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Cinco personas posando juntas frente a un fondo marrón.
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Detalles de la infancia y de los hijos de Isabel Preysler con Julio Iglesias

Julio José Iglesias, el segundo vástago, celebró este jueves su 50 cumpleaños en Madrid con su círculo más cercano

El pasado 25 de febrero, el segundo vástago de Isabel Preysler y Julio Iglesias, Julio José Iglesias, cumplía medio siglo de vida en su casa de Los Ángeles. Por tratarse de un aniversario especial, este jueves el cantante, presentador y modelo volvía a celebrar sus 50 años en Madrid con todos su amigos y familiares más cercanos.

A pesar de estar muy bien acompañado, Julio José no contó con la presencia de su madre Isabel en su fiesta en el exclusivo restaurante Abascal. Según fuentes cercanas a la familia, el cumpleañero también recibió un mensaje de felicitación "sorprendente": el de su hermano Javier Santos –no reconocido por el cantante Julio Iglesias como hijo biológico–.

El regreso de uno de los hijos del primero de los matrimonios de Isabel Preysler a España trae a la actualidad cómo fueron la infancia y adolescencia de este y sus dos hermanos –Enrique y Chabeli–. El director de elcierredigital.com, Juan Luis Galiacho, ya relató en su libro Isabel y Miguel: 50 años de historia de España los detalles más desconocidos de los hijos de Isabel Preysler y Julio Iglesias.

Los detalles inéditos de Chabeli, Enrique y Julio José Iglesia

Madrid. Año 1972. España vivía el post franquismo y Julio Iglesias empezaba a triunfar en el mundo musical más allá de nuestras fronteras. Comenzaba a labrarse un nombre en las Américas. El distanciamiento físico entre Isabel Preysler y Julio Iglesias fue cada vez más habitual y a medida que pasaba el tiempo evidenciaba que entre ellos surgía otro tipo de distancia. Sin embargo, aunque la pareja pasaba menos tiempo junta, sus encuentros eran pasionales.

Después del controversial embarazo de Chabeli, Isabel se quedó embarazada dos veces más albergando la esperanza de que esto representaría el regreso definitivo del hombre a quien entonces amaba, pero que apenas la besaba y abrazaba. Nacieron sus dos hijos varones: Julio José, el 25 de febrero de 1973; y Enrique Miguel del que dio a luz el 8 de mayo de 1975. Desde entonces sus dos hijos varones, junto a la primogénita Chábeli, ocuparon todo su tiempo. Ya no acompañaba en sus viajes a su marido que cada día conseguía mayores triunfos discográficos. Las ausencias eran cada vez más largas y el teléfono había dejado de sonar con la insistencia de los primeros tiempos.

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Julio José fue el primer hijo varón de Isabel Preysler. Es quien mejor representa los rasgos orientales de la familia materna. Desde que vino al mundo cayó bien a primera vista. Era pura dulzura y muy cariñoso. Pero tuvo que esperar dos meses para recibir las aguas bautismales porque su padre se encontraba de gira. Su madrina fue la íntima amiga de Isabel, Marta Oswald.  El niño se crió muy mimado, como casi todos los hijos de padres recién separados, sólo tenía cinco años cuando sus padres decidieron romper su relación. Y con el segundo marido de su madre, el marqués de Griñón, mantuvo una relación muy estrecha, al igual que también su hermano Enrique.

Tanto que en el colegio los dos presumían que el nuevo amigo de su mami tenía un zoológico particular donde ellos eran los reyes, el conocido Safari-Park “El Rincón”, en Aldea del Fresno. Era Julio José quien más disfrutaba cuando acudía a la finca, tanto que su programa de televisión preferido era de naturaleza, “El Hombre y la Tierra”. No transcurrió mucho tiempo para que el marqués de Griñón y los dos hijos habidos en su primer matrimonio, Manolo y Xandra, se trasladaran al chalé de Arga.

