Elena Cué, la 'reina oculta' de la jet set: Mujer de Alberto Cortina
Este pasado viernes, la empresaria madrileña y experta en arte celebró su 51º cumpleaños rodeada de amistades 'vip' .
Este pasado viernes 3 de octubre las altas esferas de Madrid volvieron a reunirse con motivo del 51º cumpleaños de la empresaria madrileña, experta en arte y gemóloga Elena Cué, la tercera mujer del exbanquero Alberto Cortina, intregante del célebre y poderoso dúo empresarial de 'Los Albertos' (formado junto a su primo Alberto Alcocer). Un sobrenombre que fue parte fundamental de la España económica y política de los años ochenta y noventa. El matrimonio de Cortina con Elena Cué se formalizó oficialmente el 10 de junio de 2000 en 'Las Cuevas', la finca propiead del empresario madrileño ubicado en el Parque Nacional de Cabañeros.
Para esta ocasión tan especial, la que fuera también campeona nacional de tiro estuvo acompañada de numerosas amistades Vip, como Myriam Ungría, princesa de Jordania y Tironovo. También estuvo presente su hija Alejandra Cortina Cué. El matrimonio (con una diferencia de edad entre ellos de 25 años) mantiene a día de hoy su poder social y económico intocable, aunque este último más a la sombra debido a los escándalos financieros que persiguieron a Alberto Cortina durante años pasados.
Por eso, quizá la pareja mantiene un discreto perfil bajo frente a los medios de comunicación, con apariciones públicas muy contadas, como en la boda de Ignacio del Pino, hijo del presidente de Ferrovial, Rafael del Pino. O la más reciente en la capilla ardiente del que fue gran amigo de Alberto Cortina, el naviero vigués Fernando Fernánez Tapias fallecido hace escasos días, donde acudieron a acompañar a su vida, íntima amiga de Elena Cué, la exmodelo palentina Nuria González con la que Cué penetró conjuntamente en el llamado grupo de 'mujeres de la jet set'.
Elena Cue se convirtió al inicio de este siglo en la tercera y actual mujer del financiero Alberto Cortina, transformándose así en una de las reinas indiscutibles del papel couché. Su belleza recuerda a la de la musa italiana Sofía Loren en sus mejores tiempos. Por eso, Elena Cué es hoy en día, a pesar de su intento de ostracismo público, una de las 'reinas' de la jet set.
Una mujer quiza desconocida para la mayoría de la opinión pública española, pero con gran poder de convocatoria y agenda. ¿Pero quién realmente es ella y cómo llegó a la cima?
Gemóloga y campeona de España de tiro al pichón
Elena Estefanía Cué Castanedo es hija de una familia acomodada de ascendencia asturiana, de Llanes. De profesión gemóloga, nacida en 1972 y con 25 años menos que Alberto Cortina (76 años de edad), hizo sus primeros pinitos como diseñadora de relojes, al margen de ser campeona de España de tiro al pichón, una especialidad que practicó durante 14 años.
Inició la carrera universitaria de Ciencias Económicas, estudios que pronto abandonaría para pasar a trabajar en la joyería de sus padres, propietarios de la empresa Cue Joyeros SL., situada en el centro comercial “La Gran Manzana”, de Alcobendas (Madrid), y dedicada al “comercio al por menor de artículos de joyería, relojería, platería y bisutería”. Esta sociedad quedó parcialmente escindida en diciembre de 2006 en beneficio de otra sociedad familiar denominada Argos Cue SL.
Elena conoció a Alberto Cortina de Alcocer, hijo del que feura ministro de Exteriores con el General Franco, Pedro Cortina Mauri, durante una cacería, una de las pasiones que comparte con el financiero. Por eso su historia de amor se inició a comienzos de 1997 en una de las fincas de caza mayor del exbanquero, de nombre “Las Cuevas”, donde Elena había sido invitada a una montería y dónde luego se casaría con Cortina.
