'Jondo, el primer llanto, el primer beso': Un nuevo Lorca visita la Gran Vía de Madrid

El pasado domingo 18 de agosto se cumplían 88 años del fusilamiento  al poeta y dramaturgo Federico García Lorca.

Lorca, que murió a la edad de 38 años, fue víctima de la represión en la zona sublevada durante la guerra civil.

Amor, deseo y esterilidad con una combinación de frustración son las claves lorquianas de su obra. Una de las principales hipótesis que se comentan durante los años, es que le fusilaron por homosexual.

Tenía una estrecha amistad con el compositor Manuel de Falla. Lorca lo visitaba en Granada y era gran admirador de su intelecto.

Federico compartía también habituales tertulias con otros intelectuales de la época en el Café Alameda. Se les conocía como “El rinconcillo”. De la combinación de estas amistades nacía en 1922 el primer Concurso de Cante Jondo, que tuvo el apoyo del Ayuntamiento de Granada.

Este concurso tuvo gran repercusión por entonces debido a los artistas que participaban en él y los intelectuales que acudían a verlo.

Inspirado en dicho concurso nace “JONDO. El primer llanto, el primer beso”. La obra que se divide en cinco cuadros con prólogo y epílogo, cuenta en cada uno un momento de desamor de cinco personajes míticos de Lorca.

Rosita, Don Perlimplín, Mariana, Adela y el Director  son los elegidos.

Eduardo Guerrero, bailarín principal y creador de las coreografías flamencas ha hablado con Elcierredigital.com para contarnos sobre esta obra. Se podrá ver en el Teatro EDP de Gran Vía (Madrid) del 21 de agosto al 1 de septiembre.

- ¿De dónde nace la inspiración de representar mediante el flamenco una obra de Lorca?

- Todo nace a través del programa que se hace en los veranos de Generalife que se llama Ciclo de Lorca y Granada. Estuvimos en el teatro del Generalife en Granada hace dos años presentando esta pieza durante dos meses.

Realmente existía un poco la necesidad de hablar del poeta más universal que tenemos. Con relación al flamenco creo que es el más cercano a nuestros cánones y a nuestras raíces.

Ya sabemos que Lorca se le relaciona mucho a través de su poesía en el flamenco. Y también queríamos hacer tributo a ese momento. Considero que Lorca fue el que inspiró junto a Falla el concurso del cante Jondo con el que estuvimos y que empezó en 1922.

- ¿Qué legado crees que ha dejado Lorca para que ahora se haga obras de este tipo?

- Creo que Lorca ha dejado el legado de ser eternamente universal. Entrando a través de su poesía, de su música, de todo lo que relacionaba al pueblo con el arte y hablando de desamor.

También tenemos presente que en estas fechas tan señaladas, que fue cuando se le asesinó, podamos estar en la Gran Vía presentando una obra dedicada y dirigida a toda su dramaturgia.

- Respecto a los personajes, ¿Qué personaje interpretas y qué ha supuesto para ti? ¿Te identificas con él?

- Realmente creo que todos los personajes son Lorca y que esos personajes también están muy relacionados con lo que era su vida.

Identificarme creo que me identifico con todos por eso son los elegidos. Al final, el desamor creo que es algo que no cesa, que no tiene una hora ni un después, sino que sigue ocurriendo. Esos personajes al final se han integrado dentro de mí.

Yo represento el prólogo y el epílogo y pertenezco a toda la obra porque hago el personaje de Lorca. Todo se desarrolla dentro de ese taller que es imaginario, pero dónde él fue creando esos personajes a través de sus vivencias y de sus momentos en su día a día.

- Haces también una soleá en el epílogo con el torso desnudo ¿Cómo te sentiste en la primera interpretación?

- Creo que esa soleá significa mucho dentro de esta pieza. Es el epílogo de la obra.

El desnudar el torso, no es solo una estética, es el desnudo del personaje. Es verse a cuerpo o a pecho descubierto, para demostrar que no solo es la estética sino los sentimientos y emociones que él quería transmitir.

A través, no de un vestuario ni de algo escénico, sino de sus propios sentimientos en el proceso de toda esta pieza.

Él va descubriendo a estos personajes y también los va enterrando. Creo que era la muestra más escénica, de estar a pecho descubierto en esa soleá que también está desnuda de todo tipo de música. Solo alza la guitarra y el baile.

- ¿Quién está detrás de esta obra?

- Esta dramaturgia la hacen Triana Lorite y Sharon Fridman y yo la dirección escénica. Tenemos el privilegio y la suerte de tener la colaboración especial de Doña Carmen Linares.

- ¿Le recomiendas esta obra a algún público en concreto?

- Esta obra está abierta a todo tipo de público.

Es una obra que se ha representado en muchas partes de España y que convive con todo tipo de género y de público.

Al final cuando estuvimos los dos meses en Granada, pasaban por allí infinidad de personas. Podrías ver a gente más mayor, con gente más joven, a niños…

- Y ¿cómo crees que puede marcar en ellos ver esta obra?

- Creo que marca de una manera la parte emocional y cultural. Tener el servicio de la poesía de Lorca y sus personajes, ayuda. No solo a lo estético ni a lo que la gente puede pensar como espectáculo.

Creo que también forma parte de un antes y un después en lo que son los personajes lorquianos de los que hablamos.