El regalo envenenado que le hizo la reina Sofía a la duquessa de Alba en su boda
La reina Sofía y el rey Juan Carlos invitaron a cenar a la duquesa de Alba para confesarle que no acudirían a su boda
El 16 de marzo de 1978, la duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart, contrajo matrimonio con Jesús Aguirre. Fue una ceremonia íntima que logró llamar la atención de toda la sociedad española.
La boda, celebrada en la capilla del Palacio de Liria, marcó un hito en la historia de una de las familias más ilustres de España. Sin embargo, una ausencia notable fue la de la reina Sofía, un hecho que levantó muchas especulaciones en su momento y que todavía despierta curiosidad.
La duquesa de Alba se prometió con Jesús Aguirre cuatro meses después de conocerlo
La historia de amor entre Cayetana y Jesús Aguirre fue, en muchos sentidos, inesperada y sorprendente. Apenas cuatro meses después de conocerse, la duquesa y Jesús se prometieron, lo que fue un acontecimiento que dejó atónitos a muchos.
Jesús Aguirre, un intelectual de renombre, había sido sacerdote hasta 1969. Ese año decidió dejar el sacerdocio para dedicarse al mundo académico y cultural. Y su vínculo con Cayetana, una de las mujeres más ricas y poderosas de Europa, generó un gran interés mediático.
El 15 de marzo de 1978, un día antes de la boda, la pareja fue recibida por los reyes en el Palacio de la Zarzuela. Este gesto, aunque protocolario, fue una señal de la relación cordial que existía entre la Casa Real y la duquesa de Alba.
Los reyes no acudieron a la boda por protocolo
Sin embargo, la reina Sofía y el rey Juan Carlos no estuvieron presentes en la boda al día siguiente. La razón de esta ausencia se debió al estricto protocolo real, que les impedía asistir a segundas nupcias. A pesar de su cercanía con Cayetana, la reina Sofía no pudo hacer una excepción a esta norma.
El hecho de que la reina Sofía no asistiera a la boda no fue un desaire personal, sino una cuestión de protocolo y tradición. La monarquía española, al igual que muchas otras en Europa, sigue normas estrictas que dictan su participación en ciertos eventos sociales.
En este caso, la norma era clara: los reyes no podían asistir a un segundo matrimonio. Por ello, la reina Sofía se limitó a felicitar a Cayetana y Jesús el día anterior, durante su visita a la Zarzuela.
A pesar de la ausencia real, la boda fue un acontecimiento memorable. A la ceremonia solo asistieron los familiares más cercanos, incluida la madre de Jesús, y se celebró en la intimidad de la capilla del Palacio de Liria.
El evento fue discreto, acorde al carácter reservado de Jesús Aguirre. Quien, aunque había abandonado el sacerdocio, seguía siendo una figura de gran introspección y profundidad intelectual.
La relación entre Cayetana y Jesús comenzó a mostrar signos de desgaste a medida que avanzaba la década de 1990. Jesús Aguirre, que había luchado durante años con una grave depresión, comenzó a distanciarse emocionalmente. Lo que llevó a la pareja a vivir en ciudades separadas: Cayetana en Sevilla y Jesús en Madrid.
Jesús falleció sin tener a Cayetana a su lado
El 11 de febrero de 2001, Jesús Aguirre falleció en Madrid a causa de una embolia pulmonar, complicación derivada de un cáncer de faringe. En sus últimos momentos, estuvo acompañado únicamente por su mayordomo.
A pesar de la distancia que había crecido entre ellos, la muerte de Jesús dejó a Cayetana profundamente afectada. Aunque su matrimonio había atravesado momentos difíciles, el vínculo que los unía era inquebrantable.
Jesús Aguirre fue enterrado en el panteón familiar de los duques de Alba en Loeches. En un velatorio que, aunque fue discreto, reflejó la importancia de su figura en la vida de Cayetana. Su muerte marcó el fin de una etapa en la vida de la duquesa de Alba, quien, a pesar de su fortaleza, quedó muy afectada por la pérdida.
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