Meses después, la prensa ya los localizó en otro nido de amor. Ya fuera de España. Fueron fotografiados en la localidad francesa de Sainz-Tropez, durante las vacaciones de verano que pasaron en la Costa Azul. Fue ésta la primera vez que se les veía juntos oficialmente y, por ende, la confirmación de una relación que ya era más que un rumor en todos los cenáculos financieros de la capital de España. Cuando Elena conoció a Alberto tenía novio formal desde hacía siete años, Antonio Gómez, un joven de pelo rubio y ojos azules, perteneciente a una adinerada familia dueña de una fábrica de pintura industrial.
Por dos veces, Elena estuvo a punto de casarse con este chico, pero siempre era el novio quien aplazaba la boda pues no se decidía a dar el paso definitivo. Con Cortina, parece que el flechazo fue inmediato, hasta el punto de que Elena Cue no se lo pensó dos veces y cortó definitivamente con Antonio Gómez. El maduro financiero y la joven se tomaron muy en serio su relación, que desde un principio contaba con el beneplácito del padre de Elena, el joyero Francisco Javier Cue Gutiérrez, y de su madre, Ascensión Castaneda Gutiérrez.
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Finalmente se casaron el 10 de junio de 2000 en la finca donde se conocieron, “Las Cuevas”, con 1.600 hectáreas de terreno y enclavada en los Montes de Toledo en los términos municipales de Hontanar (Toledo) y Navas de Estena (Ciudad Real). Elena Cue lució para la ocasión un vestido de corte sencillo y clásico elaborado por el modista francés Emanuel Ungaro, uno de sus diseñadores favoritos. El diseño consistía en busto y volante en encaje de Calais, con flores bordadas a mano y finas perlas, con cuerpo de sirena, pequeñas mangas y una pequeña cola. Como padrinos actuaron el padre de la novia y la cuñada del novio, Miriam Lapique, quien también vistió un traje de alta costura diseñado por Emanuel Húngaro.
La Iglesia Católica ya había decretado la nulidad del primer matrimonio de Alberto Cortina con Alicia Koplowitz y el empresario había obtenido también el divorcio de su segunda mujer, la recientemente fallecida y mito de esa España de los años 80 Marta Chávarri, lo que le abría las puertas para contraer matrimonio canónico con la joven tiradora.
Y así fue. El enlace eclesial se celebró en la capilla que el exbanquero había mandado construir ex profeso en su finca cinegética y la fiesta se desarrolló en torno a la piscina y el jardín que rodean la vivienda principal de la heredad, un palacio castellano obra del arquitecto Andrés Revuelta, circundado por tres patios, con balconada de madera incluida. El banquete fue servido por el restaurante Jockey, uno de los preferidos de los Albertos. El menú consistió en nuez de foiegras trufado a la gelatina del oloroso, pularda asada al tomillo con cebollitas glaseadas y crema helada de chocolate con naranjas amargas.
Entre los cerca de 400 invitados, y como siempre que se trata de un enlace de tanta alcurnia, hubo muchas caras conocidas del mundo de la cultura, de la economía y de la política. Por ejemplo, asistió el exministro de Defensa del PP, Federico Trillo, y su esposa María José Molinuevo; el expresidente de la Comunidad de Madrid y exalcalde de la capital de España, Alberto Ruiz-Gallardón, junto a su mujer Mar Utrera; el expresidente de Repsol y hermano del novio, Alfonso Cortina, y su mujer Miriam Lapique; el naviero y entonces presidente de la Cámara de Comercio de Madrid, Fernando Fernández Tapias, en compañía de su ahora viuda Nuria González; el banquero José María Amusátegui con su mujer Amalia de León; el ya fallecido Camilo José Cela y su mujer, Marina Castaño; el empresario Carlos Goyanes y su mujer Cari Lapique; la esposa del ex presidente del Banco Popular, Cristina Mulls de Vaññs Tabermer, con su hija Cristina; y, como no, Isabel Sartorius, ex novia del príncipe Felipe de Borbón e íntima amiga de la pareja. Por aquel entonces, Elena ya se había convertido en una de las jóvenes más bellas y discretas de la sociedad española.
