04 de mayo de 2024
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FIN DE SEMANA

La icónica Diana de Gales fallecía el 31 de agosto de 1997 en París junto a su pareja tras un accidente de coche que levantó teorías conspiratorias

El último verano de Lady Di: Un dardo post-divorcio a la Corona inglesa y una persecución mortal

/ Diana de Gales, también conocida como Lady Di.
Hace 26 años, un 31 de agosto de 1997, fallecía en un accidente de tráfico Lady Diana Spencer, la mujer que hizo tambalear la estabilidad de la Corona británica. Su ruptura matrimonial con el Príncipe Carlos y sus palabras críticas contra el Gobierno inglés y la Corona propiciaron que la conocida como 'Princesa del Pueblo' sea todavía hoy uno de los grandes iconos femeninos del siglo XX. Repasamos su último verano en París antes del trágico suceso de 1997.

El 31 de agosto de 1997 el mundo recibía la triste noticia de la muerte de Lady Di, uno de los grandes iconos del siglo XX, en un accidente de tráfico en París. Diana de Gales fallecía junto a su pareja del momento, el millonario egipcio Doddi Al-Fayed, después de su divorcio en agosto de 1996 del entonces Príncipe Carlos de Inglaterra –actual rey de Reino Unido–.

La separación de la mujer más famosa del mundo puso a la monarquía inglesa en uno de los peores aprietos de su historia. Tras su ruptura matrimonial con Carlos, Diana de Gales se convirtió en una celebridad que, además de un icono de estilo, tenía un discurso político sobre la distribución de la riqueza, la actitud de la sociedad con los enfermos de SIDA y la lucha contra las minas antipersona.

El que fuera el último y más simbólico verano de Lady Di, el de 1997, arrancó con su recordado reportaje para la edición estadounidense de Vanity Fair del mes de julio. El fotógrafo Mario Testino recogía en la portada de la revista la sonriente cara de una Diana recién divorciada, más cerca de alcanzar su ansiada felicidad tras su crisis matrimonial con el Príncipe Carlos.

 
 
 
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La agenda de Diana continuaba siendo de lo más completa a pesar de su ruptura con el entonces heredero a la corona de Reino Unido. Precisamente, en el mes de junio de ese verano se reunió en Nueva York con la madre Teresa de Calcuta –que murió el 5 de septiembre del mismo año, cinco días después que Diana–, donde se las vio paseando de la mano por el Bronx.

Unos días después, el 22 de junio, se encontraba con la entonces primera dama de Estados Unidos, Hillary Clinton. También aprovechó este viaje para presidir una gala en la que se subastaban varios de sus vestidos más icónicos.

El 1 de julio Diana regresaría Londres para asistir, en calidad de invitada de honor, a la celebración por el centenario de la Tate Gallery. Se trataba de una fecha muy especial, porque cumplía 36 años. Su vestuario de esa noche estaba compuesto por uno de los regalos que la reina Isabel II le hizo por su boda con Carlos: una parure de esmeraldas y diamantes que acompañó a un diseño icónico de pedrería negro de Jacques Azagury.

En el mes de agosto Lady Di y su pareja Dodi Al Fayed – hijo del propietario de los almacenes Harrod's, Mohammed Al-Fayed– viajaron a Francia para disfrutar de sus vacaciones. Allí ella concedió una entrevista que no gustó en el Reino Unido, en la que reabría la polémica sobre las minas antipersona y de la que se aprovechaba para criticar la gestión del Gobierno conservador, que también calificó de "inútil". En una declaración nunca antes vista en un miembro de la familia real inglesa, Diana se posicionó políticamente alabando la administración laborista de Tony Blair

La princesa tenía previsto regresar a Londres el día 28 de agosto, pero el alboroto que ocasionaron sus palabras provocaron que aplazara su viaje de vuelta tres días. Esta decisión fue determinante para que se diera el trágico suceso que terminó con su vida unos días después. 

La persecución en París que acabó en tragedia

En el día del terrible accidente, el 31 de agosto, Dodi Al Fayed y Diana viajaron a París para hacer una visita exprés. Durante la tarde de ese día estuvieron de compras cerca de los Campos Elíseos hasta que aparecieron las cámaras de los paparazzi.
 
La pareja cenó en el Hotel Ritz de la capital francesa, y después de las 12 de la noche decidieron acercarse a la mansión familiar de Al Fayed en el distrito XVI –un lujoso barrio a orillas del río Sena–. Se montaron en su Mercedes y partieron con la sombra de los paparazzi pisándole los talones. Durante la persecución mediática, el coche en el que viajaban chocó contra una de las columnas del túnel bajo el Puente del Alma. Dodi y el chófer, Henri Paul, murieron en el acto. Diana fue trasladada al hospital La Pitié-Salpetrière, donde falleció dos horas después. El siniestro conmocionó al mundo entero.

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Lady Di falleció en un accidente de tráfico junto a Dodi Al-Fayed.

Las teorías de la conspiración copaban las portadas de la prensa del corazón, alentadas por las declaraciones de Mohammed Al-Fayed, quien acusó a los servicios secretos británicos de un presunto homicidio. La actitud de los Windsor, que encabezados por la reina Isabel se negaron darle a Lady Di un funeral de Estado, fue duramente criticada por los ciudadanos británicos.

La presión fue tan grande que la Familia Real tuvo que ceder. Su entierro en la Abadía de Westminster, como toda su trayectoria vital, fue todo un acontecimiento, con la participación de artistas como Elton John. Lo siguieron 2.500 millones de personas. Diana de Gales fallecía así dejando una huella imborrable en la historia de la monarquía británica. De esta manera, los británicos quedaban huérfanos del indomable carácter del que Lady Di hizo gala al enfrentarse a la Monarquía más poderosa del mundo. 

