastado aunque no andaba sobrado de fuerzas. Se movía pero tenía un molestísimo derrote al final del muletazo con la mano diestra. Faena a mejor cuando le bajó la mano, bien colocado el novillero que llevaba al astado sin dejarse tocar la tela. Al natural, fenómeno el de Fuente Ymbro por el pitón izquierdo, tomaba con celo la muleta y iba largo y entregado. Bien de concepto y de ejecución la faena del de Iniesta, no era fácil el novillo, bravo y encastado, y la faena tuvo pasajes de muy buen toreo.
El valor de Ismael Martín
La garra y el valor de Ismael Martín le permitió no ser menos. Bonito el quinto, acucharado de pitones, manseó en el caballo. Tercio vibrante de banderillas a cargo del torero salmantino ante un novillo que embestía como un obús.
Inició la faena de rodillas en redondo con un farol y muletazos ligados. En el tercio, embestida un poco desordenada, le perdía pasos, complicado el novillo, con genio, y era de mucho llevar. Valiente el novillero y emoción en la faena, había que buscar el pitón contrario y Martín lo hacía. Bernadinas finales. Buena estocada y oreja.
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Terciadito el segundo, enseñaba las puntas. Hizo una buena pelea en el caballo y tuvo buen tranco en banderillas, en un tercio protagonizado por el novillero con desigual fortuna.
Ayudados por alto en el inicio de faena, pasajes un punto embarullados, derrotaba en cuanto tocaba la tela, violento en el final del pase, reponía. El novillo se iba orientando, tenía genio, se puso mirón y ese derrote final deslucía el intento del torero por llevarlo y ligarlo.
Novillada de las que crean afición, llena de matices en cuanto al comportamiento de los astados y con un resultado esperanzador debido a los jóvenes toreros.
FICHA DEL FESTEJO.- Cinco novillos de Fuente Ymbro, y uno, sobrero (3°) de Villanueva. Bravo y encastado el 1°; con genio el 2°; se movió el 3° de forma desigual; exigente el 4°; áspero y exigente el 5°; complicado y encastado el sexto. Pesos: 514, 493, 489, 510: 498 y 505 kilos.
Alejandro Peñaranda, de gris plomo y oro. Pinchazo y estocada (Ovación tras aviso); estocada (Oreja tras aviso).
Ismael Martín, de grana y oro. Estocada caída (Silencio); estocada caída (Oreja)
Jarocho, de nazareno y oro. Estocada casi entera (Fuerte petición y vuelta tras aviso); estocada (Dos orejas tras aviso).
Plaza de Toros de Las Ventas. Dos tercios de plaza cubierta. Saludó tras parear al sexto Jarocho padre. Jarocho salió por la Puerta Grande.
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