'Reina del papel cuché'
Elena Cué, desde entonces, no ha dejado de ocupar los primeros puestos en todas las listas de elegancia del ranking español. Pese a ello, no abusa de su notoriedad, no le gusta el protagonismo y aparece en público en contadas ocasiones, como se ha dicho. Pero, en cada una de ellas, deslumbra por su atractivo. Siempre luciendo las últimas tendencias del momento en su indumentaria.
Dicen quienes la conocen que le gusta llevar vestidos cortos de vivos colores que resaltan su perenne bronceado de cuidada estética. Para la noche suele apostar por el color negro, los escotes triangulares y las faldas con un poco de vuelo; mientras que durante el día, prefiere llevar pantalones y trajes de chaqueta que estilizan su figura. Que lo mismo va en pantalones de cuero estilo años 60 combinados con una blusa azul, que con un desenfadado vestido de estampados verdes lima. Y que a las fiestas no acude con vestidos de alta costura, sino que gusta llevar un prêt-à-porter de lujo.
Su figura siempre ha ido vestida por diseños de Roberto Cavalli o de John Galliano, el conocido modisto de Christian Dior hasta 2011, con el que mantiene una cierta amistad y ha paseado por el puerto de Saint Tropez, donde el matrimonio Cortina amarraba su yate americano de 27 metros de eslora y de nombre 'Marlena'.
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Antes utilizaban una goleta del siglo XIX, una reliquia del mar de nombre “Altair”, con la que atracaban a menudo en el puerto deportivo de Cerdeña. Allí, en la isla italiana, el matrimonio gustaba compartir sus horas con el multimillonario y ex dueño del equipo Renault de Formula Uno, Flavio Briatore, muy amigo de la familia Aznar y socio del yernísimo, Alejandro Agag.
Pero no solo del mar y sus yates han vivido estos 23 años de matrimonio los Cortina-Cue, también han utilizado el transporte aéreo, en concreto, el avión Falcon que era propiedad del financiero, con él que se escapaban con asiduidad a la ville de Paris, uno de sus escondites preferidos, junto a Nueva York, para ejecutar sus caprichos. Allí solían ir a las mejores casas de subastas, a los restaurantes más chic, como L´Ami Louis, y a hoteles de lujo como el Carlton o el Crillon. Fue precisamente en esta ciudad, en la embajada de España, donde Cortina contrajo matrimonio con Alicia Koplowitz allá por 1970. Mucho han cambiado desde entonces las cosas.
Una pareja de 'alto standing'
Actualmente, la pareja Cortina-Cue habita una lujosa residencia en la colonia madrileña de El Viso, que el ex banquero adquirió en 1994 cuando todavía estaba casado con Marta Chávarri. Se trata de una mansión de cuatro alturas, con 350 metros cuadrados de planta, de estilo francés de principios del siglo XX, que ha sido restaurada y decorada con antigüedades y obras de arte adquiridas en varias casas de subastas, como la prestigiosa sala francesa Tajan.
El matrimonio tuvo el 1 de marzo de 2006, casi seis años después de contraer matrimonio, a su primera hija a la que llamaron Alejandra y a la que dio a luz en el Hospital San Francisco de Asís, de Madrid. Alejandra se convirtió así en la primera niña para él (ya que tiene tres varones de su primer matrimonio con Alicia Koplowitz y no tuvo ninguno con Marta Chavarri). Eso si, aunque tiene nietas mucho mayores en edad que su hija.
El primer verano de 2006, con la niña recién nacida, la pareja lo pasó en Mallorca donde adquirieron una gran mansión en la zona de Sóller. La posesión que el matrimonio adquirió en ese precioso enclave mallorquín se llamó ‘Moncaire’, con cerca de cuatrocientas hectáreas de terreno y vides. En concreto, la finca está situada en el pequeño y bello pueblo de Fornalutx, a los pies del Puig Major, en la sierra de Tramontana, y muy cercano al puerto de Sóller. La masía construida dentro de la possesiò consta de mil quinientos metros cuadrados y goza de jardines, pista de tenis, casa de invitados, etc. Dicen por Sóller que en su día la casa sirvió de refugio al cantante Paul McCartney, el conocido integrante de los Beatles, y que también fue utilizada para descanso del multimillonario Agha Khan, amigo del Rey Juan Carlos de Borbón.
