26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

'Lejos de aquí. La historia de Eloy y Manzano' refleja la historia de amor que unió al cineasta vasco y a José Luis Manzano, icono del cine 'kinki'

Sexo, drogas y decepción en la Transición: Eduardo Fuembuena narra la vida de Eloy de la Iglesia

Militante comunista, homosexual orgulloso y diletante, Eloy de la Iglesia creó a través de sus filmes la contracrónica de la Transición. Para sus películas, el director vasco contó con José Luis Manzano, un joven que llegó a las pantallas para incendiarlas. El sexo, el cine y las drogas unieron en distintos grados al cineasta y su pupilo. Su historia la ha narrado Eduardo Fuembuena en 'Lejos de aquí', el libro que el mercado editorial no ha querido publicar, pero está generando adicción.

Lejos de aquí, la verdadera historia de Eloy de la Iglesia y Jose Manzano, es una obra monumental de más de 800 páginas que acaba resultando tan adictiva como algunas relaciones y sustancias que aparecen en el libro.

Su autor, Eduardo Fuembuena, historiador y guionista, le ha dedicado más de una década de trabajo a contar la historia entre Eloy de la Iglesia y el actor José Luis Manzano. El cronista más incómodo y el joven actor convertido en icono para fans del cine quinqui y en sex symbol para el público gay, formaron para el imaginario colectivo el ejemplo de una pareja tóxica unida primero por el cine y luego por la adicción a la heroína. 

El libro cuenta eso pero no se queda en realidades tan epidérmicas. También es un fresco poco complaciente con la Transición y sus mitos. Por sus páginas desfila toda la historia de la política, el cine y la sociedad de las últimas cuatro décadas. Nombres propios en situaciones que van de lo general a lo más íntimo. El cambio de régimen, la evolución del cine español, la decepción de los comunistas, la normalización de la cultura gay, la intrahistoria de la generación perdida, el lumpen... son los escenarios de un libro en el que se cruzan actrices borrachas de fama con jóvenes de barrio que recurren a ejercer de chaperos como solución económica y con líderes políticos con sus mezquindades. Una historia que transmite pasión y entrega, la misma que ha puesto Fuembuena en su proyecto. 

- ¿De dónde nace el interés por un proyecto como este?

- En el momento no sabes cuánto tiempo vas a estar con ello. El objetivo era el libro, autopublicado porque sentía que así tenía que ser, y el proyecto audiovisual que es paralelo al del libro, incluso anterior. Mi fascinación empezó al descubrir el rostro de Manzano en la pantalla. Con 18 años vi El Pico y me fascina. En ese momento no descubro la obra de Eloy, pasa más tarde cuando tengo un encuentro fortuito con Gonzalo Goicoechea, el guionista habitual de Eloy de la Iglesia y comenzó a contarme cosas sobre este director y descubro su filmografía. Tras conocer a miembros de la familia Manzano, tomo la decisión de contar su historia. He tratado de recopilar todas las fuentes posibles, tanto orales como hemerográficas. Ha sido muy importante, por ejemplo, Pedro Cid, Vicario de Nuestra Señora de Fátima en Getafe.

Eduardo Fuembuena/ Jorge Fuembuena. 

- Una reducción de la historia de Manzano y de la Iglesia es la de un director que se encapricha de un chapero. ¿Cómo se fragua de verdad su historia?

- José Luis Manzano era un chaval nacido en el seno de una familia desestructurada, semianalfabeto, sin nada que hacer. Se buscaba la vida como chapero en unos billares, como hacían tantos otros jóvenes de su generación. Manzano no entraba en los cánones de belleza de la época. Su historia con Eloy estuvo marcada por el cine. Se habían conocido como cliente y chapero pero él ve en el joven al chico perfecto que puede encarnar cosas que quería reflejar en pantalla. Fue una obcecación personal suya de convertir a este chaval en un actor. La entrega de Manzano fue enorme y Eloy lo adopta y lo modela a su gusto. 

- Cuando se repasa la parte más oscura del cine español se habla de lo que tuvieron que pasar algunas actrices del destape. Sin embargo, nunca se hace con los hombres y cómo llegaron a ser actores famosos. En el libro algo de eso se apunta.

- Todos lo sabemos, pero son de esas cosas de las que no se hablan. Algunos tenían talento natural como Manzano pero otros ni siquiera. Hacían dos o tres películas y luego desaparecían, salvo un nombre que todos tenemos en la cabeza. 

- El retrato de Eloy de la Iglesia en el libro es la de un hombre frente a sus fracasos. ¿Hasta que punto influyó su desencanto político en su autodestrucción personal?

