Esta semana las peleas y conflictos entre inmigrantes africanos han provocado una gran inquietud entre turistas y vecinos de la localidad costera de Magaluf, en Mallorca. Los contínuos incidentes, esta vez entre inmigrantes senegales, cuando normalmente son los turistas británicos, ha provocado incluso la intervención de la asociación de vendedores ambulantes.

En 2018 incluso hubo patrullas ciudadanas en la zona para acabar con la prostitución y la delincuencia asociada a esta actividad.Gracias a aquella medida se logró reducir los problemas en la zona del Arenal mallorquín.

Abdul, un respresentante de la asociación de vendedores senegales explicaba el pasado miércoles en el diario El Mundo que él mismo "sentía miedo de salir de casa en dirección a Punta Ballena a altas horas de la noche". Los senegales honrados se quejan, precisamente, de estos compatriotas que delinquen con pequeños hurtos o menudeo en las playas, "porque pagamos justos por pecadores".

Se estima, a falta de un censo oficial, que en Magaluf residen todo el año unos cien senegaleses. Pero durante el verano las zonas de Calvià y Santa Ponça solo para trabajar como manteros en temporada alta. Cuando desciende el turismo muchos vuelven a su país  contando las "bondades" de la isla y hacen efecto llamada para que la siguiente temporada otros decidan imitarlos.

En agosto varios de estos representantes de los senegaleses que viven en Mallorca se desplazaron hasta el Ayuntamiento de Calvià para explicarle en primera persona al alcalde, el socialista, Alfonso Rodríguez Badal, los problemas a los que se enfrentan en su día a día por culpa de los compatriotas que roban violentamente a los turistas.