La isla de Koh Tao, en Tailandia, ha cautivado a un gran número de turistas. La vida marina de su resort y el buceo son uno de sus grandes atractivos aunque en la última década es más conocida por los sucesos extraños que suceden en ella. La incapacidad de explicar las muertes ha provocado la disminución del turismo por el miedo.

El comienzo de esta serie de fallecimientos extraños en la isla fue en 2014. Ese año, dos jóvenes británicos fueron asesinados. De ellos, la mujer fue agredida sexualmente antes de su muerte. Los acusados de perpetrar este crimen fueron dos visitantes de Birmania a los que se condenó a la pena de muerte aunque finalmente se conmutó por cadena perpetua. Ellos, sin embargo, han asegurado que confesaron el crimen a causa de la tortura ejercida por la Policía y se retractaron de haber consumado los asesinatos.

En los últimos años, se han producido otras muertes de turistas procedentes de Bélgica, Francia, Reino Unido, Rusia y Nueva Zelanda. Un ciudadano británico, Nick Pearson, fue hallado muerto en la bahía de Koh Tao bajo un acantilado de quince metros. Aunque la policía del país defendía que se había precipitado, varias heridas en su cuerpo, cara y extremidades hacían sospechar que hubiera sido atacado.

Otra imagen de la isla tailandesa Koh Tao, conocida como la "isla de la muerte"

En 2015, un año más tarde de los dos primeros sucesos extraños, las autoridades tailandesas concluyeron que la turista Christina Annesley falleció por causas naturales tras mezclar antibióticos con alcohol. El cuerpo de esta mujer se dejó durante varios días en un templo antes del examen post-mortem. El médico forense de Reino Unido se negó a aceptar los resultados de estas pruebas posteriores a la muerte. Otro caso llamativo fue el de Dimistri Povse, que fue encontrado colgado en un bungalow con las manos atadas a la espalda.

El último de estos sucesos extraños ha sido el fallecimiento de un magnate hotelero y su esposa. Esta pareja había viajado a la isla junto con su hijo para disfrutar de unas vacaciones familiares. Cuando terminaron el registro en el resort de lujo de Koh Tao, la pareja se fue a la piscina mientras que su hijo se daba un paseo por la playa.

Cuando el joven regresó al hotel, se encontró los cuerpos de sus padres flotando en la piscina. Las autoridades manejan la hipótesis de que una de las víctimas podría haber tenido alguna dificultad en la piscina y la otra habría sufrido lo mismo al acudir en su ayuda. Los cadáveres van a ser sometidos a la pertinente autopsia para conocer los motivos de este fallecimiento. La policía de Tailandia ha confiscado el equipo de vigilancia del hotel en búsqueda de pruebas, a pesar de que las cámaras estuviesen apagadas en el momento del suceso.

Algunas familias de los fallecidos han criticado las irregularidades de algunas de las investigaciones. Han llegado a asegurar que esta manera de actuar de la policía podría deberse a operaciones de la mafia a la que vinculan con las autoridades locales de Koh Tai.