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Carmen Lomana, ante su libro de memorias: 'Yo nunca he vendido mi vida'
En 'Pasión por la vida', la empresaria recopila momentos de su trayectoria vital, desde su feliz infancia a su triste duelo
Carmen Lomana es una de las figuras más reconocidas del panorama social. Empresaria, coleccionista de alta costura y habitual en los círculos de la moda y la televisión. Lomana es el ejemplo perfecto de sofisticación y estilo, consagrándose como una de las socialités referentes en glamour.
Aunque ha tratado de mantener su vida privada al margen de su vida social y profesional, por lo que son pocos los detalles que se conocen sobre ella.
Hija de padre banquero con cierta notoriedad y de madre leonesa, es la mayor de sus cuatro hermanos. Tras una feliz infancia se trasladó a Londres, donde conocería al que fue el gran amor de su vida, el diseñador Guillermo Capdevilla. La vida de Carmen se entristecería con la muerte de éste en 1999, a causa de un accidente automovilístico.
Años después, tras un duelo de profunda tristeza, la empresaria recuperaría la ilusión de vivir.

Este miércoles, el Club Monteverdi de Madrid ha acogido la presentación de su libro de memorias 'Pasión por la vida' (La Esfera de los Libros). Su "libro más personal y una confesión en voz alta para quienes, a lo largo de los años, se lo han pedido".
ElCierreDigital.com, en una conversación con Carmen Lomana, desvela los detalles más personales de su historia. Así como lo que la ha inspirado a escribir este libro.
- ¿Por qué ha querido escribir un libro de memorias?
- Porque me apetecía, creo que era el momento. La gente me decía "Carmen deberías escribir". Ha sido el momento de darles a mis seguidores lo que me pedían, y a mí me apetecía también. Es mi cuarto libro, el más personal y el más íntimo. Estoy muy contenta.
- ¿Cómo ha sido escribir estas memorias? Háblenos del proceso.
- Ha sido bastante pesado, porque yo trabajo mucho y tenía que dejar los fines de semana para escribir.
A veces se me atascaba, porque también tienes que hacer un proceso de recuerdos, que no siempre te ponen alegre. Otras veces estaba muy cansada y lo que hacía era dictarlo en una grabadora y dárselo a alguien que me lo escribiera. Y una vez escrito, yo lo corregía o lo cambiaba.

Llegó un momento que me decían de la editorial, "pero Carmen, ¿qué pasa con el libro?". Y yo respondía, "bueno, ya saldrá en algún momento". Y así fue. En verano pegué un gran sprint y para Navidad estaba listo.
- ¿Cree que el público tiene prejuicios sobre usted y este libro puede ayudar a corregirlos?
- Seguramente. Más que prejuicios, que también, porque hay muchas leyendas urbanas, muchas tonterías que se han dicho sobre mí. Sobre todo es que no conocen de mi vida. Yo nunca he vendido mi vida, ni he hablado de mi vida privada. Saben que soy viuda, que mi marido se mató en un accidente de coche, pero poco más.

Y este libro también es muy divertido. Porque cuento desde que era pequeña hasta ahora. Desde que nací, prácticamente.
- ¿Cómo definiría su infancia?
- Feliz. Tremendamente feliz. Una época maravillosa. La edad de la inocencia, de la felicidad. De sentirme muy querida y muy cuidada. No solo por mis padres, sino también por mis abuelos. Por mi tata, que me cuidaba. Por toda la gente.
Yo no sabía lo que era la 'no felicidad'. Fui cinco años hija única, así que estaba entre algodones. Yo era una niña muy tranquila, nada conflictiva, quizá porque era muy feliz.
- ¿Hay alguna anécdota que se incluya en las memorias de la que pueda adelantarnos algo?
- Yo tenía unas ganas enormes de tener un hermano o una hermana. Aunque era muy independiente, me hacía mucha ilusión. Siempre que veía a una cigüeña, le pedía a gritos desde la calle. "Tráeme una hermanita, tráeme una hermanita".
