Los familiares de Álvarez no dieron ninguna credibilidad a la versión del suicidio y no dudaron en apuntar entonces a Mari Ángeles Molina, más conocida como “Angie”, quien actualmente cumple una condena de 22 años por el asesinato de su amiga Ana Páez en 2008, para cobrar seguros de vida por valor de casi un millón de euros.

Al ser interrogada, Angie contó que en su casa se utilizaba el producto de limpieza de lavadoras conocido como “Calgón” y que, cuando quedaba poca de esta sustancia, se reservaba en un frasco de cristal que se situaba al lado de la tostadora, pudiendo haber sido la ingesta por parte de su marido un accidente. También barajó la posibilidad de que se hubiese tratado de un robo por objetos de valor que faltaban en el domicilio, entre ellos una cartera negra que aparecería dos años después en su residencia de Barcelona cuando fue detenida por el asesinato de Ana Páez.

Sin embargo, el caso vuelve a estar abierto debido al informe forense presentado por Feliz Ríos, presidente de la asociación Laxshmi, quien es el principal artífice de la acusación. Su pesquisa parece indicar que Angie habría rellenado con fosfato las capsulas de suplementos vitamínicos que consumía su marido.

Ana Páez, la primera víctima de Angie

Ante estos hechos la policía tomó declaración nuevamente a los conocidos de la pareja quienes esclarecieron algunas de las circunstancias que atravesaban: “Juan me comentó que ella era una compradora compulsiva y se gastaba el dinero en el casino. Discutían cada día. Poco antes de morir, él contrató a un detective para que investigara a Angie y descubrió que tenía encuentros con otros hombres y que se prostituía. Me dijo que tenía pensado ir a ver a un abogado y que iba a arruinarla por haberle sido infiel”, declaró una amiga del matrimonio.

Uno de los hechos incriminatorios que más parece señalar a la viuda es el hecho de que dos meses antes de la muerte de Álvarez, Angie ya había matriculado a su hija en un colegio de Barcelona lo que ofrece indicios de premeditación.

La muerte de su marido supuso para Angie ingresos de 40 millones de pesetas (240.404,84 euros) en herencia, venta de propiedades y acciones.

Caso Ana Paéz

Durante el juicio por el asesinato de su amiga Ana Paéz se describió el perfil de Angie como el de una asesina “fría y calculadora”, plenamente consciente de sus acciones, quien fue capaz de hacerse pasar por una de sus amigas durante dos años con una peluca y un DNI falso para contratar seguros de vida a su nombre que alcanzaban la cifra de un millón de euros y cobrarlos después del crimen.

Contratando los servicios de dos gigolós relleno un bote con semen con el único fin de simular que Ana Páez, a quien había adormecido y asfixiado después de citarla en su apartamento, había sido víctima de un ataque sexual.

Estos actos le valieron los calificativos de “psicópata” por la acusación particular y de “muy inteligente, fría y calculadora” por el fiscal mientras se desarrollaba su juicio por estafa y asesinato.