
Las causas que destruyeron la vida de Oscar Wilde: Se cumplen 130 años de su juicio
El autor del 'Retrato de Dorian Gray' fue condenado en 1895 por indecencia grave en Reino Unido, que destruyó su carrera
Hoy, 25 de mayo de 2025, se cumplen 130 años del encarcelamiento de Oscar Wilde. Fue uno de los más brillantes escritores de lengua inglesa, así como una figura trágica de una época que criminalizó la diferencia.
Su condena por “indecencia grave” en 1895, tuvo lugar bajo la Sección 11 de la Enmienda Labouchere. Este hecho marcó no solo el ocaso de su carrera, sino también un capítulo oscuro en la historia de la persecución legal contra la homosexualidad.

Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde nació en Dublín el 16 de octubre de 1854, en el seno de una familia culta e influyente.
Su padre, William Wilde, fue un reconocido cirujano, y su madre, Jane Wilde, poetisa nacionalista que escribía bajo el seudónimo “Speranza”. Su formación en el Trinity College de Dublín y luego en el Magdalen College de Oxford consolidó su reputación como estudiante brillante, especialmente en los clásicos. En 1878, ganó el prestigioso Premio Newdigate por su poesía.
Figura central del movimiento esteticista. Wilde se convirtió en un ícono cultural tanto por su talento como por su estilo provocador y su crítica incisiva a la moral victoriana.
Su producción literaria abarcó poesía, ensayo, cuento, novela y teatro. Su única novela, El retrato de Dorian Gray (1890), escandalizó a la crítica por su contenido sugerente y su carga simbólica. Como dramaturgo, triunfó con obras satíricas como El abanico de Lady Windermere (1892). Un marido ideal (1895) y la célebre La importancia de llamarse Ernesto (1895). Todas con una aguda crítica a la hipocresía social.
El amor, el escándalo y la prisión
En 1891, Wilde conoció a Lord Alfred Douglas, un joven poeta de 21 años, conocido como “Bosie”. La relación fue intensa y turbulenta, marcada por episodios de excesos y manipulación emocional.
La carta que Wilde escribió desde la cárcel, De Profundis, revela la complejidad psicológica de esa unión. Que si bien lo inspiró, también contribuyó a su ruina.

La tragedia se precipitó cuando el marqués de Queensberry, padre de Douglas, acusó públicamente a Wilde de “sodomita”. En un intento por defender su honor, Wilde lo demandó por difamación.
El juicio se volvió en su contra cuando surgieron pruebas de su homosexualidad, entonces ilegal en el Reino Unido. El 25 de mayo de 1895, Wilde fue condenado a dos años de trabajos forzados por “indecencia grave”.
Durante su reclusión en Reading Gaol, Wilde escribió la mencionada De Profundis y vivió un proceso de transformación espiritual. Tras ser liberado en 1897, se exilió en París bajo el nombre de Sebastian Melmoth. Murió en la pobreza el 30 de noviembre de 1900, a los 46 años, convertido al catolicismo y prácticamente olvidado por el público que antes lo aclamaba.
La vida sentimental de Oscar Wilde fue compleja, apasionada y profundamente influida por las rígidas normas sociales de su tiempo.
Aunque fue esposo y padre, sus vínculos amorosos más intensos y conflictivos los tuvo con hombres, en un contexto en el que la homosexualidad no solo era estigmatizada, sino criminalizada.
Constance Lloyd: La esposa y madre de sus hijos
En 1884, Wilde se casó con Constance Lloyd, una mujer culta e independiente, con quien tuvo dos hijos: Cyril y Vyvyan.

Durante los primeros años, el matrimonio fue estable, pero a medida que Wilde se adentraba en su vida secreta con hombres, la relación se fue deteriorando.
Tras su condena, Constance se trasladó al extranjero con sus hijos y cambió su apellido. Murió en 1898. Pese a todo, mantuvo un cierto respeto por Wilde, y nunca rompió del todo con su figura.
Robbie Ross (1869–1918): El primer amor masculino
Robert Baldwin Ross fue el primer amante masculino confirmado de Wilde. Se conocieron en 1886, cuando Ross tenía 17 años.
Intelectual precoz y figura clave en los círculos artísticos londinenses, Ross no solo fue amante, sino también confidente, protector y, tras la muerte de Wilde, su albacea literario.
Fue quien organizó la publicación póstuma de obras como De Profundis, y quien aseguró que Wilde recibiera un entierro digno en París. Su amor por Wilde fue constante, incluso en los momentos de mayor decadencia.
Lord Alfred Douglas (1870–1945): La pasión destructiva
La relación más célebre, y trágica, en la vida de Wilde fue con Lord Alfred Douglas, apodado “Bosie”. Poeta de temperamento impulsivo, Bosie tenía 21 años cuando conoció a Wilde, que ya era una figura consagrada.
Su vínculo fue marcado por el escándalo, la dependencia emocional y los excesos. Wilde lo describió en De Profundis como una relación “tóxica pero imposible de abandonar”. Fue precisamente el conflicto con el padre de Douglas, el marqués de Queensberry, lo que desencadenó los juicios que terminarían con Wilde en la cárcel.
Tras un intento fallido de reconciliación en Nápoles en 1897, su relación se rompió definitivamente. En sus últimos años, Douglas repudió públicamente la homosexualidad y adoptó posturas profundamente conservadoras.
Richard Le Gallienne (1866–1947): El amor fugaz
Poeta y escritor británico, Richard Le Gallienne tuvo un breve romance con Wilde hacia 1888. Aunque la relación fue corta, ambos mantuvieron una correspondencia afectuosa durante varios años.

Le Gallienne se trasladó más tarde a Estados Unidos y siguió una exitosa carrera literaria. Fue uno de los pocos que recordaron a Wilde con cariño y admiración tras su muerte.
Otros vínculos y sospechas
Aunque no todos los nombres están confirmados por la evidencia histórica, hay indicios de que Wilde mantuvo otras relaciones o encuentros con jóvenes admiradores.
Especialmente, durante su estancia en Oxford y más tarde en los círculos bohemios de Londres y París. Sin embargo, debido a la naturaleza ilegal y clandestina de estas relaciones, muchas permanecen envueltas en la ambigüedad.
La condena de Wilde fue un síntoma de la rígida moral victoriana. También un punto de inflexión que, con el tiempo, catalizó un cambio en la percepción pública de la homosexualidad.
Reino Unido tardó más de siete décadas en comenzar a revertir esa represión legal. En 1967, las relaciones homosexuales privadas entre adultos mayores de 21 años fueron despenalizadas en Inglaterra y Gales.

Desde entonces, los avances han sido notables. La igualdad en la edad de consentimiento (2000), el derecho a la adopción (2002), la legalización del matrimonio igualitario (2013–2020). Más simbólicamente, la promulgación de la “Ley Alan Turing” en 2017, que otorgó indultos póstumos a miles de personas condenadas por su orientación sexual, incluyendo a Wilde.
En 2024, el gobierno británico aprobó un esquema de compensación económica para veteranos militares expulsados por su orientación sexual. Un nuevo paso hacia la reparación histórica. La historia de Oscar Wilde ha trascendido fronteras.
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