La propietaria de la residencia es Martha Linn y la compró, junto a su marido Darwin, en 1994 cuando salió a la venta en oferta pública. Aunque ella no estaba segura de comprarla en un principio pues conocía la leyenda de los asesinatos finalmente se decidió como complemento al museo que dirigían ella y su marido sobre la historia de Vellisca. Años más tarde, en 2011, Martha vendió el museo después de la muerte de Darwin para ocuparse por completo a “la casa embrujada”.  

El matrimonio restauró la propiedad con ayuda de fotos y registros judiciales con el fin de devolverla a su estado original ya que entre 1912 y 1994 el lugar sufrió diferentes remodelaciones y modernizaciones. 

El asesinato y el origen del embrujamiento  

El asesino entró en la casa y cogió una lámpara de aceite de uno de los tocadores, dobló la mecha para minimizar la llama y que se viese lo menos posible. Al mismo tiempo, tomó un hacha que encontró en el cobertizo de carbón de la casa.  

Cargado con el hacha, el asesino pasó junto a una de las habitaciones donde dormían dos niñas de 12 y 9 años y subió las escaleras de madera para llegar a otras dos habitaciones. En una de ellas había cuatro niños pequeños más, pero el asesino tenía como primer objetivo llegar a  la habitación donde los padres dormían, Joe Moore de 43 años y su esposa, Sarah.  

El asesino llegó al borde de la cama, alzó el hacha tan alto que rompió el techo y con toda su fuerza dio con la parte plana del arma en el cráneo de Joe Moore, matándolo en el momento. Antes de que su mujer pudiera percatarse de la situación le dio un golpe que también la mató al instante.  

El hacha que fue el arma homicida del suceso aquella noche de julio de 1912, cuando un asesino mató a una familia con seis niños. 

Tras matar a la pareja, el asesino fue a la habitación donde dormían los cuatro niños pequeños y los mató con la misma arma homicida que a sus padres. Según las reconstrucciones judiciales del caso, los niños, Herman de 11 años; Katherine, de 10; Boyd, de 7 y Paul, de 5 no se despertaron antes de ser asesinados.  

El asesino no hizo ningún ruido para no despertar a las niñas que dormían abajo, que eran amigas de Katherine, Lena e Ina Stillinger. El agresor bajó las escaleras y también las mató, aunque la mayor de las jóvenes se pudo despertar antes de ser asesinada.  

Después de haber asesinado a todos los que estaban en la casa, el asesino volvió a subir y con el hacha destrozó las cabezas de los Moore hasta hacerlas irreconocibles. La misma suerte corrieron las cabezas de las invitadas de la planta de abajo. Los que siguen estos acontecimientos, aseguran que las almas de los niños y sus padres aún habitan en la casa

El agresor, utilizó ropa de cama y otras prendas para cubrir las cabezas de los asesinados. Después, recorrió la casa colgando telas sobre cada espejo como si fuese una especie de ritual.

Hasta el día siguiente, el asesino no se fue de la casa. Cuando se marchó, cerró la puerta y se llevó las llaves. Ese mismo día los cuerpos fueron encontrados causando un gran impacto en la pequeña ciudad y en los pueblos aledaños. El asesino nunca fue localizado. 

Otro suceso misterioso

La casa gozaba de una importante reputación entre los investigadores paranormales y los curiosos que gustaban de estas historias. Tenía fama de estar embrujada y era muy visitada. Por este motivo, Martha y Darwin vieron oportunidad de negocio y la adecuaron para que, además de visitarla, se pudiera pasar allí la noche.

La casa era cuidada por Johnny Houser, encargado también de recibir a los huéspedes. De esta forma, el 7 de noviembre de 2014, acogió a un huésped que esa noche se quedaría con sus padres en la casa. 

El huésped, de 50 años, llevaba un cuchillo de caza atado al cinturón. Cuando el hombre entró en la casa con sus padres, le dijo a Johnny que era un cazafantasmas y que “le daría su merecido a la casa”. Al día siguiente, cuando Johnny se despertó vio que había cientos de publicaciones en redes sociales donde lo etiquetaban y tenían como título: “Hombre se apuñala en la Casa del Asesino del Hacha”.  

Rápidamente, Johnny entró a la casa y lo primero que vio en la cocina fue un osito de peluche envuelto en una manta, cosa que no le llamó la atención pues muchos visitantes dejaban peluches para los niños asesinados aquella noche de 1912.  Sin embargo, en esta ocasión, el osito estaba lleno de sangre, por lo que decidió llamar a la propietaria de la casa, Martha antes de seguir buscando.

Ya los dos juntos, subieron al cuarto de los niños, donde encontraron al cazafantasmas con su propio cuchillo atravesado en el pecho. Se había auto infringido la herida tras hacer una especie de investigación paranormal en el dormitorio.  

Años después, Johnny se encontró con el cazafantasmas en el rodaje de un programa de televisión que trataba sobre “la casa embrujada”, llamado Kindred Spirits, y cuyos productores convencieron al apuñalado para que interviniese en el documental y mostrase el lugar donde casi pierde la vida.  

El hombre dijo entre sollozos que esa noche había arruinado su vida porque todo el mundo pensaba que estaba loco, sin embargo, él no recordaba nada, solo que se despertó en el hospital con la herida de cuchillo en el pecho.  

"La Casa del Asesino del Hacha" sigue abierta al público y sigue recibiendo visitantes a diario, pues es una parada obligatoria en los tours sobre lo paranormal en Estados Unidos. Con las restricciones del Covid-19, cerró sus puertas temporalmente.  

Todos sus visitantes tienen una historia que contar cuando pasan la noche en la casa, pero ninguna ha sido tan tenebrosa como la del cazafantasmas que se apuñaló el pecho con su propio cuchillo o el asesino que mató a toda la familia de los Moore.