26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

'Raphaelismo', sobre la vida del cantante de Linares, se estrena el 22 de enero en Movistar+

Raphael, como Lola Flores, tendrá su propia serie documental donde repasará su vida

Raphael.
Raphael.
'Raphaelismo', la serie documental sobre la vida de Raphael se estrena el 22 de enero en Movistar+. En este proyecto, será el propio artista en primera persona el que cuente su historia a través de cuatro capítulos. Se suma así a la moda de revisitar la vida de personajes populares españoles en series documentales como ya ha sucedido con Lola Flores, José María Ruiz Mateos, Jesús Gil o Susana Estrada.

Si hay un artista capaz de superar todas las modas ese es Rafael Martos. Ahora, mientras prepara su disco para celebrar 60 años en la música, un clip se ha hecho viral en las redes. Un Raphael joven y sonriente, interpretando su éxito musical Mi gran noche, seguido de un Risitas que, gracias al montaje, parece mofarse de las pretensiones de juerga que promete la canción debido al toque de queda.

Será el próximo 27 de noviembre cuando se lance el álbum 6.0 con un guiño de Raphael a los 60 años de carrera musical que celebra con ese disco. El disco estará compuesto por 12 duetos con los artistas Manuel Carrasco, Luis Fonsi, Vanesa Martín, Pablo López, Gloria Trevi, Pablo Alborán, Natalia Lafourcade, Alejandro Fernández, Mikel Izal, Mon Laferte, Omara Portuondo y Luciano Pereyra.

Se trata de versiones de temas conocidos, pero no originales, del artista de Linares, aunque dos son nuevos temas: 36 de Pablo López y Agradecer la marcha de Natalia Lafourcade. Por ahora ya hemos conocido una versión de Me olvidé de vivir, un hit del eterno rival de Raphael en las listas de éxitos, Julio Iglesias. Esta versión la realiza el jienense junto a Manuel Carrasco.

La figura de Raphael siempre ha tenido algo de maldito a su alrededor. Es lo más parecido a David Bowie que España se ha podido permitir. Precisamente todos esos aditamentos que no tienen nada que ver con la música y que siempre le han rodeado es lo que le han dado ese punto que le ha hecho diferente a todos los artistas que en el mundo han sido, antes y ahora. Lo que los americanos llaman el something litle extra.

Cuando unió su camino a Natalia Figueroa (el 14 de julio de 1972), ya había conseguido todo lo que un cantante querría para sí: millones de discos vendidos, cinco películas que reventaron taquillas, giras por medio mundo y hasta había representado dos veces a España en Eurovisión, cuando eso todavía significaba algo de verdad.

Sin embargo, para Rafael Martos todo nunca ha sido suficiente. El escenario es su lugar en el mundo y se ha mantenido en él frente a los huracanes de las modas. Desde que, de vuelta de firmar con la casa Philips, decidió colocar el ph en su nombre, ha conseguido que las modas pasen por él y no al contrario. Cada década ha tenido su Raphael. En 2001 se sumó a la electrónica y en la actualidad se ha unido al circo indie. Porque claro, puesto a ser indies, "signifique esto lo que signifique", como el de Linares ninguno.

Raphael y Natalia: Casi medio siglo de amor

Y luego está Natalia. Juntos han sido la pareja de raros oficiales hasta que llegaron Alaska y Mario. Al artista durante décadas se le han supuesto ambigüedades y ha formado con la aristócrata una de esas parejas de cómic, que han hecho de su supuesta rareza un escudo frente al mundo.

Raphael y Natalia Figueroa.

Cuando su unieron, él era un ídolo del momento, luego lo sería del tiempo en sí, y ella una rara avis en el mundo de la aristocracia española. Hija del Marqués de Santo Floro y nieta del Conde de Romanones, fue feminista sin serlo. Tres años mayor que el cantante, había sido finalista del Premio Planeta con 18 años, había publicado varias novelas, traducido a Françoise Sagan (que entonces era el colmo de la provocación y hoy ha quedado en algo casi monjil) y hasta coqueteado con el mundo cine. Estas actividades más o menos culturales le daban un punto fuera de lo común a las de su clase social.

Cuando se une al cantante, además, era la presentadora culta por excelencia gracias a Si las piedras hablasen donde recitaba los enrevesados textos de Antonio Gala. De ella se supo que había tenido algo, fuera lo que fuera, con Antonio el bailarín y que era, puede que también sin vocación de serlo, la mariliendres oficial de Madrid haciendo de acompañante de gais célebres como Antonio D. Olano.

De Raphael solo se sabía que era, aparentemente, adicto a la soltería y que las revistas le habían vinculado a la mismísima Ava Gardner. Fue una cosa más publicitaria que real. Él rodaba en México El Golfo y la americana se acercó con Sara Montiel a verle cantar. Las dos estaban de vuelta de casi todo. Ambigüedades incluidas.

Cuando en julio del 72 el cantante y la futura marquesa se dieron el sí quiero en Venecia, con persecución de paparazzis incluida, el asunto causó tanta sensación que hasta el periodista Yale le dedicó un libro al fenómeno de la boda. Él, como todos, les auguraba poco recorrido a una pareja tan, según los cánones de la época, extraña. El tiempo ganó. No es que les diera la razón, es que le hicieron suyo. Como siempre han hecho, formando la pareja más estable del mundo espectáculo patrio. Escriban lo que escriban y, claro, digan lo que digan.

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