26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Está ahora unida al médico Enrique Puras y Mallagray, un cirujano cardiovascular, jefe de servicio en las clínicas Quirón y en el centro Anderson

La vida de Marina Castaño sin Cela: Una herencia polémica, duros enfrentamientos en los tribunales y una tercera boda

Marina Castaño y su tercer marido Enrique Puras.
Marina Castaño y su tercer marido Enrique Puras.
Tras la muerte del Premio Nobel, Marina Castaño inicia una etapa llena de polémicas por la herencia de Camilo José Cela que la llevarán incluso a los Tribunales. En el plano sentimental tras varias relaciones, se une al médico Enrique Puras y Mallagray, un cirujano cardiovascular, jefe de servicio en las clínicas Quirón, en el centro Anderson y en el hospital de Alcorcón. Su desconocida vida ha sido analizada en elcierredigital.com en varios capítulos que están en nuestra hemeroteca.

Tras el fallecimiento de Camilo José Cela, Marina Castaño consiguió heredar la principal fortuna del Nobel, que por tal título se embolsó en su día un cheque de tres millones de coronas suecas (unos 54 millones de pesetas). Marina fue declarada heredera única, lo que de nuevo dio pie a todo tipo de rumores y comentarios en todos los círculos de la vida pública, y no sólo en los literarios y periodísticos.

Actualmente la viuda disfruta, aunque oficialmente no es suyo, del marquesado de Iria Flavia, en base al título que el rey Juan Carlos concedió a su segundo marido el 11 de junio de 1996, coincidiendo con su ochenta aniversario. La concesión del marquesado, cuyo nombre proviene del pueblo natal del escritor en Galicia, se produjo por Real Decreto 1137/1996, de 17 de mayo.

Se le dio por su cultivo de la lengua castellana y su extraordinaria colaboración literaria reconocida universalmente. En el escudo se ven dos unicornios, inspirados en una reja de la Colegiata de Iria, ambos con la medalla de oro del Nobel. Así mismo, las veneras de plata y la estrella simbolizan las armas de su villa. El lema que acompaña al escudo del marquesado es: "El que resiste, gana".

No obstante, este rango nobiliario pertenece por Ley al único hijo del escritor, el catedrático de la Universidad de las Islas Baleares (UIB), Camilo José Cela Conde, título que asumió como legítimo heredero previo pago de los impuestos que genera. El traspaso quedó registrado en el BOE el 11 de abril de 2003. Desde ese día Cela Conde asumió formalmente el rango de II Marqués de Iria Flavia, “aunque no pienso hacer ostentación de él. No obligaré a mis compañeros de universidad a que me hagan una reverencia cada día al entrar en el departamento”, dixit.

Marina Castaño perdía de este modo toda posibilidad de poder usar formalmente dicho marquesado, aunque hasta que se muera será marquesa viuda de Iria de Flavia.  Según los especialistas en heráldica y genealogía sólo podía haber heredado el título si hubiera existido un documento en el testamento de Cela firmado por el rey Juan Carlos, donde éste autorizara expresamente a Camilo José Cela a transmitir su título a quien él creyera conveniente. Cosa que no ocurrió.

Marina Castaño en una entrega del Premio Planeta. 

Sin embargo, a pesar de sus cualidades literarias, y sólo un mes después de la muerte de su padre, el patronato de la Fundación Camilo José Cela (CJC) no lo elegía como presidente. La preferida por los miembros fue Marina Castaño. Cela no había dejado, entre sus voluntades, designado al nuevo presidente de la Fundación, para lo que, si tenía potestad, por lo que tuvieron que ser los patronos con derecho a voto, y presentes en una junta general extraordinaria celebrada a puerta cerrada, los que la eligieran. Este hecho provocó otra rebelión familiar. Así en octubre de 2004, uno de los hermanos del escritor, Juan Carlos Cela, dirigió una carta al entonces presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, en nombre suyo y de dos hermanos más (Maruxa y Jorge) pidiéndole su intercesión para que fuera el hijo del escritor y no Marina Castaño quien presidiera la Fundación CJC.

Los otros dos hermanos todavía con vida del Nobel, Ana y José Luis, que sí pertenecen al Patronato, respaldaron a su cuñada. Se da la casualidad de que esos tres hermanos del escritor apenas tuvieron contacto con él durante los últimos años de su vida, al menos eso asegura la locutora gallega: “Nuestra casa estuvo siempre con las puertas abiertas de par en par. Y el teléfono nunca ha estado descolgado”. Lo que sí es cierto es que tras esta tentativa frustrada de cese la locutora salió muy respaldada en su puesto.

