La 'cara B' de Tamara Falcó (II): Isabel Preysler no le habló tras independizarse
Antes de casarse con Íñigo Onieva, la marquesa de Griñón tuvo varias relaciones fallidas
El pasado sábado 8 de julio se casaban en El Rincón Tamara Falcó e Íñigo Onieva. El enlace, considerado como "la boda del año", ha tenido gran repercusión y se ha vendido la exclusiva de la boda —así como la de la posterior fiesta— a la revista ¡Hola!
No es de extrañar, ya que la vida amorosa de Tamara Falcó, al igual que la de sus hermanos maternos, ha sido muy sonada. Una de las relaciones más destacadas fue la que mantuvo al inicio de este siglo con Alberto Comenge Barreiros, un chico de familia bien, con fama de conquistador, hijo del arquitecto Alberto Comenge y de Mari Luz Barreiros, la segunda exmujer del ya fallecido editor del diario El País, Jesús de Polanco.
Alberto estudió Empresariales en una universidad privada y posteriormente realizó un master en la universidad americana de Fiercher. Él y su hermana pequeña Cristina han sido “algo muy especial” para el que fuera dueño del grupo Prisa, ya que cuando éste se unió a Mari Luz Barreiros tenían una corta edad y él los educó. Durante su relación con Tamara, de unos dos años, Alberto estuvo varias veces en Miami visitando a la familia Iglesias-Preysler, que desde el principio le aceptó. Y aunque de nuevo dos familias influyentes podían haberse unido en matrimonio, como quería y deseaba mamá Isabel, no fue así. El idilio se rompió en el verano de 2005.
Pero sólo un año después, Tamara Falcó se unía a Marco Noyer, un joven estudiante alto y rubio, nacido en Argentina, de padre francés y madre austriaca. Su relación se hizo pública a finales de noviembre de 2006, cuando Tamara acudió acompañada de él a la entrega de los premios de la revista Marie Claire. Ambos se conocieron en Madrid, donde Marco realizaba un máster en Administración de Empresas. Cuando terminó sus estudios, el chico decidió irse a París, donde residía, y Tamara no dudó en dejar todo y seguir a su amado. Abandonó sus labores y se trasladó con él a la capital del Sena donde permaneció durante una temporada.
Esta decisión le costó un enfado con su madre que la dejó de hablar durante varias semanas. Pero la relación sentimental terminó a finales de 2009. Rompió con Marco pues, sin habérselo consultado, le comunicó que se iba destinado a Londres, y ella se sintió herida y volvió a su casa familiar de Puerta de Hierro, donde mami la recogió sin problema alguno. Su cuarto nunca había dejado de serlo y estaba perfectamente preparado para su vuelta.
Durante ese periodo se la relacionó con Bartolomé Fierro March, otro chico de familia bien, aunque ella siempre negó que fuera su compañero sentimental. Su siguiente novio formal fue el italiano Tommaso Musini. Se conocieron a través de amigos comunes cuando ella estaba buscando compañero de piso para el nuevo apartamento que alquiló en el Madrid de los Austrias una vez que se independizó de su madre. Dieron a conocer su noviazgo en el concierto que Lady Gaga ofreció en la capital de España a finales de 2010, pasando ya con él las navidades en la nieve, en Gstadd, Suiza.
Era un chico con un cierto pedigrí. Su familia está relacionada con los duques de Cornualles y con miembros de la alta sociedad italiana. Pero a Isabel Preysler este chico no le caía nada bien. No obstante, Tamara lo paseó cogida de su brazo por fiestas y eventos sociales de todo tipo. De esta forma, en el verano de 2011, tras pasar juntos unos días de vacaciones en Saint Tropez, en la Costa Azul francesa, acudió con él a la boda de Carla Goyanes y Jorge Benguría y también a la de Francisco Ortiz Von Bismark, hijo de Gunilla y Luis Ortiz, con Elisabeth Dutú. Pero pocos meses después la relación terminó. Fue al final del verano de 2011 cuando Tami decidió poner de nuevo punto y final a la relación amorosa. Su ruptura se hizo patente con la ausencia del italiano en la fiesta que dio dos meses después para celebrar su 30 cumpleaños.
El siguiente hombre con el que se la relacionó fue el empresario Enrique Solís, hijo de Carmen Tello y el marqués de la Motilla, Miguel Ángel Solís. Sin embargo, aunque se los llegó a ver juntos en algunas ocasiones, no llegaron a confirmar que fueran pareja.
La independencia de Tamara Falcó
Por entonces, Tamara ya se había independizado de su madre. Algo que tampoco le gustó mucho. “Se lo dije un día mientras comíamos. Le comenté que iba a compartirlo con un estudiante, esa era la idea inicial. Mi madre me dejó de hablar una semana”. Isabel no estaba por la labor, ya que le había dado algún que otro consejo para que ahorrara y se comprara su propio piso. Al parecer la filipina no comulgaba con la idea de que su hija “desperdiciase” el dinero alquilando pisos.
Tamara se fue a vivir a un ático de 250 metros cuadrados en el Madrid de los Austrias, concretamente en la calle de Campomanes, muy cerca del Teatro Real, en un antiguo convento que fue rehabilitado para albergar viviendas de lujo. Era un ático repartido en un hall, cuatro dormitorios, tres baños, una cocina con despensa y un amplio salón comedor con chimenea. Todo, por un alquiler de 2.800 euros mensuales, que incluía también una plaza de garaje para su vehículo Smart, con el que siempre se la veía acudir a las fiestas madrileñas a pesar de ser conocida por sus accidentes automovilísticos.
