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Mujer rubia con cabello corto y ondulado, posando frente a una pared de ladrillos.
CULTURA

Ágata Lys, musa del destape de la Transición, cumple 70 años; murió en el anonimato

Ágata Lys, a diferencia de Bárbara Rey, vivió sus últimos años en el anonimato bajo su nombre real, Margarita García.

La época del destape ha vuelto a la palestra mediática a raíz de la polémica entrevista que ofreció Ángel Cristo Jr. en la que arremete duramente contra su madre, la que fuera una de las estrellas del cine de la Transición española,  Bárbara Rey.  La vedette fue una de las 'estrellas' de las películas que llegaron tras la muerte de Franco. No obstante, con ella llegaron otras muchas.

Otras que conforman la conocida generación de las 'musas del destape'. Una generación que integran nombres como  Amparo Muñoz, María José Cantudo o Ágata Lys, quien este pasado domingo 3 de diciembre habría cumplido 70 años. sus últimos años los pasó en el anonimato absoluto, dejando atrás su apodo artístico y recuperando su nombre verdadero: Margarita García San Segundo

Una Marilyn nacida en Valladolid

Margarita García San Segundo nació en Valladolid el 3 de diciembre de 1953 y, siendo una adolescente, acudió al teatro en su ciudad natal y vio un Don Juan Tenorio con Armando Calvo. En ese momento se despertó su vocación, y Margarita, que iba para licenciada en Filosofía y Letras, carrera que empezó, peleó para que la dejaran viajar a Madrid a estudiar arte dramático. 

En la capital Margarita dio paso a Ágata Lys, una rubicunda hembra de formas definidas que acabaría encumbrada como una Marilyn castellana. Dio sus primeros pasos en el primitivo Un, dos, tres de Chicho Ibáñez Serrador y pronto el cine le abrió sus puertas con papeles secundarios en cintas como Un, dos, tres, dispara otra vez, Ella o Los fríos senderos del crimen.

Una imagen en blanco y negro muestra a tres personas, dos mujeres y un hombre, posando frente a una cámara. Las mujeres están vestidas con uniformes a cuadros y llevan gafas grandes y redondas. El hombre, en el centro, viste un traje con pajarita y tiene un micrófono colgando del cuello.
Ágata Lys como azafata del '1,2,3'. | El Cierre Digital

Con el paso del tiempo secundó a estrellas de la época como Manolo Escobar en Me has hecho perder el juicio (1973) o Carmen Sevilla en Sex o no sex (1974). Con ésta última rodó varias películas, en las que siempre interpretaba papeles de chica joven ambiciosa que causaba problemas a la madura de buen ver. "Si en la película me tienen que poner los cuernos, que sea con Ágata", afirmaba la Sevilla. 

En 1975 muere Franco y llega el destape. Ágata no fue la primera pero sí una de las más populares en esos años. De carácter estoico y mentalidad muy castellana, tenía muy claro cómo quería que fueran las cosas y que la popularidad en base al erotismo sólo tenía que ser una etapa. Una fama que llegó a pesarle como una losa, sobre todo a raíz del taquillazo de José Antonio de la Loma La nueva Marilyn (1976). Un film sobre las veleidades de una sex-symbol que hizo que su comparación con la rubia americana se convirtiese en un tópico recurrente.

A partir de ahí llegaron papeles en títulos como Sexy, amor y fantasía, Fango, Las camareras o Deseo. En esos años siempre aparecía en la lista de las actrices más deseadas pero también de las mejor pagadas e, incluso, ocupó los comentarios de la prensa por sus enfrentamientos con otras estrellas. Paul Naschy aseguró que en El huerto del francés (1977) acabó a tortas con  María José Cantudo y durante el rodaje de Deseo carnal (1977) "se las tuvo tiesas" con Marujita Díaz

La nueva Ágata Lys

Lys se agotó de esperar una oportunidad para dar el salto a un cine distinto que cambiara su imagen. "No cuentes de verdad como soy. La gente sólo quiere saber que soy la rubia que dice tontadas a punta pala", aseguraba a un periodista. Tal vez por esta reiteración en los papeles abandonó el cine para dar el salto a la revista musical (con el espectáculo Ágata con locura junto al pionero del transformismo Ángel Pavlovsky) y a grabar varios discos. 

Volvió al cine en 1984, cuando le llegó su gran oportunidad en Los santos inocentes de Mario Camus. Esta película sobre la novela de Miguel Delibes cambió su carrera. En el Festival de San Sebastián de ese año los críticos hablaron de una nueva Ágata Lys y la prensa del corazón comentó mucho su encuentro con Elizabeth Taylor.

Mujer con cabello oscuro y labios rojos sosteniendo un cigarrillo en una mano.
Ágata Lys en 'Los Santos Inocentes'. | El Cierre Digital

A partir de entonces comenzó otra etapa en su carrera artística. Hizo mucho teatro y especialmente comentada fue su intervención en el megalómano musical La reina de Egipto, un ambicioso proyecto de Moncho Alpuente y su papel de Porcia en El mercader de Venecia. En cine rodó con cineastas como  Carlos Saura en Taxi o Fernando León de Aranoa en Familia. Además, también trabajó en una producción internacional, El regreso de los mosqueteros con, entre otros, Richard Chamberlain

Su mediática muerte

Tras su intervención en Amar en tiempos revueltos en 2007 se retiró del mundo del espectáculo en su casa de Benalmádena y no volvió a conceder entrevistas ni a aparecer en actos públicos. El 12 de noviembre de 2021 fallecía de forma discreta. Aunque fue una de las estrellas más populares del cine español a mediados de los ochenta, su fallecimiento no apareció en los medios de comunicación hasta más de un mes después, el 23 de diciembre de aquel año

La noticia fue una sorpresa para todo el mundo tanto por la edad de la artista, que tenía 67 años, como porque llevaba más de diez años retirada del mundo del espectáculo. La actriz había enviado un mensaje un par de días antes de su fallecimiento a un amigo. Un mensaje, que según ha podido saber Elcierredigital.com, tenía cierto aire de despedida ya que hablaba de testar y de dejar cosas a este amigo.

Ágata vivía en Benalmádena desde 2007, en una casa que había adquirido muchos antes y a la que se escapaba siempre que podía. En la localidad malagueña vivió junto al gran amor de su vida, el arquitecto vasco Fernando Soto Zubiaur, al que conoció en Bilbao cuando acudió a la ciudad vasca para representar una obra de teatro y del que enviudó hacía unos años. Aunque no se libró de protagonizar algunos rumores que la vinculaban con nombres importantes,  Ágata Lys siempre se destacó por su discreción.

Al contrario que otras coetáneas como Nadiuska y su oscuro final, la vallisoletana se caracterizó por saber invertir su dinero y tener un cierto nivel de control sobre su carrera. Una trayectoria marcada por un éxito que, en ocasiones, amenazó con devorar a la actriz

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