Una demanda de paternidad se encuentra paralizada ante la desidia de algunos funcionarios. Un ciudadano de Gerona de 50 años alegó ser hijo de un importante empresario cacereño fallecido hace años.

Al quedarse embarazada la madre del demandante, empleada de hogar, fue despedida por el empresario y comenzó un calvario para la mujer. Se vio en la calle, sin trabajo, sin dinero y con un embarazo.

A duras penas pudo sobreponerse a la delicada situación y criar a su hijo. Posteriormente éste emigró a Cataluña, donde actualmente vive y consiguió realizar una carrera universitaria. El demandante pretende que se haga justicia, quiere su dignidad, la de su madre y recibir lo que le corresponde por herencia, que puede estar en torno a un millón de euros, dado que lo que dejó su padre ha de compartirlo con sus presuntos hermanos biológicos. Para ello necesita la preceptiva prueba de ADN.

Este asunto ha estado rodeado de dificultades desde el principio. La primera, fue localizar en el cementerio el féretro del presunto padre, dado que varios familiares tenían los nombres y apellidos iguales. Eso supuso más de 18 meses de trabajo para localizar el verdadero cadáver.

Otra dificultad surgió al no conocerse el domicilio de uno de los presuntos hermanos biológicos del reclamante al que también había que notificar la demanda de paternidad, que hizo que se perdiera mucho tiempo también.

El supuesto padre fue exhumado del cementerio en presencia de la comisión judicial hace más de año y medio. Se tomó del cadáver restos óseos para compararlos con saliva de quien demanda ser hijo del adinerado empresario. Una vez que se tenga el análisis de AND en cuestión, el Juzgado citará a todos los afectados para el juicio oral.

El Instituto de Toxicología lleva más de un año con los restos del cadáver para hacer la comparación de ADN entre el presunto hijo con su progenitor y aún no ha realizado el estudio. Lo normal es que esto dure dos meses, como mucho.

En el juicio declararán los testigos conocedores de estos hechos y los peritos científicos sobre el ADN y el porcentaje de posibilidad de que haya parentesco entre el presunto padre y el demandante.

Con todo este cúmulo de retrasos parece que el asunto se alargará otros dos años. “Es incomprensible tal retraso, dado que donde se lleva el proceso judicial no es una ciudad con atasco judicial como Utrera (Sevilla), en la que hay un caso que sobresale, cual es el de un tetrapléjico, pobre jornalero, que tras 15 años aún no ha recibido la indemnización que le corresponde, más de 800.000 € y, encima, habiendo ya una sentencia firme que se la reconoce”, asegura Fernando Osuna, abogado del demandante.