Los Mossos de Escuadra están buscando a Ana María González Farelo en la localidad barcelonesa de Villasar de Dalt.

Ana María tiene el pelo castaño, liso y corto. Es de ojos marrones y comprensión gruesa. Además sus brazos se encuentran tatuados. La última vez que la vieron vestía pantalones largos lila, top y chaquetilla gris de manga larga y chancletas de playa.

El sábado Ana María cogió el coche, de marca Dacia Duster, de color negro y matrícula 7299HTL, con la intención de irse a pasar unos días junto a su hermana y probar si su estado de ánimo mejoraba. Ana María llevaba arrastrando desde hace tiempo una depresión y en alguna ocasión tuvo un brote desesperado de intento de suicidio. Así lo ha explicado su marido David para El Cierre Digital: “Estaba pasando una mala racha. De cara a nosotros, su hijo y a mi, no lo demostraba para no hacernos daño. Siempre que se iba a pasar unos días a casa de alguien se llevaba unas mudas pero ese día no. Solo portaba consigo los fármacos para su enfermedad y la ropa que llevaba puesta.”, declara el marido de Ana María.

“Viendo que no había cogido la ropa interior, llamé a su hermana y me confirmó que mi mujer no estaba con ella. Rápidamente me lancé a la carretera para averiguar su paradero. Fui por los sitios que creía que podía estar y no encontré nada”, explica David.

Su móvil, una pista clave

El día que desapareció aparte de los fármacos llevaba también su teléfono móvil. Su marido David intentó varias ocasiones llamarla, pero ella no respondió. También le mandó mensajes por whatsapp que la mujer leyó pero no obtuvo respuesta.

                                           La desaparecida en el cartel de SOSDesaparecidos.

Únicamente unos amigos de la desaparecida lograron que les contestase los mensajes que enviaron a la mujer. A uno de ellos le envió un video de la cantante Madonna y a otro le contó que pretendía quitarse la vida. En torno a las once y media de la noche de aquel día el teléfono de Ana María se quedó sin cobertura.

Una búsqueda sin geolocalizador

Está siendo una búsqueda muy desesperada porque los trámites burocráticos de los Juzgados están retrasando el intento de tener un perímetro de búsqueda determinado. Se habla de un caso delicado puesto a que se trata de una persona vulnerable, por el cuadro de ideas suicidas que presenta.

“Se necesitan unos rastreadores para que funcione el sistema de geolocalizador. Este elemento de búsqueda no puede funcionar sin el consentimiento de un Juzgado. Con este trámite se están perdido dos o tres días para localizar a una persona. En casos como el de Ana María, siendo una persona vulnerable con tendencias suicidas, se habla de salvar una vida. En estos casos no se puede perder tanto tiempo", dice Joaquín Amils, presidente de SOSDesaparecidos.

"Pedimos que se agilicen los trámites y que la Policía pueda tener acceso a los registros del móvil a través de los datos ofrecidos por la compañía telefónica. De este modo se podría delimitar mejor y más rápidamente una zona de búsqueda y con ello salvar una vida", añade Joaquín Amills.

Debido a estos problemas el trabajo de los Mossos, quienes se han encargado de este caso, está siendo muy complicado por no poder acotar una zona de búsqueda donde comenzar las investigaciones.