Redacción El canon de belleza imposible: El problema de los retoques estéticos en los jóvenes
La influencer Sofía Suescun ha desatado la crítica tras haberse sometido a una infiltración de ácido hialurónico
Los retoques estéticos en las redes sociales han sido concebidos durante muchos tiempo como un tabú. Existe, por tanto, un debate muy marcado entre los partidarios de desvelar los retoques públicamente, para no crear falsos cánones de belleza, y los defensores de la privacidad de las creadoras de contenido que utilizan esta clase de servicios.
Recientemente, la influencer Sofía Suescun ha desatado la crítica tras publicar que había recurrido a los retoques estéticos para verse mejor. La joven publicó un vídeo en su cuenta de Instagram en el que explicó emocionada a sus 1.3 millones de seguidores su primer retoque.
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“Aunque no lo parezca, esa persona tiene 27 años y esta carita hay que cuidarla desde dentro”, afirmaba. La creadora de contenido se aplicó un tratamiento inyectable con bótox, en la frente y en la comisura de los ojos, para minimizar las primeras líneas de expresión.
Como contaba en una de sus historias: “me he desvirgado en cuanto a bótox y ácido hialurónico”. Además, la influencer acabó con uno de sus mayores complejos. “Algo que me tenía bastante preocupada era un hundimiento entre la ojera y el pómulo”, desvelaba. Por ello, también le fue inyectado ácido hialurónico para eliminar ese espacio. Tras el proceso, afirmaba que le encanta la nueva apariencia de sus pómulos.
Estándares de belleza inalcanzables
Poco después de la publicación de las imágenes, las redes sociales se llenaron de duras críticas a la influencer. La mayoría situaba el foco sobre la edad de la influencer. A pesar de su juventud, presenta el retoque como algo necesario para cuidar su piel y su imagen.
Comentarios como “yo flipo bastante con el ejemplo que estáis dando las influencer a las niñas, o sea literal veo a chavalas de menos de 30 años con mazo cosas hechas en la cara!!! O sea si con 20 y poco años ya os estáis pinchando que vais a hacer cuando tengáis 60?” increparon a la creadora de contenido fomentar la creación de estándares de belleza inalcanzables.
Otros usuarios también condenaron a Sofía porque sus declaraciones podían crear complejos a la población más joven: “Pero porque os pincháis la cara tan jóvenes ?? Con 27 años estás perfecta sin inyectarte nada. Solo creáis complejos entre la juventud”, escribían en los comentarios de su publicación.
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Los retoques estéticos forman parte de la libertad personal de las personas que decidan recurrir a ellos. Es, por tanto, una decisión tomada en función de los gustos, necesidades y recursos personales de cada sujeto. A pesar de eso, en los últimos años ha ido alimentándose un debate moral sobre la exposición en redes sociales de la medicina estética.
Desde una perspectiva más concreta, gran parte de la comunidad criminaliza a los creadores de contenido que exponen sus retoques en redes como un proceso necesario para mantener o alcanzar la belleza, pues estarían fomentando un estándar de belleza que solo es posible alcanzar mediante los retoques. Las inyecciones de bótox, el aumento de labios, la mirada rasgada o el aumento de pechos son algunos de los procedimientos más habituales.
Publicidad en las redes sociales
Hace una década la edad media con la que se recurría a la medicina estética se situaba en los 35 años. Sin embargo, en la actualidad esta barrera a descendido hasta colocarse en torno a los 20 años, según el Estudio de dimensionamiento e impacto socioeconómico de la Medicina Estética en España durante el año 2021, presentado por la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME).
Como indica la organización, el 40% de la población española ha utilizado los servicios de medicina estética en alguna ocasión. Entre ellos, el 71,8% son mujeres y el 28,2% son hombres, lo que refleja una implicación femenina mayoritaria. Además, la mayor parte de los pacientes reciben tratamientos al menos una vez al año. Durante el año 2021, en España se realizaron un total de 871525 tratamientos médico-estéticos, con esta distribución: un 72% de tratamientos faciales, un 22% corporales y un 6% categorizados en otros como la depilación.
Dentro de los tratamientos faciales realizados, destaca que el 42% correspondieron a toxina botulínica o bótox, consolidándose como el tratamiento facial más realizado tras la pandemia, como indica la SEME. El 32% corresponde al ácido hialurónico y el 20% a tratamientos para mejorar la calidad de la piel.
El 40% de la población española ha utilizado los servicios de medicina estética
El informe señala que, a nivel general, en España se busca una belleza natural y temporal, donde no se perciban excesivos cambios y estos no sean definitivos. Como indica la SEME, las encuentras desvelan que “no perseguimos más años de vida, sino más años de calidad de vida”.
En la actualidad es llamativo el aumento del interés del sector joven por la medicina estética. Como indica la SEME, los jóvenes acceden al campo de los retoques estéticos cada vez a más temprana edad y más influenciados por las redes sociales. Los jóvenes de poco más de 20 recurren principalmente a rellenos de ácido hialurónico en labios y toxina botulínica.
“El uso de las redes sociales, la posibilidad de usar filtros y la aparición de aplicaciones que permiten cambiar las formas del rostro han contribuido a generar nuevas necesidades en pacientes jóvenes”, apunta el Dr. Sergio Fernández, vicepresidente segundo de SEME, en su informe.
Y es que se intensifica la tendencia a publicitar servicios de medicina estética a través de las redes sociales. Sobre todo a creadoras de contenido relevantes, las empresas ofrecen servicios para que los promocionen en sus cuentas, que son capaces de generar un gran engagement o una conexión con sus seguidores.
Además, España también destaca en el denominado turismo sanitario y los tratamientos de salud continúan entre los principales motivos de viaje de los turistas internacionales. Según datos proporcionados por el Instituto para Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS), vía SEME, España se sitúa en el sexto puesto en el ranking europeo y el octavo a nivel mundial de países receptores de turismo de salud. De este modo, en 2021 el gasto medio de cada turista de salud fue de 1.084 €, aún lejos de los 1.569 € de 2019.
Intrusismo en medicina estética
La suplantación de funciones en la medicina estética sigue siendo un problema habitual. Como indica el informe de la SEME, el 15% de los pacientes que acuden a sus consultas han sufrido las consecuencias del intrusismo, pues provienen de otros centros donde les ha tratado una persona no autorizada.
El intrusismo médico se da cuando una persona no capacitada, habilitada ni autorizada realiza un acto médico. Los servicios llevados a cabo por personal no cualificado puede acarrear graves problemas de salud que, sin embargo, son muy comunes. Infecciones, necrosis de la piel, inflamación de los tejidos, pérdida de la vista, contaminación con enfermedades transmisibles como el VIH o la hepatitis C son algunas de las que destaca la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME).
Los servicios llevados a cabo por personal no cualificado puede acarrear graves problemas de salud
La realidad es que solo 2 de cada 10 usuarios piden el número colegial a la persona que tiene que realizar el tratamiento para asegurarse de su legitimidad como profesional. En la mayoría de los casos, los precios más reducidos funcionan como reclamo para que los usuarios se decanten por clínicas que no cumplen la normativa sanitaria.
El reflejo de la medicina estética en la sociedad puede llegar a trascender las gustos y las opiniones individuales de las creadoras de contenido que deciden someterse a ella, sobre todo en el sector más joven. Los falsos cánones de belleza en muchas ocasiones se ven fomentados por inseguridades personales que acaban por establecer modelos de belleza únicamente alcanzables a través de los retoques estéticos.
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