05 de mayo de 2024
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FIN DE SEMANA

Algunos de los emblemas culturales de esta autonomía sufren el absoluto desprecio de sus autoridades

La Comunidad Valenciana maltrata a sus mitos: Desde Blasco Ibáñez a Joaquín Sorolla o Miguel Hernández

/ Puig y Ribó. Foto: Youtube.
Vicente Blasco Ibáñez, Joaquín Sorolla, Miguel Hernández o Max Aub son algunos de los mitos culturales de Valencia que no cuentan con demasiada consideración por las principales instituciones que gobiernan la Comunidad Valenciana. Desde el Ayuntamiento de Valencia, la Diputación de Valencia o la Generalitat Valenciana, no se guarda el más mínimo reconocimiento y los tiene en el mayor de los olvidos.

España es un país que tiene serias dificultades para tratar a sus mitos con altura. A excepción de los funerales el Estado español tiene serias dificultades para tratar con respeto a sus autores más reconocidos y respectivos legados. "En España se entierra muy bien", decía el líder socialista Alfredo Pérez Rubalcaba,

Este hecho se agudiza en lugares como la Comunidad Valenciana, que está intentando encauzar la mala fama que arrastra mediante un homenaje en 2021 a Luis García Berlanga. Y es que la Generalitat valenciana ha declarado 2021 como el año del cineasta.

Pero insignes personajes como Vicente Blasco Ibáñez, Joaquín Sorolla, Miguel Hernández o Max Aub son algunos de los mitos culturales de Valencia que no cuentan con demasiada consideración por las principales instituciones que gobiernan la Comunidad Valenciana. Desde el Ayuntamiento de Valencia, la Diputación de Valencia o la Generalitat Valenciana, no se guarda el más mínimo reconocimiento hacia ellos y se los tiene en el mayor de los olvidos.

Berlanga, en su año

Quizá por ello el Consell valenciano ha creado la Comisión Conmemorativa del Año García-Berlanga, que se adscribe a la Presidencia de la Generalitat y que se está encargando de establecer las pautas para la elaboración de acciones y actividades conmemorativas y de aprobar el programa general de los actos que se están desarrollando en reconocimiento del famoso director cinematográfico.

El director de películas como 'Bienvenido Mr. Marshall', 'Calabuch', 'Plácido', 'El verdugo', 'Tamaño natural', 'La escopeta nacional', 'La Vaquilla' o 'Moros y Cristianos' marcó parte del siglo XX español a nivel cultural.

Dice la Generalitat que en su filmografía "se puede encontrar un estilo fílmico y una visión de la sociedad y de los seres humanos tan propias, originales y distintivas que fue necesario inventar un neologismo para representarlas: berlanguiano".

Su éxito internacional no cortó, según el Consell, "su vinculación, personal y simbólica, con la Comunitat Valenciana". De Berlanga destacan "el sentido de la ironía, la sátira y la mordacidad características del estilo berlanguiano, que son rasgos típicos de una forma de ser que caracteriza a los valencianos".

Mala conciencia

La Generalitat no quiere que se repita la polémica que les salpicó en 2019, año electoral, ante una posible fuga de la Fundación Blasco Ibáñez a Madrid. El asunto venía arrastrándose ya desde 1997, año en el que una nieta del autor de 'Cañas y barro' y 'Sangre y arena' aseguró tener el derecho a reclamar los documentos, cartas, libros y fotografías de su abuelo.

Blasco Ibáñez. Foto: Archivo Fundación Blasco Ibáñez. 

El alcalde de la ciudad del Turia, Joan Ribó, basó la defensa de mantener el legado del escritor en manos valencianas en unos informes de los servicios jurídicos que demostraban la titularidad municipal. El Ayuntamiento y la Fundación firmaron un acuerdo para que el litigio, que se llevó hasta los juzgados, no afectase a la colección del mítico escritor valenciano.

Nadie quiere a Blasco Ibáñez

El profesor Salvador Enguix, en el diario La Vanguardia, contó que el problema que tenía Blasco Ibáñez, líder de una ideología valencianista que se llamó 'blasquismo', era que ninguna de las grandes trincheras ideológicas actuales defendía su figura.

"A la derecha nunca le gustó el personaje, anárquico, anticlerical y rebelde, entre otras delicadas cualidades. A la izquierda nacionalista siempre le irritó: se le consideraba, y lo era, un lerrouxista amante del modelo de Estado jacobino que tanto defendieron los pensadores franceses de mitad del XIX", señalaba.

Y recordaba que "la izquierda no nacionalista lo valoró siempre como un aburguesado, que se forró vendiendo millones de sus libros en EE.UU. –es cierto –, que sedujo a las actrices del Hollywood de los años 20 del pasado siglo y que vivió como un rico en el sur de Francia mientras compartía mantel con la aristocracia exiliada de la dictadura de Primo de Rivera".

Blasco Ibáñez no 'viajó' a Madrid

Francesc Bayarri, estudioso del mito literario, dice de Blasco Ibáñez que fue un "defensor de la causa de los más pobres, crítico con el clericalismo y el caciquismo, convencido que el acceso a la educación y a la cultura por parte del pueblo era la única esperanza para un mundo más justo".

Valencia retuvo el legado de Vicente Blasco Ibáñez para alivio de su sector cultural, que ve con enfado como la obra del pintor Joaquín Sorolla está instalada desde hace años en Madrid, con casa-museo incluida. O como el poeta Miguel Hernández es olvidado por sus autoridades desde hace décadas, al igual que el escritor Max Aub, parisino de nacimiento pero valenciano de adopción.

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