La fama de Diana Frances Spencer, que fue conocida como Lady Di, es incuestionable entre los británicos. Con toda probabilidad, estamos ante el personaje más popular de la historia reciente de Reino Unido. Sandringham (Norfolk) fue el lugar que la vio nacer y donde creció. Era la tercera hija del matrimonio de John Spencer y Frances Ruth Roche, que además tuvieron un varón, el más joven de todos los hermanos, Carlos. Constituían una familia incipiente dentro de la aristocracia británica.

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El entonces Príncipe Carlos y Diana de Gales.

Cuando sus padres se separaron, la pequeña Diana quedó bajo la custodia de su padre. Varias institutrices se encargaron de su educación elemental y, con el paso de los años, recibiría una concienzuda formación, a caballo entre Norfolk, Kent, Suiza y, finalmente, Londres. En la capital británica conocería al primogénito de Isabel II, el príncipe Carlos. Aunque los inminentes enamorados no lo supieran en aquel momento, su destino quedaría ligado para siempre.

Antes de continuar, conviene hacer un paréntesis para explicar el origen del sobrenombre de Diana. Este tiene que ver con el título recibido por su padre, VIII conde de Spencer. Cuando le fue concedido a John Spencer, Diana pasó a conocerse como Lady Diana Spencer y, de ahí, más tarde (una vez casada con el príncipe Carlos), Lady Di, la mujer que cautivó a la nación más orgullosa del planeta. Isabel II no tardó en percatarse de las habilidades aristocráticas de Diana de Gales. Conocía a la joven desde que ésta tenía 5 años.

Por eso, nadie se sorprendió cuando le colocó la etiqueta de candidata ideal para contraer matrimonio con su primogénito y heredero, Carlos. Y así fue. La reina insistió tanto que, con tan solo 20 años, Diana contrajo matrimonio con Carlos de Gales, 13 años mayor que ella. La iglesia de Sant Paul fue el escenario elegido para que el obispo de Canterbury oficiara la ceremonia.

Las miserias de un matrimonio real

La multimillonaria celebración que siguió al enlace contó con un despliegue policial sin precedentes. Había que controlar a más de un millón de asistentes, entre ellos 170 jefes de estado. Asimismo, 700 millones de espectadores siguieron en directo el enlace por televisión. La prensa estaba rendida a los pies de la mujer que había encandilado al heredero al trono.

Jamás se había presenciado nada parecido. La reina Isabel II, que supervisaba todo desde la sombra, quiso obsequiar a su entonces nuera con un presente de opulencia sin igual: una tiara de perlas y diamantes y un collar de esmeraldas que pertenecieron a la esposa de Jorge V, la reina Mary.

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Lady Di junto a sus hijos Harry y William.

De ahí en adelante, cada evento, gesto, indumentaria o peinado de la esposa del príncipe fue objeto de análisis que podían durar semanas. Lady Di transmitía una imagen de frescura, buen gusto y elegancia. Era el rostro de la renovación en la Casa Real y el pueblo la adoraba. La felicidad, en el momento en que nacieron los hijos de la pareja, Guillermo y Enrique, que aseguraban la continuidad del trono, era total.

La vida social de Diana era conocida por todos. Las relaciones con los Borbón, los encuentros con Reagan, el inolvidable baile con John Travolta, su compromiso en la lucha contra el SIDA… pero no es oro todo lo que reluce.

Combate al sol contra los Windsor

Todo cambió en 1992. Mientras en España nos preparábamos para mostrarnos al mundo gracias al escaparate de los Juegos Olímpicos, en las islas británicas la publicación de un libro generó una tempestad que lo cambiaría todo. 'Diana: her true history' (Diana: su verdadera historia) fue el título que Andrew Morton escogió para su obra. La caja de Pandora estaba abierta.

En las páginas de este libro, el príncipe Carlos no quedaba muy bien parado. Se le describía como un marido ausente y describía la angustia de Lady Di ante tal situación. Además, se insinuaba el affaire amoroso del heredero al trono con su amiga Camila Parker Bowles. La presunta implicación de Diana de Gales en la elaboración del libro sepultaría la camaradería entre Isabel II y la esposa de su primogénito. A partir de entonces, dio comienzo una guerra que se libraría entre bambalinas.

Diana era acusada de infidelidad, de tener una aventura con James Gilbey, al tiempo que las críticas a Carlos se recrudecían por parte de los partidarios de Lady Di. Era un secreto a voces que la reina Isabel no veía con buenos ojos ciertas actitudes de su nuera, con la que mantuvo una relación meramente cordial desde que se casó con su hijo. Además, la salud de Diana siempre estuvo envuelta en un halo de misterio. 

En 1995, “la princesa del pueblo” concedió una entrevista que en la BBC que se convertiría en un proyectil teledirigido al corazón de la monarquía de Reino Unido. 23 millones de británicos presenciaron atónitos la confesión de su referente más querida: “Creo que hay mucha gente que no quiere que yo sea reina. Y con mucha gente me refiero a la Institución que represento, porque han decidido que yo soy inaceptable”.

En esta línea, Diana no iba a refrenar su lengua y atacó a Camila. Pudo hablar más alto, pero no más claro: “Éramos tres en este matrimonio, eso es una multitud”, afirmó Lady Di. La daga estaba clavada.

La guerra concluyó con un sonado divorcio entre Lady Di y el príncipe Carlos, en 1996. ¿El motivo? Las infidelidades del primogénito de Isabel II. Así perecía el matrimonio ideal del Reino Unido. Cuando el asunto trascendió a la opinión pública, ésta se posicionó del lado de la ex del entonces heredero al trono. Y no solo eso, sino se criticó la actitud de la intocable monarquía británica en este asunto.

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