En la carta de apoyo a su figura, firmada por los miembros del patronato, se hacía mención a su generosidad desde el fallecimiento de su marido: “[Marina] viene realizando continuas donaciones de manuscritos, libros y colecciones y hasta el propio despacho del escritor; esto es, todo aquello que, interpretando la voluntad de CJC, debería conservarse en la sede de Iria Flavia mejor que en cualquier otro lugar”.

El enfrenamiento con Cela Conde

Tras la muerte del Nobel se produjo una guerra familiar por el reparto del peculio del escritor. Cela estableció en su testamento la designación de tres contadores repartidores de su herencia: el rector de la Universidad de Santiago de Compostela, Darío Villanueva; el alcalde de Padrón, Jesús Villamayor; y el ejecutivo bancario Ángel Rodríguez. Este núcleo de confianza debía dirimir las desavenencias familiares y definir la herencia yacente.

La última voluntad registral del escritor fue un testamento otorgado en julio de 1991 en el municipio coruñés de Padrón. Precisamente, escasos meses después de haber contraído nupcias con Marina Castaño. Desde muy pronto Camilo José Cela tuvo conciencia del valor del su legado cultural. Y desde siempre guardó todo con esmero y sigilo. Las ventas y transmisiones patrimoniales en vida de Cela minusvaloraron la herencia final, dicen los expertos que en detrimento de los herederos legítimos.

Aseguran que la compleja maquinaria mercantil que montó el escritor, bajo la atenta supervisión de su segunda mujer, sirvió para urdir una serie de sociedades interpuestas y blindar así su patrimonio. Esta era la manera de ir colocando propiedades y bienes a nombre de Marina Castaño y de este modo impedir que la primera mujer de Cela pudiera resarcirse. Un ejemplo es el chalé que poseía el escritor desde 1997 en la urbanización madrileña de Puerta de Hierro, valorado en más de 600.000 euros (más de cien millones de pesetas).

Muchos expertos consideran que Marina Castaño, que también ha llegado a ser consejera de la Caja de Ahorros Provincial de Guadalajara, heredó un patrimonio valorado en unos nueve millones de euros. Todo ello controlado a través de sociedades tapaderas de las que ella es accionista o administradora única. La actividad de estas sociedades instrumentales es muy diversa. Va desde los servicios de “hospedaje, hostales y pensiones” hasta la “producción, compra-venta, representación, explotación de obras literarias o teatrales”, pasando por la “adquisición de fincas rústicas y urbanas.

Camilo José Cela Conde, hijo del Premio Nobel en su entierro. 

Una de las sociedades patrimoniales, donde aparecía la locutora, fue la denominada “Camilo José Cela Producciones (CJC Producciones)”, actualmente disuelta. Esta empresa había sido constituida en octubre de 1988 –Cela ya estaba saliendo con la locutora gallega- para que regulase todos los aspectos económicos de la familia. En su constitución se acordó que el hijo de Cela tuviera el 50 por ciento del capital, quedando un 25 por ciento en manos del escritor y su primera mujer.

Escasos días después de casarse el Nobel con Marina Castaño, Cela Conde vendió sus acciones y dejó de pertenecer a la sociedad. Luego lo haría Rosario Conde tras el acuerdo de separación. Desde el 5 de abril de 1991, el escritor gallego pasó a ser administrador único, puesto que abandonó el 27 de febrero de 1997 para cedérselo a su nueva mujer.

Otras sociedades en donde figura Marina Castaño son “Palabras y Papeles, SL”, constituida el 15 de enero de de 1991 en Guadalajara y cuya actividad es la explotación de obras literarias; o “Letra y Tinta, SL”, constituida el 23 de junio de 1997 y cuya actividad es la producción, en general. Se da la casualidad que desde su constitución esta sociedad administra los cuantiosos derechos de autor del escritor. Por ejemplo, un año antes de la muerte del Nobel movió la cantidad de un millón de euros.

En el apartado inmobiliario, Mariana Castaño figura en sociedades como “Estudios Iceberg”, constituida el 17 de diciembre de 1999 y dedicada a la promoción inmobiliaria; “Lengua y Literatura Agrupación de Interés Económico (AIE)”, cuya actividad es “la industria del mueble de madera” según el Registro Mercantil y cuyo capital inicial de 3.005 euros fue aportado en un 80% por la Fundación CJC y en un 20% por la sociedad patrimonial Letra y Tinta.

Esta curiosa empresa se encargó de realizar las obras de las casas patrimoniales de Iria Flavio. En diciembre de 2000 se compraron cinco edificios para la Fundación por valor de 312 millones de pesetas. Para otros menesteres, como la gestión de los establecimientos turísticos, se constituyó otra sociedad, Salbos de la Sierra.

