Lo advierten los expertos, las organizaciones de la salud de diversas partes del mundo e incluso la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS): “el consumo de soluciones de dióxido de cloro o de soluciones de clorito de sodio (MMS) pone en riesgo la salud”. A pesar de ello, de tanto en tanto, cuando aparecen enfermedades degenerativas, otras como el SIDA, la malaria, el Covid-19 o el autismo, autodenominados “expertos” en remedios alternativos recomiendan el uso del clorito de sodio (CDS). Este compuesto químico si se mezcla con un ácido suave da lugar al dióxido de cloro y si se diluye con agua al MMS (Miracle Mineral Solution, en español, Solución Mineral Milagrosa).

Recientemente, como alertaba el integrante de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) Luis Santamaría, a través de su cuenta de Twitter, se ha vuelto a difundir el uso de dióxido de cloro para “curar” a niños con autismo. “Niños con autismo en peligro en España. Ayer un padre ‘pedía ayuda’ así en un grupo de Telegram”, comenzaba a relatar el problema el experto en sectas, adjuntando capturas de la conversación.

En ella, el padre quería “saber si hay algún testimonio de curación en España” para el autismo que sufren sus dos gemelos, ya que su mujer “no está de acuerdo con el CDS” y necesita “que lo vea con sus propios ojos”. Las respuestas parecían achacar la culpa al consumo de azúcar, las vacunas o la lactancia artificial.

Luis Santamaría afirma en una conversación con elcierredigital.com que el hecho de informar sobre el uso de clorito de sodio y sus derivados como método de “curación” para aquellos que tengan autismo no responde a que “suponga una novedad”, sino que se debe a una llamada de atención “sobre los extremos a los que se llega, sin que las autoridades investiguen o intervengan. Estamos hablando de un daño inmenso a personas doblemente vulnerables: por ser niños y por tener autismo. No hay derecho”, clama.

El MMS, el desinfectante tóxico vendido como producto “milagro”

Al hacer una búsqueda rápida en Google sobre uno de los derivados del clorito de sodio, el MMS, son varios los artículos que aparecen sobre expertos informando sobre sus riesgos. Uno de los últimos data de noviembre de 2020. Realizado por la AEMPS a raíz del incremento en su consumo para combatir la Covid-19, desde la agencia advertían que “no existe ninguna prueba científica que avale estas supuestas propiedades y que el consumo del dióxido de cloro —que califican de “oxidante fuerte”— “supone un riesgo para la salud y que puede ser grave en algunos pacientes y requerir hospitalización”.

Estas alertas de la AEMPS se remontan a 2010, cuando también advirtieron sobre sus riesgos. También lo han hecho la FDA (Food and Drug Administration) de Estados Unidos, la OPS (Organización Panamericana de la Salud) la TGA (Therapeutic Good Administration) de Australia y otras muchas organizaciones dedicadas a la salud a nivel mundial.

Botellas de dióxido de cloro.

El catedrático de Biología celular y Neurobiólogo José Ramón Alonso Peña publicaba en su blog un artículo alertando sobre la composición de este “medicamento milagro” y sus riesgos. Según explica, el MMS “es una solución al 28% de clorito sódico en agua destilada”. Lo define como “una sustancia muy oxidante con base en cloro, que es la definición de ‘lejía’”. El dióxido de cloro se consigue al mezclar esta disolución con el ácido cítrico del jugo de un limón, como recomiendan los vendedores de esta sustancia.

Según continúa el catedrático, el clorito de sodio “es una lejía muy utilizada en la industria: se usa para blanquear la pasta de papel, para blanquear fibras textiles y para desinfectar. Es una de las lejías industriales más utilizadas en el mundo por su bajo precio y su acción radical. La lejía se puede usar en el ámbito sanitario, pero para limpiar el suelo con una fregona, no para dárselo a nadie”.

Entre los síntomas que podrían derivar del consumo de esta sustancia, desde la AEMPS afirman que se encuentran: “náuseas, vómitos, diarrea, que pueden llevar a deshidratación, fallo renal, anuria, anemia hemolítica y metalhemoglobinemia”. A pesar de ello, los defensores del consumo del MMS suelen justificar estos síntomas como “parte del proceso de curación”.

Luis Santamaría expone ante elcierredigital.com que a pesar de que “las autoridades sanitarias, los científicos y los divulgadores han advertido contra los peligros de sustancias como el MMS y el dióxido de cloro, es tremendo el volumen de interés y atención que atraen quienes se dedican a presentarlos como el remedio para todos los males, consiguiendo grandes negocios”. Y es que, aunque el precio de venta de este producto es bajo, los que lo comercializan como producto “milagro”, lo ofrecen a un precio muy superior.

Inicios del MMS

Según los expertos, los inicios del MMS como producto milagro datan del año 2006, cuando Jim Humble publicó el libro ‘The Miracle Mineral Solution of the 21st Century’. Humble se autoproclamó más tarde “obispo” y fundó su propia “iglesia”, llamada Iglesia del Segundo Génesis de Salud y Sanación. El experto en sectas Luis Santamaría la califica de “secta creada en torno a este tipo de lejía”. La razón: “al darle a su movimiento el carácter religioso, sus ideas y prácticas están protegidas por la primera enmienda de la Constitución de los EE.UU”.

Jim Humble con botes de MMS.

Para Santamaría, esto hace que este tipo de “pseudoterapias” sea estudiado por los expertos en sectas: “Desde hace unos años, el auge de las pseudoterapias y de las teorías de conspiración en materia de salud hace que la investigación en torno al fenómeno sectario tenga que incluir un seguimiento muy de cerca de foros y grupos en redes sociales que se dedican a estos temas. La razón es que las técnicas de captación e influencia de estas realidades son prácticamente idénticas a las de las sectas, y lo mismo los efectos sobre sus víctimas”, explica en una conversación con elcierredigital.com.

Los daños producidos por el consumo de clorito de sodio pueden no ser inmediatos, pero acaban saliendo a la luz con el paso del tiempo y a medida que la ingesta continúa. En algunos casos, como el de la mujer del estadounidense Dough Nash, llega a provocar la muerte. “El MMS mató a mi mujer”, declaró a la cadena americana ABC en el año 2016.