Allí instalaron todos sus enseres domésticos junto a los de los hermanos Iglesias. Incluso, se llevaron a la tata de toda la vida, la argentina Humildad Rodríguez, quien luego mantendría serias discrepancias con Isabel Preysler que se ocupó de trasladar a los medios de comunicación. Así, en agosto de 1985, ésta declaraba en el semanario La Revista que “Doña Isabel sólo tenía ojos para sus niños, pasaba olímpicamente de Manolo y Xandra. Creo que fue un error por su parte porque los hijos del marqués siempre han sido muy cariñosos y educados y si hubieran visto un poco de cariño en ella se habrían volcado. Lo cierto es que los hijos del marqués lo pasaron muy mal en aquella casa”.  Humildad Rodríguez señalaba que las regañinas se las llevaban siempre los hijos de Carlos Falcó nunca Julio José ni sus hermanos, “si se rompía algo los culpables eran Manolo y Xandra”.

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Desde jovencito, Julio José demostró tener “un encanto natural y madera de líder”, según contaba su abuelo el doctor Iglesias Puga. A diferencia de sus otros dos hermanos, Chábeli y Enrique, prefería pasar más desapercibido en sus apariciones públicas. Era un joven mucho más ingenuo que su hermano Enrique, que era más competitivo que él y que si no ganaba en todo se ponía a llorar desesperadamente. A pesar de estas disputas infantiles los dos hermanos siempre se han llevado muy bien. Estudió, al igual que Enrique y Chábeli, en el colegio de Saint Anne School. Ya por entonces demostró ser un buen deportista, sobre todo en los deportes de agua como el windsurf y el esquí acuático, que practicaba en sus veranos marbellíes junto a su madre y “tío Miguel”. Precisamente, con Miguel Boyer, al no haber convivido con él nada más que en las vacaciones estivales, nunca mantuvo nunca una relación muy profunda.

Fue en el año 1984, cuando Julio José y su hermano Enrique se trasladaron definitivamente a Estados Unidos. Pasaron a vivir permanentemente al lado de su padre en Miami como consecuencia de la terrible experiencia que vivió la familia en las Navidades de 1982, cuando se produjo el secuestro de su abuelo, el doctor Julio Iglesias Puga. Fue el 29 de diciembre cuando el padre del cantante fue raptado por la banda terrorista ETA. Era la primera vez que Isabel Preysler y sus hijos sentían el peligro de cerca. Por entonces se encontraban esquiando en la localidad suiza de Gstaad, junto a Carlos Falcó.

Cuenta la propia Isabel que “llamé a Julio desde allí y recuerdo aquellos momentos como algo terrible. Yo le tenía mucho cariño al abuelo Iglesias. Además sabía que Julio sentía verdadera adoración por su padre y que para él aquello representaba un golpe durísimo”. Fueron diecinueve días de angustia hasta que el 17 de enero, el doctor Iglesias Puga, conocido como papuchi y  hoy ya fallecido, fue liberado en el pueblecito aragonés de Trasmoz por los GEO, en una operación coordinada por el comisario Joaquín Domingo Martorell.

El episodio determinó que los hijos varones se fueran a vivir con su padre a Miami. Dos años después lo haría también la primogénita, Chábeli.  Al principio se instalaron en la súper mansión de Indian Creek, todo un paraíso pero poco adecuada para los niños ya que apenas tenían amigos con los que jugar. Con el paso de los meses, cuando los niños llevaban estudiando dos años en Estados Unidos, Julio Iglesias adquirió la heredad de “El Convento”, la casa que su entonces manager Alfredo Fraile tenía en la urbanización de lujo de Bay Point. Se trataba de un fabuloso chalé de más de mil metros cuadrados con vistas a la bahía de Miami y en una urbanización privada donde, a diferencia del domicilio paterno, había muchos más niños con los que hacer amistad.

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Quienes conocen bien a Isabel Preysler cuentan que ese fue uno de los momentos más dolorosos de su vida. Pero en ella primó por encima de todo la seguridad y el bienestar de sus hijos. "Entonces nos quitaron de en medio. Si no, aún seguiría en mi país. Lo peligroso fue que liberaron a mi abuelo sin pagar rescate. Nos llevaron a Miami a vivir con mi padre. Tuve que dejar a mi madre en Madrid. Nos dijeron que íbamos para aprender inglés, pero no era verdad. Fue muy duro. Los dos primeros meses no dejé ni un día de llorar. Mi padre siempre estaba viajando. Fue un cambio brutal", afirmó con el paso del tiempo Enrique Iglesias.

