Veintinueve años de la muerte de 'La faraona', Lola Flores: imagen de Cruzcampo
Lola Flores, apodada la 'Faraona’, todavía es hoy, más de 20 años después de su muerte, un icono.
Hace 29 años, un 16 de mayo de 1995, fallecía un icono de la cultura española: Lola Flores. La matriarca del clan de los Flores tenía 72 años cuando un cáncer acabó con su vida. Fueron muchos los que se congregaron en el entonces Centro Cultural de la Villa (Madrid) para dar su último adiós a la bailaora y cantante.
Apodada la 'Faraona’, se fue entre las ovaciones de sus fans, que pudieron verla por última vez en el féretro abierto que se instaló en el Teatro Fernán Gómez. Amigas y relevantes iconos de la época, como Carmen Sevilla, Encarnita Polo o Rocío Jurado, se despidieron de ella entre lágrimas.
Lola era querida por todos y admirada por su gran talento. En una de sus críticas, el diario The New York Times publicó una frase que ha pasado a la historia: "Ni canta, ni baila, pero no se la pierdan". Hoy, 29 años después de su muerte, la cantante continúa siendo recordada como un mito que se ha consagrado a lo largo de los años.
De hecho, su imagen ha sido utilizada en los últimos años como un símbolo de la cultura española en la marca de cerveza Cruzcampo. Una muestra de que, 29 años después de su muerte, el nombre de Lola Flores sigue resonando.
La historia de 'La Faraona'
Nacida en Jerez de la Frontera el 21 de enero de 1923, fue la primogénita de doña Rosario, que trabajaba como costurera, y don Pedro, alias el Cominio, que era tabernero. En el local de su padre la niña empezó a hacerse muy popular en la zona porque cantaba canciones de sus ídolos, Estrellita Castro y Concha Piquer. Durante la década de los treinta se hacía llamar Lolita Flores Imperio de Jerez. Debutó profesionalmente con el espectáculo Luces de España en el teatro Villamarta de Jerez y cuando actuó en Zambra, en 1943, se enamoró de Manolo Caracol, con quien formó compañía durante ocho años.
Cuando rompieron la relación amorosa y profesional en 1951, el productor Cesáreo González al frente de su compañía Suevia Films le ofreció un contrato de 6 millones de pesetas. Una auténtica fortuna para la época. En el recuerdo están Pena, penita, pena (1953), María de la O (1958) o El balcón de la luna (1962), junto a sus queridísimas amigas Carmen Sevilla y Paquita Rico.
Sin embargo, el que le dio la primera oportunidad en la gran pantalla a principios de la década de los cuarenta fue el director Fernando Mignoni, que en Martingala le dio 8.000 pesetas. Con la llegada del destape se retiró del cine. Antes de que llegara ese momento, Lola también rodó en México, donde se convirtió en un mito. Allí fraguó su amistad con María Félixa, Lola Beltrán y Cantinflas. “Lo que emanaba de la pantalla no se puede describir. Era fuego, pasión, ternura, garra”, apostilla el escritor José Aguilar, uno de los grandes expertos en nuestro cine patrio.
“Como artista era genial, la mejor que hemos tenido. Bailaba muy bien, movía la bata de cola como nadie y tenía una personalidad única. Fue gran amiga de sus amigos, una madre maravillosa y muy generosa. Otra gran personalidad es la Chunga, que no tiene reparos en decir que 'Lola y Carmen Amaya —su prima—han sido las mejores del espectáculo'”. Y añade que “pasamos momentos muy agradables porque era tremendamente divertida. Es una bendición que aún se la recuerde”.
Casada con Antonio González el Pescaílla en 1957, la estrella parió tres grandes artistas, Lolita, Antonio y Rosario. Son inolvidables los shows que todos los Flores protagonizaron juntos, especialmente un homenaje a Julio Iglesias.
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Es cierto que solo se casó una vez, pero a amoríos no la ganaba nadie. Al anticuario Adolfo Arenazale vendió su virginidad por 50.000 pesetas para ayudar a sus padres, con el guitarrista Niño Ricardoabortó de forma clandestina, con el futbolista Gerardo Coque se enamoró tan hasta las trancas que a punto estuvieron de pasar por la vicaría y ya casada con Antonio tuvo una relación furtiva prolongada con el artista Antonio Carrasco el Junco.
Icono gay
Como muchas folclóricas, la figura de Lola Flores ha sido concebida como icono de la emancipación femenina y de la defensa del colectivo homosexual. "Muchas personas del colectivo ven a Lola como referente feminista/LGTBI involuntario porque, de algún modo, se rebeló contra la moral nacionalcatólica del momento que le tocó vivir y, tanto durante como después de la dictadura franquista, luchó por ser libre. No creo que su afinidad con el colectivo fuese producto de una estrategia calculada, aunque ella era lista y sabía que una parte importante de su público eran los 'mariquitas' (como ella los llamaba). Alguna vez escuché a Lolita Flores comentar que, desde que ella recordaba, la casa de su madre había sido frecuentada por hombres del colectivo... Como comento en el libro, Lola era consciente del nivel de dolor y persecución que padecían en esa época muchos gais, lesbianas, bisexuales y trans. Por su condición de mujer con parte de sangre gitana, la jerezana sabía bien lo que eran la discriminación y el rechazo, y quizás por ello empatizaba siempre con el sufrimiento ajeno", explica uno de los autores del libro 'Flores para Lola', Álex Ander, a elcierredigital.com.
