Carme Elías, la histórica del teatro catalán y laureada actriz, víctima de una enfermedad

En la historia del teatro catalán y por extensión del español hay un nombre que destaca por su belleza dialéctica, su gestualidad contenida y su dicción perfecta. Carme Elías (71) se ha ganado a pulso un reconocimiento por parte de los compañeros, la crítica y el público sin haber comercializado con su vida privada y usando una herramienta tan efectiva como infalible, el talento. Formada en la escuela de Hermann Bonnín, Albert Boadella o Fabià Puigserver en el Institut del Teatre de Barcelona para continuar en el Laboratorio de actores de William Layton y asistir como oyente en el Actors Studio, por el que pasaron Marlon Brando, Marilyn Monroe y Jack Nicholson, entre otras grandes luminarias.

Aunque el cine se le ha resistido bastante, el año pasado recibió el premio Gaudí de Honor de la Acadèmia del Cine Català y hoy sábado recibirá el Premio Especial del Brain Film Fest 2022, creado por la Fundación Pasqual Maragall en 2018 para dar a conocer a través de narrativas audiovisuales todo lo que tenga que ver con el cerebro. El expresidente de la Generalitat hizo público en 2007 que padecía Alzheimer, la misma enfermedad que se llevó al olimpo dos décadas antes a Rita Hayworth. El Festival también está organizado por la Fundación Uszheimer y Minimalfilms.

La tarde noche del sábado 19 será tan especial como inolvidable. Carme Elías recibirá el cariño de todos y anunciará algo importante. Los recuerdos, el poder de la mente y los sueños se darán cita alrededor de una mujer rompedora que debutó por la puerta grande del teatro dirigida por Adolfo Marsillach en La señorita Julia (1974), se convirtió en una grande con la representación de Terra Baixa y que hizo su primera película (escandalosa para la época) en 1978, La orgía. La popularidad máxima la obtuvo en la serie Turno de oficio (1986-1987) junto a Juan Echanove, Julia Gutiérrez Caba y Juan Luis Galiardo, que tiempo después fue su cuñado ya que se casó con su hermana María.

Lejos queda ya cuando aquella niña pizpireta ayudaba a sus padres a la salida del colegio de las escolapias en la mercería transformada en perfumería que regentaban en el ensanche barcelonés. Podría haberse dedicado al negocio del pan ya que sus abuelos abrieron una panadería a principios del siglo XX, pero otros primos quisieron continuar con esta arraigada tradición.

En 2009 recibió el Goya a la mejor actriz protagonista por Camino, pero también tiene en su haber otros notables galardones entre los que destacan dos de la Unión de Actores, un Premio Sant Jordi y un TP de Oro. La generación más joven la recuerda por las series Herederos (2008) y Gavilanes (2010). Siempre ha sido tan discreta en cuanto a los afectos que su única relación conocida ha sido con el director Joan Potau, que curiosamente ganó el Goya al mejor guion por El rey pasmado (1992).