Así era la curiosa vida que tenía Gunilla von Bismarck antes de perder a Luis Ortiz
Gunilla von Bismarck ha perdido a su inseparable compañero de vida, con el que tenía incluso un hijo
Gunilla von Bismarck ha vuelto a ser protagonista en la actualidad tras el fallecimiento de Luis Ortiz, su compañero. Su historia juntos, que comenzó en la década de los 70, ha estado marcada por el amor y una vida llena de lujos. Vida que había cambiado notablemente en los últimos años.
Gunilla, por la enfermedad de él y por su propio deseo, tenía y tiene ahora una situación muy distinta a la de años atrás. Las fiestas habían quedado lejos, en pro de una vida mucho más tranquila.
Gunilla von Bismarck y Luis Ortiz, una vida de lujo y fiesta
Gunilla von Bismarck y Luis Ortiz se conocieron en una época dorada para la jet set de Marbella. En 1978, contrajeron matrimonio, convirtiéndose en una de las parejas más emblemáticas del papel couché y el glamour. De ahí que durante las décadas de los 70 a los 90, su vida estuvo rodeada de glamour, fiestas y eventos sociales.
Los cócteles en lujosas mansiones y las noches interminables en los clubs más exclusivos eran su pan de cada día. Esta vida de ensueño les permitió relacionarse con otras personalidades famosas, convirtiéndose en figuras destacadas en el circuito de la alta sociedad.
A pesar de que en algún momento anunciaron su separación, Gunilla y Luis nunca se alejaron el uno del otro. Su conexión fue tan fuerte que continuaron viviendo juntos, compartiendo un hogar lleno de recuerdos y experiencias. Esta dualidad en su relación muestra cómo el amor puede manifestarse de maneras diferentes a lo largo de los años.
La pareja supo lidiar con las dificultades y los cambios que se les fueron presentando. A medida que pasaron los años, su estilo de vida fue adaptándose a nuevas realidades, pero su amor y apoyo mutuo permanecieron inquebrantables.
El cambio de Gunilla von Bismarck hacia una vida más tranquila
En las últimas dos décadas, el camino de Gunilla y Luis dio un giro importante. A medida que la edad y la enfermedad de Luis, un cáncer de próstata, avanzaban, decidieron dejar atrás su lujosa villa en Marbella. Se mudaron a una casa más tranquila en el campo, cerca de la malagueña montaña de Istán.
La vida allí ha sido y es un remanso de paz para la alemana. Allí, rodeada de naturaleza, puede disfrutar de la compañía de sus amigos y de sus nietos, que son un pilar fundamental para ella. Además, esto le ha permitido reconectar con lo que realmente importa, alejándose del bullicio de la vida social a la que estaba acostumbrada.
Ahora, tras la partida de Luis, Gunilla, que ha reconocido estar destrozada, enfrenta una nueva etapa. Su paraíso en tierras malagueñas le proporcionará la tranquilidad que tanto desea mientras navega por este difícil momento.
La fortaleza que ha mostrado a lo largo de los años le ayudará a seguir adelante. Todo mientras sigue honrando la memoria de Ortiz y cultivando el amor que compartieron.
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