La estación de Paral-lel, cuentan los propios vigilantes, se ha convertido "en una de las más conflictivas a primera hora del sábado y el domingo". El vigilante, de origen africano, un chico corpulento y deportista que lleva algo más de un año trabajando en el metro de la capital catalana, se ha acercó a las ocho personas -cuatro mujeres y cuatro hombres- que se decían de todo sin llegar a las manos. Tras advertirles, los españoles, según la versión de los testigos, se marcharon. Después de dejar pasar unos minutos prudenciales y lograr convencerles, los dominicanos también accedieron a abandonar la terminal. No sin insultar repetidamente a los hombres de seguridad durante el trayecto.

En la zona de validaciones, uno de los hombres sacó una navaja, se abalanzó de manera violenta hacia el vigilante, que intentó que no le alcanzara alguna zona que hubiera resultado mortal. “El agresor apuntaba a corazón, estómago y cabeza, pero él ha conseguido defenderse y solo tiene cortes muy profundos en los brazos. Está muy fuerte y es muy atlético. Si llega a ser otro, lo mata”. El otro hombre dominicano hizo ademán de meterse en la bronca y llegó a golpearle, pero el otro vigilante consiguió apartarlo. Las mujeres se quedaron al margen.

Al ver que no podía con él, el asaltante y sus acompañantes huyeron. El jefe de los dos vigilantes de seguridad, que llegó cuando estaban sucediendo los hechos, les siguió a una distancia prudencial. Una vez en la calle, según el relato de los que presenciaron la escena, una patrulla de los Mossos detuvo a los atacantes “a punta de pistola”. El herido permanece ingresado con heridas de arma blanca en los brazos pero sin que se tema por su vida.