A mi madre le dijeron que no iba a poder tener más hijos, pero se equivocaron porque luego tuvo tres más. Cogió carrerilla.

Cuando nació mi hermana, lo recuerdo como algo maravilloso. La noche anterior había estado con unos amigos, habíamos ido a la piscina. Cuando volvía de la piscina por la tarde con mi tata en el autobús, alguien me dijo, "¡Ay, Carmen, has tenido una hermanita!". Bueno, yo creía que me volvía loca de la emoción. Tenía cinco años.
Llegué a casa, subí las escaleras y entré en la habitación de mi madre como una loca. Cogí a la niña y la niña me miró. Nunca, nunca se me olvidará cómo mi hermana María José, volteó la cara y me miró.
Mi madre me dijo, "¡Que no es un muñeco, por favor, déjala, no la cojas! Pero dale un besito". Le di un besito y era feliz. Eso lo recuerdo como la vez que fui más feliz en mi infancia.
Y Rafael nació cuando yo tenía 17 años. Mi madre era lenta, pero segura.
- Carmen, ¿cómo vivieron en su familia que su padre fuese amenazado por ETA?
- Mal, porque nunca lo imaginamos. Fue impresionante. Una noche nos reunió todos y lo dijo, nos enseñó la carta. Yo no quiero ni acordarme. Y entonces, claro, empiezas a tener miedo. Mi padre se marchó, estuvo creo que un año más en San Sebastián, pero no podía vivir así.
Él se iba a pasear o a jugar al póker con sus amigos. La vida normal que hace un señor. Pero se prohibía todo.
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Llevaba un coche súper blindado. Durante una época yo iba siempre mirando de reojo y hacia atrás, por si alguien me seguía. Hemos vivido años tan duros, que ahora los ves y parece que todo está perdonado, pero es muy difícil perdonar.
Delante de mí mataron al que era entonces comandante de Marina. Íbamos paseando un domingo por la playa de La Concha y, de repente, el señor que iba delante de nosotros con su mujer cayó y le rodeó un charco de sangre. Fue un chico que llegó corriendo y llevaba una pistola con silenciador.
No te daba tiempo a reaccionar. Yo ese día creí que me moría. De nervios, de todo. O estar durmiendo a las cinco de la mañana y escuchar unos tiros secos. Asomarte a la ventana y ver un cadáver debajo de tu ventana de un pobre señor que no tenía nada que ver. Muy horroroso.
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Creo que hay una memoria histórica muy reciente que parece que la han querido tapar y disculpar. Qué maravilloso fue el discurso que salvó tanto 'panfleto' el otro día en los premios Goya de la productora de 'La Infiltrada'.
Que decía eso mismo. "Oiga, a los que hay que tener misericordia, pena, cariño y arroparlos es a las víctimas". Y todos conocemos a una mujer maravillosa que se quedó sin piernas.
- Durante una época de su vida vivió en Londres y allí conoció a Guillermo, su marido. ¿Qué le aportó esa ciudad a su vida? ¿Le influyó en su manera de pensar?
- Muchísimo. Imagínate, una chica muy joven que sale de España y va a una sociedad muy abierta, muy diferente. Era la moda total, lo más cool que había. Estaba descubriendo el mundo. Era otra vida, era ver España desde otra perspectiva. Fui muy feliz. Me aportó muchísimo todo el movimiento punk. Lo recuerdo como algo maravilloso.
Allí conocí a mi marido, en un club de jazz. Él sí que ha sido la persona que más ha influido en mi vida y en mi felicidad también.
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Entonces, adoro Londres. Para mí, pasear por las calles de Londres, por Chelsea, mi barrio, es una maravilla. Son una maravilla de recuerdos.
Los primeros años, tras fallecer Guillermo, no lo podía soportar. Cada vez que iba, me venían todos los recuerdos y lloraba y lloraba. Me sentía muy desgraciada, pero ahora ya lo tengo superado. Aunque eso no quiere decir que Guillermo no esté siempre en mi pensamiento y en mi vida.