La vida sentimental después del Nobel

Desde la muerte de Cela, a su viuda sí se le ha adjudicado alguna que otra nueva relación sentimental. Una de las que más dio que hablar fue la que mantuvo con el decorador y escultor inglés Richard Hudson. Éste conoció a Marina Castaño en el verano de 2002, seis meses después de fallecer Cela, en una fiesta celebrada en la mansión mallorquina de la relaciones públicas Cristina López Mancisidor, más conocida por Cristina Macaya, pareja durante muchos años del empresario asturiano Plácido Arango, dueño de la cadena Vip´s. La Macaya, la gran valedora de Marina, suele ser muy buena introductora de personajes singulares en el círculo de los ricos y famosos. De nuevo el club de las ex funcionaba.

Marina Castaño en verano de 2017 / Redes sociales. 

La relación de este atractivo escultor inglés, una versión ilustrada y madura de los conocidos play boys de turno, con la viuda de Cela continuó más allá de un simple verano, lo que le hizo ser conocido popularmente. Los paparazzis les persiguieron. Estuvieron juntos en torno a un año y medio, compartiendo barrera en los toros de las Fallas de Valencia, viajes culturales por Bilbao, hoteles en Ibiza…pero dicen sus amigos que nunca fueron novios.

Posteriormente, en el verano de 2005, el escultor inglés aparecía ya en las fotografias de las revistas del corazón acompañando a otra ínclita del club de las ex y figura del papel couché, Marta Chavarri, que fuera mujer del marqués de Cubas, que le doblaba en edad, y luego del financiero Alberto Cortina. Y lo hacia por aguas de Ibiza, ya que el decorador está afincado la mayor parte del año en las Islas Baleares.

Otro personaje vinculado a Marina Castaño fue el pintor holandés Alwin van der Linde (la Haya 1957), que reside en España desde 1998 y que es uno de los exponentes de la pintora realista y la figuración de los últimos años. Dicen que esta relación duró muy poco tiempo. Desde entonces, Marina se ha guardado mucho de ser pillada in fraganti.

Lío en los juzgados y tercer matrimonio

Actualmente, Marina Castaño se enfrenta a un juicio en la Audiencia Provincial de La Coruña por malversación de fondos públicos en la Fundación Camilo José Cela. Allí están siendo investigados su viuda, Marina Castaño, y  un exconselleiro de Manuel Fraga y expatrono de la entidad, Dositeo Rodríguez. La Fiscalía le pide cuatro años y medio de cárcel.

Según el escrito de acusación de Fiscalía, los cuatro acusados, "con el concurso y participación activa de todos ellos" y "en ejecución de un plan preconcebido" para "conseguir un beneficio económico" a favor de Tomas Cavanna, "simularon un despido con intención de que a éste le fuera abonada la cantidad neta de 150.000 euros". A tal fin, prosigue la Fiscalía, Dositeo Rodríguez "se encargó de convenir con el beneficiado la mencionada cantidad concreta imputable a los fondos públicos y de que el montante total fuera asumido por la Xunta".

Marina Castaño en una imagen reciente/ Redes Sociales

El despido fue "orquestado" y aprobado por el Patronato de la Fundación el 27 de mayo de 2010, alegando un "despido objetivo por causas organizativas, con una indemnización según lo dispuesto en el vigente estatuto de los trabajadores". El 3 de junio del mismo año, en la conciliación celebrada ante la sección provincial de Mediación, Arbitraje y Conciliación, Covadonga Rodríguez, "en nombre de la fundación y en virtud de un acuerdo previamente concertado con Tomás Cavanna y el resto de los acusados", pactó el pago de una indemnización de 150.000 euros "con cargo a los fondos de la Xunta".

El 29 de junio de 2013, Marina Castaño volvió a reincidir en el matrimonio. Su tercer enlace, esta vez con Enrique Puras y Mallagray, un cirujano cardiovascular, jefe de servicio en las clínicas Quirón, en el centro Anderson y en el hospital de Alcorcón. Entre los invitados a la ceremonia nupcial se pudo ver a Irene Villa, Fiona Ferrer, Mar Flores e Isabel Tocino.

Marina Castaño en el Juicio. 

Castaño y Puras llevaban ya dos años de discreta relación. Para ella era la tercera boda y para él la segunda . A los 18 años, Castaño se casó en primeras nupcias con el padre de su hija y, años más tarde, con el escritor Camilo José Cela, gracias a quien consiguió acceder al mundo de la fama y el dinero, que ahora no quiere abandonar.

 

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