La única condición que puso Isabel fue que con ellos también se fuera a Estados Unidos la ama de llaves de la familia, Elvira Olivares, a la que denominan cariñosamente “Seño”,  hoy una señora con unos setenta años de edad. Una mujer discreta, tierna, de pequeña estatura, que aún vive en la mansión americana de Enrique, y que protegió a los hermanos Iglesias como si fueran hijos suyos. Les dio una educación completa y rígida. Tenían horarios concretos para comer y no se les permitía dejar nada en el plato. Les ponía monedas en las axilas para que aprendieran a no separar demasiado los brazos en la mesa.

Tenían que hacerse la cama, santiguarse y decir sus oraciones. Cuando no hacían algo correctamente, “Seño” les ponía a escribir la frase “No tengo que…” 500 veces, pero los niños intentaban burlar el castigo de su ama de llaves. Así, Julio Iglesias Jr. unía cuatro lápices para escribir de una sola pasada, cuatro líneas. Los niños eran muy felices los martes, el día que libraba “Seño”, y podían ver sus programas favoritos en la televisión, aunque se emitieran a una hora en la que ya tendrían que estar en la cama si ella estuviese presente. Tanta era su dicha esos días, que a los martes los llamaban “los días de gloria”.

Julio José completó sus estudios de comunicación cerca de San Francisco en el Menlo College, en Atherton, California. Pero lo suyo, al igual que ocurrió con sus hermanos, no era estudiar. Intentó entonces hacer sus pinitos en el mundo de la moda y con la ayuda de su amigo y representante Darius Jordi Lassus entró en la Agencia Ford Models de Nueva York. Aseguran que realizó la campaña de Versace pero en España no se han visto fotografías de ese periodo. Su incursión como modelo no fue todo lo satisfactoria que deseaba, quizá debido a su corta estatura, en torno al metro setenta. Y así, poco después, se introdujo en la industria del entretenimiento de habla inglesa participando en algunos shows como en  "Oprah Winfrey's talk show". También le ofrecieron dos papeles en telenovelas, uno en Televisa y otro en la ABC, en la serie “All My Children”.  

Fue entonces cuando decidió probar suerte en el mundo discográfico, al igual que su hermano Enrique. Pero desde el principio lo tuvo bastante difícil porque empezó su carrera cuando ya había dos Iglesias por delante en el mercado, y con los que era muy duro competir. Mantuvo un estilo muy personal y le gustaba componer en soledad. No enseñaba ninguna de sus canciones hasta que no estaba seguro de que pudieran ser exitosas. Empezó a cantar por clubes pequeños, al igual que hiciera su padre cuarenta años antes en la sala Cleofás de Madrid o en los pubs londinenses donde acudía con su amor Gwendoline, como el Airport Pub.

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Se dedicó a hacer galas para unas doscientas o trescientas personas acompañado siempre por un grupo musical. Pero a pesar de demostrar ciertas maneras y cantar relativamente bien, según su padre el que mejor canta de los tres Iglesias, su camino en la música se estancó. No encontró un puesto en esa vorágine que es el mundo de las discográficas en Estados Unidos, donde salen más de dos mil discos al día. Su primer álbum, Bajo mis ojos, fue lanzado en 1999 por la discográfica Epic Records y se grabó en Nueva York y Los Ángeles. Por esas fechas cambió oficialmente su nombre de Julio José Iglesias a Julio Iglesias Jr ante un juez de Miami. Luego vendría otro álbum discográfico, “Tercera Dimensión”, lanzado en 2003 por la Warner Music. Pero en España nunca deslumbró por sus canciones, quizá porque casi todas ellas fueron compuestas en inglés. Dicen que sólo  alcanzó el éxito en las minorías.