- Sin pretender buscar un spoiler del libro, ¿cómo fue su vida con su marido? ¿Qué significaba Guillermo para usted?
- Guillermo significaba la armonía, el amor intenso. El conocimiento, porque era un hombre cultísimo. Aunque me llevaba solo dos años, aprendí muchas cosas que yo nunca había pensado ni había vivido.
También me hizo tener más conciencia política. Más conciencia del momento que me iba tocando vivir en mi vida. Y el amor, el divertirnos con amigos, la juventud.

Era feliz, todo iba muy bien. Mi vida era tranquila y armoniosa. A él le fue muy bien en su trabajo. Tenía un vicio, que eran las casas, se encaprichaba. Vivía rodeada de belleza, de confort, de amor. Ahora, cuando me dicen "que bien vives", yo digo siempre "que bien he vivido".
- ¿Cómo vivió el proceso de duelo tras haber perdido al amor de su vida?
- Durísimo y larguísimo. Muy mal. Lo que pasa es que, en la vida, ser feliz es una cuestión de voluntad, de querer serlo. Siempre, siempre merece la pena la vida. Y ya que tenemos que vivirla, hagámoslo de la mejor manera.
El luto hay que pasarlo. Hay que dejar un tiempo, porque solo el tiempo te quita el dolor. Pero tampoco hay que forzar y dejar ahí cosas, hay que pasarlo. Venir a Madrid para mí fue la mejor idea que tuvo mi madre.
Me dijo, "tienes una casa en Madrid, vete allí y empieza otra vida sin recuerdos", porque a Madrid no veníamos nunca. No nos gustaba Madrid. Por entonces, era un Madrid muy diferente al de ahora. Vine y estoy muy agradecida. Me parece que haya vivido aquí toda mi vida. Soy feliz, adoro Madrid, me parece la mejor ciudad del mundo.
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Madrid me dio la vida. Me di cuenta de que ya estaba curada o casi curada.
Fue después de que un día me invitaran a una capea en el campo. Había música y flamenco, y de repente me puse a bailar. Hacía años que no bailaba, que no me reía. Pensé ¡qué bien!, no me sentí mal. No sentí mala conciencia. Lo estaba pasando fenomenal, me di cuenta de que estaba curada porque era capaz de bailar, de reírme, de ilusionarme.
Ahora estoy bien.
- En Madrid se quedó y ahí comenzó su popularidad. ¿Por qué cree que se hizo famosa? ¿Qué cree que le gusta al público de usted?
- Pues no lo sé. Cuando vivía en San Sebastián también me llamaban para hacerme entrevistas en la radio. Pero quizá era diferente. Siempre me he vestido bien, me ha gustado mucho la moda. Era muy libre y decía cosas que mucha gente no se atrevía a decir. Yo nunca me he propuesto ser políticamente correcta y gustar a todo el mundo. Yo soy yo, digo lo que yo pienso y ya está.
Hay que respetar mi pensamiento o no respetarlo, pero eso es mío.
Una persona que llega a Madrid, nueva, que se viste muy bien y que hace mucha vida social. Debió de llamarles la atención. Entonces un día me llamaron para una entrevista. Y yo, nunca he tenido miedo, porque la vida para ser feliz hay que vivirla sin miedo. Cuando me llamaron en televisión, dije, bueno, voy a probar y a lo mejor me ayuda a quitarme esta melancolía que se me ha quedado.

Y así empecé. Me di cuenta de que me gustaba y ya está, hasta hoy. Nunca me he arrepentido, jamás. He aprendido muchísimo y me he quitado timidez porque aunque no lo parezca, soy tímida. También a ser más tolerante, paciente para aguantar a haters e incluso a compañeros que me critican. Pero forma parte de la vida, no me importa.
- ¿Le ha costado manejar esa exposición?
- Sí, al principio mucho. Al principio llegó un momento en que estaba angustiada. Sobre todo cuando recibí unos ataques bestiales de Sálvame. Era todo mentira, calumnias. Entonces, yo dije, no, esto no me interesa. Y estuve años sin volver a televisión. No podía.