Los dueños de la finca era la influyente familia británica Harare, con residencia permanente en Londres, propietarios de una importante empresa de inversiones. El precio total de la espectacular possesiò se calcula en torno a los 18 millones de euros, aunque la cifra exacta que pagó el financiero madrileño por la propiedad es uno de los secretos mejor guardados de la isla. Fue al acabar el verano de 2006, cuando Elena Cue, que apenas suele ejercer el papel de señora de la casa, decidió hacer una reforma total de la mansión y unos sesenta operarios comenzaron a trabajar a marchas forzadas para cambiar su aspecto y poder ser presentada en sociedad en el verano de 2007.
Dicen los conocidos de Elena que su biografía profesional es corta en su relieve. Que se lleva bien con los tres hijos varones de Alberto Cortina, a diferencia de Marta Chávarri a quien nunca consideraron. Que es una chica de trato agradable aunque unos dicen que es adorable, y otros que es una diva. En lo que sí se ponen de acuerdo todos es que ha sabido delimitar bien los territorios. Que no aspira a cariños superficiales. Que siempre se rodea de su pequeña corte. Que su supuesta soberbia es sólo timidez. Que no le gusta que se hable de ella. Que no le apasiona aparecer en los medios de comunicación. Que no es una mujer de grandes alardes públicos. Que le priva la comida asiática, sobre todo la japonesa. Que también le gustan los restaurantes italianos caros. Que, eso sí, le gusta como a su marido la buena comida y los buenos caldos, cuyo maridaje elige exquisitamente Alberto Cortina. Pero que Elena procura mantener a toda costa la línea. Mantener a punto su cuerpo y su imagen con gimnasio, dietas, cuidados estéticos, etc.
Aseguran también que pocas veces va de compras por Madrid. Que prefiere Nueva York o Paris. Que no le gusta que se sepa cuánto se gasta en ropa. Que le da reparo el verse sorprendida probándose una prenda. Que le gustan todos los lujos. Que todo lo que compra suele ser muy caro. Que no suele utilizar abrigo, aunque en alguna fiesta relevante lo lleva. Que suele llevar zapatos con tacón alto. Que le gustan los zapatos de Manolo Blahnik (los conocidos “Manolos”) o de Walter Steiger. Que a veces lleva sandalias de vestir de Jimmy Choo. Pero que siempre sabe cómo impactar en el mundo de la moda. Que utiliza pareo cuando pasea por los muelles. Que cuando sale casi siempre lo hace en coche y con chófer. Que le gusta jugar al pádel. Y que en su día se dedicó a estudiar Arte e Idiomas.
Entre los conocidos del matrimonio se encuentra, por ejemplo, el magnate australiano de la comunicación Rupert Murdoch, quien fichó en su día a José María Aznar como asesor de su imperio de comunicación. Pero lo que más le preocupa en la actualidad a Elena Cué es el cuidado de su hija Alejandra (17 años), a la que dedica prácticamente su ocio.
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Hoy, dicen las amigas de Elena, todas ellas de su edad similar, como Nuria González, tercera esposa del naviero fallecido Fernando Fernández Tapias Fefé; Isabel Sartorius, hija del marqués de Mariño y otrora novia del rey Felipe de Borbón; Blanca Suelves, la hija del fallecido marqués de Tamarit, la modelo Inés Sastre o la diseñadora Katia Guerrero, que Elena siempre ha vivido muy pegada a su marido.
Que ha copiado de él, el placer de observar todo lo bueno y caro. Que comparte su afición al arte, a la caza y, sobre todo, a perderse fuera de España. Y aseguran que uno de sus mejores secretos es que apenas habla en público. Que sólo suele sonreír brevemente cada vez que la encuentran en un acto público. Esta es Elena Cué, una de las 'reinas de la jet española' que acaba de cumplir 51 años.
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