Tras sus intentos fallidos de triunfo en el mundo de la música, regresó a Madrid, instalándose en la mansión familiar de Puerta de Hierro. Por recomendación de mamá comenzó a trabajar para la revista Hola, apareciendo en varias sesiones de fotos. Se unió también profesionalmente a la relaciones públicas Susana Urribarri Mansberger, amiga de la familia e hija del ya fallecido presentador de Eurovisión José Luis Urribarri. Una mujer que antes de volar en solitario trabajó durante seis años al lado de Julio Iglesias en Miami y más tarde fue directora de programas musicales y variedades en TVE. Gracias sus gestiones e influencias Julio José Iglesias comenzó a colaborar en distintas cadenas de televisión como concursante de sus realitys show, tales como "¡Mira Quién Baila!", “Tu cara me suena” (donde fue finalista en la primera edición), “Splash, famosos al agua”, o “El Club de Flo”, donde cosechó diferentes resultados de audiencia. También acudió, previo millonario pago, al plató del programa “Sálvame Deluxe”, donde repasó su vida personal.

Una vida que se completó el 3 de noviembre de 2012, cuando, con 39 años, contraía matrimonio eclesial tras siete años de relación con la modelo belga Charisse Verhaert, de 30 años de edad. Se dieron el sí quiero en una ceremonia celebrada en la Finca "El Rincón", en Aldea del Fresno, la heredad donde Julio José pasó muchas horas de su infancia correteando, propiedad del segundo marido de su madre, el marqués de Griñón, quien no asistió al enlace, dicen que por discreción, pero que cedió gratuitamente su palacio además de poner los vinos para el posterior ágape. La misa fue oficiada por el padre Ángel, el fundador de Mensajeros de la Paz, actual guía espiritual de Isabel Preysler. La boda fue organizada por la empresa especializada "Alma Blanca", pero contó con la ayuda especial de la representante Susana Urribarri y de su hermana Tamara Falcó, que ejerció además de dama de honor.

Julio José y Charisse estaban de acuerdo en que querían una boda con pocos invitados. Dos días antes habían celebrado una despedida de solteros un tanto atípica y poco nutrida en la discoteca Gabana de Madrid. Sólo una cincuentena de invitados, todos muy próximos a la familia, acudieron a la boda. Isabel Preysler ejerció de madrina luciendo un vestido de “chiffon” azul pavo salpicado de lentejuelas en el escote y en la cintura, un diseño de Manuel Mota –luego trágicamente fallecido- director creativo de Pronovias Españolas durante veintitrés años, quien también elaboró el traje de la novia.

El menú nupcial fue servido por el restaurador José Luis, quien regaló a los novios el convite. Allí estuvieron casi todos sus hermanos. El gran ausente a la boda fue Enrique Iglesias, el único hijo de Isabel que no acudió. El cantante excusó su presencia por motivos de agenda, un concierto en Puerto Rico, pero muchos de los que lo conocen bien creyeron que el verdadero motivo era la nula relación que mantiene con su padre, con quien aseguran que hace años que no se habla. Tampoco asistió la actual mujer de Julio Iglesias, Miranda Rijnsburger (ni ninguno de sus cinco hijos), ni el marido de su hermana Chábeli, Chistian Altaba (ni sus dos hijos, Sofía y Alejandro, los nietos de Isabel). De hecho, la última vez en la que se pudo ver a toda la familia Presyler junta fue en 1993 con motivo de la boda de Chábeli.

El matrimonio se ha comprado una casa en el famoso archipiélago de los Cayos de  Florida. Se trata de una mansión de 200 metros cuadrados construidos en estilo colonial, recubiertos de madera. Cuentan sus amigos que el hijo varón mayor de Isabel, que en su cuerpo lleva un tatuaje que dice “A por mí”, es un ser muy cercano, familiar, sensible, optimista, trabajador, que jamás tiene una mala contestación. Que es el más polifacético de los Iglesias, un todoterreno. Que no tiene dobleces y se muestra tal cual es. Otros dicen que su naturalidad llega a convertirse en simplicidad. Para él, su madre es su verdadero referente, como también lo ha sido para su hermano Enrique Iglesias Preysler.

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