Me salvó el escribir en La Razón, que era un desahogo, y la radio en ABC Radio. Me contrató Albert Castillo, al que toda mi vida estaré agradecida. Todo lo que sé de radio me lo enseñó él. Luego ABC Radio lo compró COPE. De ahí me fui a Onda Cero y ahora he terminado en COPE otra vez.
- En el libro habla de ciertos aspectos de su vida amorosa. ¿Le fue fácil retomar su vida amorosa tras enviudar?
- No, porque dejé un tiempo. Pero llegó un día que ya tenía ganas de que me abrazasen, de que me quisieran. De sentir lo que era un hombre a mi lado. Entonces no me costó. Conocí a una persona de la que no puedo decir que estuviera enamorada, pero le tenía cariño. Y él me quería mucho a mí. Eso me ayudó una barbaridad, mucho.
- ¿Cree que puede volver a enamorarse de nuevo?
- Bueno, yo me he enamorado varias veces. Ahora es cuando menos dispuesta estoy, me da pereza. Me da pereza la convivencia y no tengo mucho tiempo para entregar. Y una relación necesita entrega y estar ahí, y estar también pendiente de la otra persona.
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No igual que de Guillermo porque cada amor, cada época y cada edad tiene una forma de enamorarte. Pero la ilusión, la emoción y la pasión siempre es la misma. La intensidad, no tanto.
- Muchos la tachan de 'pija', pero ¿cómo es realmente Carmen Lomana?
- Que compren el libro y lo van a ver. Mucha gente me dice "Carmen, nos está encantando. Es como hablar contigo". Eso es muy bonito, me encanta cuando me lo dicen.
- Ágatha Ruiz de la Prada confirmó su ruptura con Patón, ¿qué opinión te merece la nueva faceta mediática de él?
- Yo estoy convencida de que todo esto es un montaje para hacer caja. Van a estar así una temporada y van a volver porque, entre otras cosas, a Ágatha le da miedo estar sola. Esta pareja ya me tiene aburrida porque en cualquier aparición hablan de mí.
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Yo jamás he empezado esto. Esto lo empezó Ágatha el día que se sentó en un plató y dijo, "vengo a destrozar a Carmen Lomana". Éramos amigas, conocidas desde el año 81. Le dije que ya estaba bien de poner verde a su marido, que era el padre de sus hijos, que no siguiera insultándolo. Eso no lo pudo aguantar. Ágatha no aguanta la tristeza como no aguanta la competencia. Y eso es por lo que de momento ha dejado, dice, al novio. Él quería ser más famoso que ella y, de hecho, están cada uno en una televisión.
Él me parece lo peor. Está enloquecido por la fama, por el éxito y querer ser. Ágatha, al fin y al cabo, ha sido amiga mía, aunque también me parece fatal lo que hace.
- Carmen, su libro se lo dedica a una mujer llamada Sandra, ¿puede hablarnos de ella?
- Es la empleada de mi casa, que lleva trabajando conmigo desde hace 23 años. Es maravillosa y sin ella probablemente no habría sido posible hacerlo, porque es una ayuda inestimable. Es lealtad, es un respeto mutuo y un cariño muy grande.
Ella está emocionada porque nunca imaginó que yo le iba a dedicar mi libro de memorias, pero, ¿cómo no?, si ha formado parte de mi vida. Me ha ayudado y me ayuda continuamente.
- En 'Pasión por la vida', ¿cuenta todo o se ha dejado cosas en el tintero para una segunda parte?
- No creo que haya una segunda parte. No porque no tenga temas, sino porque no. Aunque bueno, nunca puedes decir que nunca jamás.
- Trabaja en varios medios durante la semana, Kiss FM, Telemadrid, la Cope... Además, se mantiene activa en su faceta como influencer en sus redes. ¿En qué proyectos la podremos seguir viendo próximamente?
- Estoy en demasiados sitios. Menos el domingo, todos los días estoy en algún medio. Ya lo veremos próximamente, pero de momento en lo que estoy. Hay que dejar que la vida fluya.
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