La casa la decoró en tonos grises con la ayuda de su amiga Diana Huete, también decoradora de mamá, una chica que se formó en la escuela de arquitectura de la Politécnica de Madrid. De su decoración resaltaba un sofá Chester de más de cien años que le regaló su padre y una mesa de comedor azul turquesa que le regaló su madre. No podía faltar tampoco el servicio doméstico, con su fiel asistenta Reme, que le limpiaba, hacía la maleta y cuidaba de todos los detalles, por si mamá un día acudía a visitarla, y así evitar que se llevase un disgusto al observar algo que no estuviera en perfecto orden.
Fue a finales de 2013 cuando Tami decidió mudarse, cambiar de nuevo la ubicación de su hogar. Según su propia confesión, debido a “la necesidad imperante de buscar un lugar de paz en el que se encontrara a gusto” consigo misma. Decidió abandonar el ático frente al Teatro Real por otro, también alquilado, en pleno barrio de Salamanca, en la calle Núñez de Balboa, frente al Retiro, en otra de las zonas nobles de la capital de España. El nuevo ático “sólo” disponía de 120 metros cuadrados, decorado también con el toque personal de la inquilina. Ella misma mostró su nuevo hogar en una exclusiva concedida a la revista ¡Hola!, a cambio de una interesante remuneración económica. En la amplia entrevista, la hija del marqués de Griñón confesó que su lugar preferido de la casa no era el amplio vestidor de Ikea sino la terraza que le había dedicado a La Virgen María.
Tamara Falcó y la compañía de su madre y hermanos
Pero lo cierto es que, aunque decía valorar mucho la independencia, Tamara acudía tres veces por semana a casa de su madre, donde en ocasiones se quedaba incluso a dormir. “Pero me gusta tener un espacio donde poder alejarme del mundo”, se justificaba. Cuando se aislaba, luego echaba de menos las visitas de su padre y de su hermano preferido, Duarte, fruto de la unión de Carlos Falcó con Fátima de la Cierva, de la que también nació una niña, Aldara. También tiene otros dos hermanos fruto del primer matrimonio de su padre con Jeanine Girod: Manuel Falcó Girod, nacido en 1964; y Alejandra, más conocida por Xandra, actual marquesa de Mirabel, nacida en 1967, que hoy es presidenta ejecutiva de la asociación de alta gama y excelencia Círculo Fortuny. Un cargo que ocupó en sustitución de su padre tras la muerte de este en 2020.
Precisamente, junto con sus hermanos mayores, Manuel y Xandra, Tamara unió esfuerzos tomando las riendas de las relaciones públicas de los viñedos y de la organización de bodas y banquetes en su finca familiar de “El Rincón”, en la localidad madrileña de Aldea del Fresno, donde se casó el pasado sábado. Por otra parte, figura como accionista de la empresa bodeguera Dominio de Valpedusa, ubicada en la localidad toledana de Malpica del Tajo, donde en 1974 el marqués de Griñón plantó las primeras cepas de origen francés.
Además de este trabajo, Tamara Falcó comenzó, en torno al año 2012, a trabajar como imagen de distintas marcas. Fue en estos años cuando protagonizó su reality 'We love Tamara', que no llegó a triunfar.
En 2014, tras la muerte de Miguel Boyer, Tamara decidió aparcar a un lado su independencia para volver a vivir con su madre. Durante años vivió en la mansión de Puerta de Hierro con la filipina, la misma en la que llegó a vivir con Mario Vargas Llosa durante su relación.
Para Tamara, sus siguientes años estuvieron más alejados del foco mediático. Tanto en el plano laboral —se centró en la moda, llegando a crear su propia marca de ropa, llamada TFP— como en el de las relaciones sentimentales. Tamara llegó a estar siete años soltera hasta que en 2019 su vida dio un giro en ambos sentidos. En lo laboral, su participación en MasterChef Celebrity —concurso que ganó—, la llevó a volver al plano mediático. Era el año 2019, cuando también conoció a su siguiente pareja: el biólogo Iván Miranda Álvarez Pickman.
Un romance fugaz antes de la llegada de Íñigo Onieva
El romance con Iván Miranda, no obstante, fue más fugaz que los anteriores. En un lapso de tres meses, Tamara había anunciado a través de sus redes sociales que volvía a estar enamorada —publicando una imagen con Miranda— y que la relación se había roto —al borrar la foto—.
Fue al año siguiente, en 2020, cuando Tamara Falcó conoció al empresario Íñigo Onieva. Ella, con 41 años, es siete años mayor que él, de 34. Sin embargo, la diferencia de edad no pareció ser un impedimento para la pareja que, después de dos años de relación anunciaba su compromiso.
El resto de la historia hasta llegar a la boda que tuvo lugar el pasado 8 de julio es conocida: infidelidad, ruptura, reconciliación, un nuevo anuncio de boda y los múltiples impedimentos derivados de esta. Desde el robo de las joyas hasta los problemas con el vestido, a Tamara Falcó no hacían más que aparecérsele piedras por el camino.
Finalmente, Tamara Falcó e Íñigo Onieva se casaron en uno de los enlaces más mediáticos del año con exclusiva vendida a ¡Hola! incluida. Ahora ambos planean instalarse en un ático de 186 metros cuadrados en Puerta de Hierro, cerca de donde habita su madre, Isabel Preysler.
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