26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El pequeño falleció en 2017 en Valencia por esta enfermedad y sufrió el acoso de los antitaurinos por su afición al arte de la tauromaquia

Adrián, 'el niño torero': Su padre pide un Festival Taurino benéfico contra el cáncer infantil en memoria de su hijo

Eduardo Hinojosa pide un Festival Taurino benéfico contra el cáncer infantil en memoria de su hijo Adrián, fallecido en 2017 por esta enfermedad y que sufrió el acoso de los antitaurinos por su afición a los toros hasta el día de su muerte.

¿Quién no recuerda a Adrián Hinojosa 'el niño torero'? Aquel chavalillo valenciano que en 2016, con 8 años salto al “ruedo” de las redes sociales al anunciar que quería ser torero, lo que le hizo ser objeto de las más crueles y aceradas críticas de toda una caterva de descerebrados amparados bajo la denominación de animalistas, antitaurinos y demás que le llevaron, pese a su corta edad, incluso a recibir amenazas de muerte. Fue tal la presión mediática sobre el niño que su madre tuvo que pedir públicamente, “Mi hijo tiene ocho años, ve la televisión y va al colegio. Necesita hacer su vida normal y todo esto no le beneficia y tampoco le ayuda. Por eso ¡deben parar ya!”.

Pero la cosa no paro ahí, el hecho fue que un niño de 8 años que además y para su desgracia, ya tenía encima de su cuerpecito la sombra de la muerte porque padecía sarcoma de Ewing, tuvo que sufrir hasta que un desecho humano le dijese en las redes, "No voy a ser políticamente correcta. Que se muera, que se muera ya. Un niño enfermo que quiere curarse para matar a herbívoros inocentes y sanos que también quieren vivir. Anda ya. Adrián vas a morir”, un deseo este que desgraciadamente para el niño y “afortunadamente” para ese personaje abyecto, se cumplió porque falleció el 8 de abril de 2017.

Todo comenzó el 8 de octubre de 2016, cuando se celebró en la Plaza de Toros de Valencia un festival taurino benéfico en favor de la Fundación de Oncohematología Infantil del Hospital del Niño Jesús de Madrid y que se vio respaldado por diestros de la talla de Vicente Ruíz El Soro, Enrique Ponce, Vicente Barrera, Rafaelillo, Román, Ginés Marín y Fernando Beltrán.

El pequeño Adrián al que le entro el gusanillo torero cuando fue a una novillada con su abuelo Dani, cometió el “gravísimo” error de hacer el paseíllo junto a los matadores, dar tres vueltas al ruedo y de salir a hombros aquella tarde como reconocimiento a la lucha por la vida que él y todos aquellos niños a los que representaba en ese momento, estaban llevando a cabo cada día de su vida.

El festival obtuvo una buena recaudación que sirvió a los fines para los que se obtuvo pero que a algún siniestro personaje le molesto hasta el punto de poner en las redes perlas como, "Qué gasto más innecesario se está haciendo con la recuperación de Adrián, el niño este que tiene cáncer y que quiere ser torero y cortar orejas. No lo digo por su vida, que me importa dos cojones, sino porque probablemente esté siendo tratado en la sanidad pública, con mi dinero". Siento vergüenza y sonrojo al tener que transcribir las palabras de este tuitero que, de manera incomprensible y junto a otros dos más, fueron posteriormente absueltos en octubre de 2019 de los delitos de odio y contra la integridad moral de Adrián por los que habían sido denunciados por la familia del menor, aunque en 2020 la Audiencia de Valencia a instancias de la Fiscalía, ordeno repetir el juicio y en junio de este año se ha revocado la absolución y se les condeno al pago de 720 € por un delito contra la integridad moral. Lo cierto es que como declaro Eduardo Hinojosa, su padre, “se puede ser antitaurino, pero con Adrián se sobrepasaron todos los límites”.

Pero no es el objeto de este articulo reabrir un debate sobre el tema, cuyo solo planteamiento me produce autentica repulsión, sino dar voz a una iniciativa que Eduardo Hinojosa, padre de Adrián quiere llevar a cabo.

Este bilbaíno de 43 años, gran aficionado a los toros desde niño y que traslado su pasión a Adrián hasta el punto de hacerle que tuviera ese deseo de llegar a ser torero, vive en lucha permanente contra la enfermedad que acabo con la vida de su hijo y por ello, quiere llevar a cabo una loable iniciativa, que se instaure oficialmente un Festival Taurino de carácter anual con la finalidad de recaudar fondos que serían destinados en su integridad a la Fundación de Oncohematología Infantil del Hospital del Niño Jesús de Madrid que preside el doctor Don Luis Madero.

Eduardo es un padre dolido por la pérdida de su hijo pero con una gran sensibilidad que le hace volcarse en intentar sacar adelante esta causa benéfica con el único fin de destinar sus beneficios a estudiar esta enfermedad de cáncer infantil y con ello poder contribuir a dar esperanza de vida a los niños afectados por ella. Sabe que volverán otra vez los ataques desde el sector antitaurino, que volverán las amenazas…porque como le manifestó recientemente en una entrevista a mi buen amigo Carlos de San Lázaro, “estoy consternado por el devenir de una sociedad falta de valores y sensibilidad que nos mira a los taurinos como unos « apestados», nos califican de asesinos estos que desconocen la verdadera esencia del toreo, el mundo rural y el papel del ser humano en su relación con el hábitat que le rodea”.

Solo nos queda decir a Eduardo que desde este medio nos sumamos a su propuesta de celebración de un Festival Taurino en memoria de Adrián en favor de estos niños y sus familias que luchan por salir adelante, que cada día se ponen delante del toro de la vida para lidiarlo y conseguir rematar la faena que les hará salir a hombros, porque estamos seguros de que lo conseguirán y ahí estaremos, al menos yo, para ayudarles en lo que nos sea posible.

Me consta que la propuesta está calando en todo el sector taurino y que periodistas, aficionados y toreros como Paco Ureña o Rafaelillo se están sumando a ella. Falta que algún empresario y alguna administración que no sea temerosa del sector animalista y antitaurino se echen al ruedo y saquen el tema adelante….porque lo que está claro es que ¡la causa lo merece!

Y sobre todo quiero hacer una última petición a todos aquellos que puedan sentir la tentación de volver a repetir ataques como los que sufrió Adrián, que tengan en cuenta la petición o casi la súplica de un niño de 8 años, “Si no les gustan los toros, que no vayan a verlos, pero que no se metan conmigo".

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