- Eloy era luz y oscuridad. Ejemplifica muy bien el desencanto de los camaradas del PCE que lucharon por el cambio de régimen y se ven desplazados por el PSOE convertido en socialdemocracia. Él quiso llevar la recobrada libertad de expresión al máximo exponente y eso molestaba mucho. Eloy se declaraba leninista aunque era un estalinista de manual y eso se ve en la forma en la que tenía de colar en el trabajo a las personas que estaban más cerca de él.  Luchó mucho contra sus contradicciones. 

"Eloy se cría con una educación religiosa en el País Vasco. De hecho el tuvo una vocación religiosa que no lleva a cabo. Pasó la mayor parte de su vida liberándose de esa represión y eso le llevó a hacer el cine que hizo"

- Lejos de aquí no escatima en detalles sobre su vida sexual.

- Termina muy pronto, porque el caballo mata su vida sexual. El libro arranca en 1978 y las décadas siguientes puede más su pasión por la heroína que por el sexo. Toda su vida intentó librarse de la represión. Él se cría con una educación religiosa en el País Vasco. De hecho el tuvo una vocación religiosa que no lleva a cabo. Pasó la mayor parte de su vida liberándose de esa represión y eso le llevó a hacer el cine que hizo y, además, a hacer declaraciones muy comprometidas en prensa. 

- ¿Se puede calificar de tóxica la relación entre el cineasta y el actor?

- Es una relación de dependencia. Eloy de la Iglesia, por su formación, era consciente de esa destrucción a la que les llevaba la heroína, Manzano no lo era. Eloy tenía su tradición humanista para asumir lo que le estaba pasando, pero para Manzano era mucho más complicado. No tenía a qué agarrarse. 

- ¿Tenía materia suficiente para haber llegado a ser una gran estrella?

- Tenía un pequeño hándicap que era su altura, pero eso era superable. Gracias a su primer film, Navajeros, tuvo una formación básica y se esforzaba mucho. Si hubiera rodado con más directores y no se hubiera enganchado al caballo podría haber tenido más recorrido. Protagoniza El Pico, la película más taquillera del año, pero ya empezaba su lento declinar. En 1984 se encuentra en una disyuntiva que es continuar con Eloy o irse a rodar cine latino en Estados Unidos. Pero decide quedarse con él y se va a la mili, donde pasa de tomar heroína esnifada a pincharse. Algo que muchos jóvenes descubrieron cuando les tocó cumplir con la patria.

"Cuando llega el PSOE al poder el cine de Eloy no era exportable para un Gobierno que tenía sus miras puestas en Europa ya que la imagen de un país socialdemócrata no casaba con lo que se contaba en sus películas"

- ¿Por qué el cine de Eloy de la Iglesia molestaba al PSOE?

- Eloy pretendió incorporar el rol de director-productor para beneficiarse del cambio legislativo que trajo el PSOE con la llamada Ley Miró. Sin embargo, su cine no era exportable para un Gobierno que tenía sus miras puestas en Europa. La imagen de un país socialdemócrata no casaba con lo que se contaba en sus películas. El foco pasa a Almodóvar que hacía un cine más complaciente, aunque fuera desde el underground. El cine de Eloy conectaba con las capas más populares de la sociedad pero no era vendible de cara a Europa a pesar de lo comercial que era. Por eso, el cine a raíz de la Ley Miró se vuelve más academicista, se hacen grandes adaptaciones literarias, muy cuidadas, pero se mata tanto el cine con vocación más popular y comercial como el experimental. Esos dos extremos van desapareciendo. Sin embargo, hay que decir que Pilar Miró cuidó mucho a Eloy porque le tenía aprecio. Pilar era una mujer de filias y fobias. Sus amigos y amantes se beneficiaron de su paso por la Dirección General de Cine. Cuando ella desaparece, Eloy deja de tener apoyos y eso, sumado a que su problema con las drogas ya era conocido por toda la industria, le hizo difícil volver a rodar. 

- De todos los proyectos que nunca realizó por qué el más especial era Galopa y corta el  viento, la historia de amor entre un abertxale y un guardia civil?

- El proyectó contó con todo tipo de trabas. La más importante una amenaza nada sutil publicada en el diario Eguin por José Bergamín pero firmada con pseudónimo. También desde el Gobierno de la UCD. El Director General del Cine le dijo que pondría una calificación S al filme pero no por sexo sino por política y eso dificultaría su distribución. Lo cierto es que era un film con una gran vocación comercial y que lo que más aportaba era un humor gay muy fresco par entonces inédito en nuestro cine. Algo que luego sí que llegó con Almodóvar. De haberse estrenado en 1981 habría cambiado la historia del cine español. 

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