"Me comentó Juanito Díaz el Golosina que Lola le dijo que ya desde los tiempos de Juana Vargas la Macarrona era habitual ver a los gais adorando a estas artistas. Muchos de aquellos homosexuales reprimidos bajo el régimen franquista encontraban en las letras de las coplas escritas por Quintero, León y Quiroga o por Rafael de León la liberación que querían para sus vidas. Juanito me dijo que los primeros 'clubes gais' que existieron fueron los camerinos de las vedettes y las artistas. Lola admiraba a los artistas transformistas que la imitaban, y ellos valoraron siempre su gracia y cercanía. Ella les ayudaba cuando podía, no solo con dinero, sino también con consejos. Fue uno de los poquísimos personajes populares que, en los años de la Transición, se atrevió a visibilizar de forma pública la realidad de las personas gais y a normalizar la homosexualidad", añade Ander sobre la vinculación de las folclóricas en general y Lola en particular con el colectivo LGTBI.
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Álex Ander entrevista en el libro a un hombre siempre vinculado a la folklórica. El gran arcano de sus secretos, Juanito Díaz el Golosina: "Juanito fue uno de los mayores amigos y confidentes de Lola. Dice que congeniaron bien porque ambos tenían un gran sentido del humor y los dos estaban ahí, el uno para el otro, cuando hacía falta. Ella no soportaba a los aduladores (tenía muchos en su época de vacas gordas) y Juanito sabía calmarla cuando necesitaba paz. Dice Juanito que Lola lo quería siempre a su lado y que, si ella dormía una noche en su casa, le llamaba a cada instante con la menor excusa. Desde que se conocieron, Lola le ayudó en lo que pudo (le hizo regalos y le dio trabajo en más de una ocasión) y siempre le ofreció buenos consejos. De hecho, fue Lola quien pidió a Juanito que se casara con su compañera Magdalena, para que ninguno de los dos se quedara con una mano delante y otra detrás si en alguno de sus viajes de trabajo le ocurría algo a él. Juanito siempre ha sido leal a la amistad que tuvo con Lola y, de hecho, cuando le pedí una entrevista para este libro, lo primero que me comentó es que me la concedería siempre y cuando no le preguntase por determinadas cuestiones personales de su amiga".
"Hoy Juanito lleva una vida tranquila desde hace unos años. Vive de forma modesta en su piso madrileño, con la pensión que cobra, junto a su mujer Magdalena, y sigue manteniendo una estrecha relación con la familia Flores. Cuando hablamos hace ya unos meses, me comentó que llevaba tiempo con algunos problemas de salud y que ya no estaba para participar en un reality, por ejemplo, rechazó participar en Pesadilla en El Paraíso, pero que todavía estaría dispuesto a aceptar una colaboración en algún programa de radio o de televisión", remata Álex Ander sobre el gran amigo de 'La Faraona'.
Musa de Umbral
La editorial Zut lanzó en 2022 la reedición de una de las muchas obras literarias de Francisco Umbral. Se trata de 'Lola Flores. Sociología de la petenera'. Una biografía de la Faraona que el escritor vallisoletano publicó, por encargo, en 1971 y que se rescató con una edición a cargo del escritor Juan Bonilla, biógrafo a su vez de Terenci Moix.
En el citado libro, Umbral ahonda en el perfil de la artista más que en los datos concretos. Algunos, incluso, son erróneos, como la fecha de nacimiento de la actriz, que Umbral sitúa en 1928 y no en 1923, como sería lo correcto. Umbral describía a la folklórica de la siguiente forma: "Lola Flores, artista, ha encarnado literariamente, sociológicamente, estéticamente, folclóricamente, el mito de Petenera,la imposible mujer don Juan que el español espera por los siglos de los siglos".
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Lola Flores fue uno de los personajes favoritos de Francisco Umbral. El autor de Mortal y rosa tenía una serie de musas que aparecían constantemente en sus columnas, libros ensayísticos y novelas: Pitita Ridruejo, Lita Trujillo, Sara Montiel o Carmen Díez de Rivera entre otras. La relación de Lola y Francisco Umbral fue larga en el tiempo, pero tuvo altibajos, y los lectores de Umbral se encuentran con el nombre de la Faraona en varios de sus libros, como Las españolas, Mis mujeres, Museo nacional del mal gusto o Crónica de esa guapa gente.
En 1974 la entrevistó para la revista Blanco y negro y tuvo la ocurrencia de transcribir la entrevista fonéticamente. Es decir con los giros que caracterizaban el hablar de la artista: su ceceo, su peculiar forma de pronunciar algunas palabras y nombres y hasta algún taco. Esto causó sensación en el momento y le sentó fatal a la tonadillera, que abroncó a Umbral que, por supuesto, lo contó en una de sus columnas transcribiendo, de nuevo, de forma fonética la bronca: "Umbrá, constipaíllo, cómprate un magnetofón nuevo que yo hablo asín".
Hasta el final de la vida de Lola Flores fue uno de los personajes favoritos del escritor vallisoletano. Incluso protagonizaron un recordado momento televisivo casi surreal cuando el escritor aceptó ser entrevistado por ella en el programa 'Sabor a Lolas' que la jerezana presentaba junto a su hija Lolita en Antena 3 en 1993 a las órdenes de Raúl del Pozo, amigo de ambos.
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