Celia Cruz hace historia: Será la primera cantante latina que aparecerá en una moneda
La intérprete cubana falleció en 2003 víctima de un tumor cerebral tras convertirse en una leyenda de la música
La cantante afrolatina Celia Cruz regresa a la memoria de los estadounidenses y por la puerta grande. La intérprete de ‘La vida es un carnaval’ será la primera mujer latina en recibir un homenaje a través del programa ‘American Women Quarters’, una serie de monedas de cuarto de dólar estadounidense donde están acuñadas mujeres representativas de la historia del país.
Según un anuncio de la Fábrica de Monedas de Estados Unidos, Cruz tendrá su propia moneda de 25 centavos de dólar, tal y como ha ocurrido con Patsy Takemoto Mink, la primera mujer de color que ocupó un escaño en el Congreso; Mary Edwards Walker, defensora de los derechos de la mujer y cirujana de la época de la Guerra Civil; la poetisa, activista y abogada Pauli Murray; y la escritora, compositora y educadora indígena americana Zitkala-Ša.
"Todas las mujeres homenajeadas han vivido vidas notables y multifacéticas, y han tenido un impacto significativo en nuestra nación a su manera única", afirmó Ventris C. Gibson, directora de la Casa de la Moneda, en un comunicado. Además, añadió que “estas mujeres fueron pioneras del cambio a lo largo de sus vidas, sin ceder al statu quo que se les impuso. Al honrar a estas mujeres pioneras, la Casa de la Moneda continúa conectando América a través de monedas que son como pequeñas obras de arte en su bolsillo”
La diva de la música tropical
Al igual que el Partido Comunista cubano, Celia Cruz llegó al mundo el 21 de octubre de 1925 en Santos Suárez, una de las barriadas más pobres de La Habana. Hija de Simón Cruz, un fogonero de ferrocarril y Catalina Alfonso Ramos, ama de casa, la intérprete pasó gran parte de su infancia junto a sus tres hermanos y sus primos.
La música despertó en ella gran pasión desde pequeña y, de hecho, comenzó con las nanas que solía cantar a los pequeños, y le gustaba observar a las orquestas que tocaban en los míticos cafés cubanos. Firme en sus convicciones, renegó de la autoridad que le infundía su progenitor al alejarla del deseo de ser cantante y aunque decidió estudiar magisterio no finalizó la licenciatura e ingresó en el Conservatorio Nacional de Música.
Sus inicios en la música no fueron fáciles pues la intérprete se abrió paso junto a ‘compañeros’ como Tito Puente, Carlos “Patato” Valdés o Ray Barretto y comenzó a actuar en las corralas habaneras y en programas de la radio nacional como La hora del té o La corte suprema del arte. La joven comenzaba a hacerse notar en La Habana y junto a la formación Sonora Matancera logró el primer puesto en algunos concursos que se organizaban para talentos noveles.
Durante la década de los cincuenta Cruz ya era toda una diva de la música tropical y popularizó los ritmos musicales como el son, el son montuno, el guaguancó, la rumba, la guaracha y el bolero. Fue junto a sus compañeros de grupo cuando, tras el estallido de la Revolución Cubana en 1960, la cantante viaja a México y posteriormente a Estados Unidos. Jamás volvió y de hecho se convirtió en uno de los muchos rostros que alzaron la voz contra el régimen cubano en el exilio.
Triunfo como solista
Fue durante su exilio cuando su carrera musical comenzó a despegar y, tras abandonar el grupo, desarrolló una fulgurante trayectoria como solista. En 1965 lanza su primer disco, Canciones que yo quería haber grabado primero, al tiempo que adoptó la nacionalidad estadounidense tras permanecer durante cinco años en Estados Unidos como refugiada política.
Los éxitos de Cruz no cesaban. Entre los temas más recordados de la cantante figuran 'La vida es un carnaval', 'Guantanamera', 'Quimbara' o 'La Negra tiene tumbao'. Además de convertirse en un mito puso de moda expresiones como '¡Azucar!'.
El arte, su voz tan característica y la alegría que desprendía la reina de la salsa llamaba la atención entre el público masculino aunque solo se le llegó a conocer un amor. Contrajo matrimonio en 1962 con su trompetista Pedro Knigth y ambos pudieron regresar a Cuba dominada por Fidel Castro que admiraba a la cantante.
La voz de la leyenda de la música cubana parecía inquebrantable aunque no fue hasta 2002 cuando se fue apagando lentamente. La intérprete sufrió diversos problemas de salud que evidenciaron que padecía un tumor cerebral. Un año después fallecía en su casa de Fort Lee (Nueva Jersey) a la edad de 77 años.
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